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Teresa Salas muestra unas castañas junto a su conocida locomotora en La Porticada. Daniel Pedriza
La Porticada ya huele a castañas

La Porticada ya huele a castañas

Legado ·

La familia Salas lleva una vida dedicándose a mantener viva la tradición con su locomotora

Laura Masegosa

Santander

Lunes, 2 de diciembre 2024, 01:00

En el corazón de Santander, justo en la Plaza Porticada, Teresa Salas y su marido, Jesús Palazuelos, atienden uno de los puestos de castañas asadas más emblemáticos de la ciudad. Detrás de cada cucurucho que entregan hay una historia familiar de esfuerzo y tradición que ... comenzó hace más de tres décadas, cuando los abuelos de Teresa iniciaron el negocio vendiendo castañas en invierno y helados en verano. «Mis abuelos empezaron con esto, pero nosotros no siempre estuvimos aquí», recuerda Teresa. «En sus primeros años vendían donde estaba el Teatro Pereda, también en la Plaza de las Estaciones y en Numancia. Nosotros llegamos a la Porticada cuando los primos de mi padre, que tenían este puesto, se jubilaron y lo cedieron a nuestra familia».

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