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Cajas y cajas de cerveza, de vino, de champán, cava, ron y ginebra... Ayer los distribuidores no daban abasto para avituallar a los bares del centro de Santander. «Más vale que sobre y no que falte. Lo que no se beba la tarde de ... este sábado, se guarda para Nochevieja». Ángeles Alonso, responsable del restaurante A banda arroz... y más, en Peña Herbosa, sabe lo que le espera mañana por la tarde, cuando la tradicional fiesta de 'tardebuena' regrese a la calle sin restricciones tras dos años de pandemia. «Habrá mucha gente. Se nota porque hay muchas ganas de disfrutar sin limitaciones», cuenta ella, que ha comprado un lote de más de 1.000 vasos de plástico y va a contar con dos camareros más.
Los hosteleros se están preparando para hacer caja y, en su mayoría, celebran lo que está por venir. «Hemos comprado un 30% más de bebida y de comida, por lo que pueda pasar y vamos a pasar de ocho camareros a once», confiesa Iván Gutiérrez, responsable del restaurante Fuente Dé, otro de los clásicos de esta fiesta que cada año sirve para calentar motores de cara a la cena de Nochebuena. «Lo importante es que no llueva», matiza Gutiérrez. Sobre todo porque la calle se abarrota de gente con sus copas y el espacio en el interior de los bares es finito. «Con agua, se acaba la fiesta», y queda acreditado con la experiencia de otros años.
No fallarán los jóvenes que hacen botellón, algo que constituye una buena parte de la masa social que tomará el lugar desde el mediodía de este sábado y hasta las diez de la noche. «Eso es lo que menos aporta porque a esos no les vendemos nada. Por eso nosotros no abrimos. Nos iremos para casa a las seis de la tarde, para que todos podamos disfrutar con la familia», señala Juan Blanco, responsable de La Pirula.
Tampoco abrirá otro de los clásicos de esta cita, El Tivoli en la calle Marcelino Sanz de Sautuola: «Está habiendo demasiada gente, mucha, y ya no podemos con ello», señala el dueño, Javier Martínez. «Ha dejado de salirnos rentable en el balance de esfuerzo y ganancia». Pero detrás de su decisión de cerrar a las cuatro y media de la tarde está la inseguridad que se instala en las calles cuando el alcohol y la muchedumbre se unen. Algo que se deja notar también en el Río de la Pila, donde la 'tardebuena' tiene también otro centro neurálgico de la fiesta. «Cada fin de semana hay alguna pelea, algún lío», cuenta una camarera que prefiere omitir su nombre y el local para el que trabaja.
En La Tienduca, que hace esquina en el inicio de la zona de ocio nocturno, se han pertrechado con cientos de litros de alcohol incluido el cava; y han contratado a dos camareros más. «La calle va a estar muy animada porque vamos a organizar varias actividades», cuenta Carolina Cristea, propietaria del pub. La Asociación Cultural Río de la Pila dará un caldo popular a las dos de la tarde, y ha organizado un concierto para la una, con el grupo The Cobertizo. Más tarde, a las seis y media, sonará la música de los DJs. «Nosotros vamos a trabajar hasta las 22.00 horas que hay que liberar la calle», confiesa Mariano Casati, propietario de Escándalo y de 1769, dos locales de la calle. «La gente tiene muchas ganas y estamos contentos porque al fin recuperamos la normalidad».
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