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María Fernández, de 93 años, nunca había visto las luces de Navidad. Hasta ayer. «En Cabuérniga, de donde soy, no hay luces así. Solo las de las casas, y pocas», cuenta. En sus ojos se reflejaba la emoción de las primeras veces. Esa sensación de ... estar a punto de ver algo que tantas veces has observado a través de imágenes. ¿No dicen que nunca es tarde para hacer algo por primera vez? Ayer María cumplió un sueño gracias a la iniciativa de Pide Taxi Cantabria, que por quinto año consecutivo han puesto sus vehículos a disposición para que las personas de las residencias de mayores puedan disfrutar de las luces de Navidad de Santander. El Diario Montañés les acompañó en este viaje tan especial.
A eso de las 17.00 horas Álvaro Fernández esperaba en la portilla de la Residencia de Ancianos Santa Lucía, en Cazoña, con la mirada puesta en la carretera y ansioso porque apareciese el primero de los coches. «Estoy nervioso», confesaba. Minutos después, dieciséis taxis decorados con globos y espumillones y al son de villancicos fueron llegando al centro donde todos, además de Álvaro, aguardaban impacientes. Los trabajadores de la residencia fueron organizando las salidas rápidamente. Todos estaban atentos esperando a que cantasen su nombre y poder subirse al taxi. La ilusión se reflejaba en sus caras cuando les iba tocando la vez. «A ver si este año están igual de bonitas que el año pasado», le decía Asun Fernández a Sor Teresa al tiempo que se subía al taxi junto a María Fernández, la misma que encabeza este reportaje. Al contrario que María, a sus 63 años Asun ha visto las luces muchas veces y cada año se apunta a esta iniciativa de Pide Taxi.
Los 30 años que separan a estas dos mujeres no fueron un impedimento para que disfrutasen juntas de la magia de la Navidad. «Ay madre», se le escapó a María cuando el taxi arrancó. La fila de vehículos comenzó a circular hacia el centro de la ciudad llevándose la mirada de todos los peatones. La sonrisa no se borraba de las caras de los 43 mayores que disfrutaron de esta experiencia. Ya en la rotonda de Cuatro Caminos comenzó el asombro. «María, mira qué bonito», gritaba emocionada Asun. Ella se limitaba a mirar cada detalle, moviendo la cabeza paras todas partes y sin decir palabra. «No me lo puedo creer», susurraba. Mientras los taxis circulaban por la calle San Fernando hasta llegar a la rotonda de Puertochico, David Barbero, el conductor de Asun y María les iba señalando los puntos más luminosos.
Al llegar a la plaza del Ayuntamiento les esperaban la concejala de Servicios Sociales, Zulema Gancedo; el concejal de Fomento, Agustín Navarro; la concejala de Empleo, Chabela Gómez y la concejala de Deportes, Beatriz Pellón. Allí aprovecharon para hacerse una foto de familia e inmortalizar así un momento especial y único para muchos. Tras un buen rato disfrutando de las luces y del ambiente navideño, pusieron rumbo a la residencia, donde María y Asun pasaran las fiestas. Emocionadas, se fueron saludando a todas las personas desde dentro del taxi. «Me siento importante», reconocía Asun. Y es que, al fin y a cabo, el propósito de esta iniciativa es que se sientan como reyes. «El fin es acercarles un poquito la Navidad porque ya que están en centros que sepan que, en este caso, el gremio del taxi nos acordamos de ellos», apuntó Pilar Terán, presidenta de los taxistas de Santander.
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