Primeras huellas de la intervención del Parque 2020 en la zona de Cabo Mayor

A lo largo del recorrido, tanto a la derecha como a la izquierda de cada una de las tres sendas, se plantarán dos especies autóctonas de tres metros de altura para favorecer que echen raíces en la zona de acantilado, que es especialmente ventosa. La selección de árboles ha tenido en cuenta estas condiciones climatológicas adversas y se plantarán arces, abedules, robles, alisas, fresnos y tilos.

Cada uno de los ejemplares se planta en memoria de una víctima del covid, por este motivo, cada árbol estará identificado con una placa conmemorativa con los datos personales del fallecido y una frase que los familiares decidan, si así lo han solicitado.

La ubicación exacta de este nuevo parque es junto a la zona de eucaliptos y pinares, dejando un margen de separación con respecto a la línea de costa. Más allá de esta intervención, donde todavía falta incorporar los bancos para descansar, la iluminación y una zona de mirador, el resto del lugar se dejará como pradera silvestre, ya que uno de los objetivos principales del proyecto es garantizar la belleza natural de Cabo Mayor.

La ejecución del parque corre a cargo de La Encina, con un presupuesto de 300.219 euros y un plazo de dos meses para su puesta a punto, por lo que será este mes de enero cuando quede completado si el ritmo de los trabajos avanza según lo anunciado.

De esta forma, en primavera ya se podrá pasear por este nuevo espacio natural que ocupara 20.000 metros y que se ha concebido como «un lugar solemne» por el paisajista Luis González-Camino y el arquitecto Joaquín Bustamante.

«La clave del proyecto es el total respeto a la extraordinaria ubicación del parque. Se trata de un lugar en el que, aunque no se hiciera nada, ya tiene una belleza increíble. De ahí, la responsabilidad de este trabajo y por eso se ha mantenido un margen de distancia respecto a la línea de costa, donde no se va a intervenir», explica González-Camino.

Los primeros cambios que se perciben en la vaguada de Cabo Mayor han generado algunas críticas de ciudadanos que se muestran en contra de que se transforme dicho espacio natural. Para acallar estas dudas, desde el Ayuntamiento se ha subrayado en diversas ocasiones que el parque se construye utilizando los elementos ya existentes y aportando nuevos elementos vegetales, de mobiliario, de iluminación y pavimentación.

Además, los técnicos han especificado que la pradera será segada «como máximo» dos veces al año para contribuir al fomento de la biodiversidad. Con ello, se quiere preservar al máximo la riqueza natural y paisajística de esta vaguada.

La vista desde Cabo Mayor, el corte del acantilado, las praderas verdes en contraste con el azul del mar pasarán a enmarcar de manera permanente un hito de nuestra historia reciente: la pandemia mundial y el recuerdo a los que fallecieron en Santander a consecuencia de ella. «El Ayuntamiento ha elegido una de las mejores ubicaciones de la ciudad, si no la mejor, para hacer este homenaje a las víctimas», resaltó la alcaldesa, Gema Igual, el día del inicio de los trabajos de ejecución del parque, el pasado 23 de octubre.

Por su parte, González-Camino ha manifestado en numerosas ocasiones que la responsabilidad de este proyecto reside en «respetar la belleza natural del paraje». «El proyecto planteado quedará integrado al resto de la campa y la pradera no se interpondrá, sino que será una continuación. El paisajismo no consiste solo en la parte estética; se trata de generar espacios bien comunicados entre sí, con armonía y que sirvan para la finalidad con la que se han propuesto», detalla el paisajista.