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Desde fuera, la finca del número 31 de Los Castros parecía un bosque delimitado por altos muros. En su interior, se veían árboles de diferentes especies que se erigían, incluso, a varias decenas de metros de altura. Pero ya no están. La propietaria, Grupo ... Robera, convertirá el espacio en una urbanización con 35 viviendas, una actuación que, tras anunciarse, despertó todas las alarmas. Vecinos de la zona y grupos de la oposición, como Unidas por Santander (UxS), pusieron el grito en el cielo al ver el proyecto de obra, que no contemplaba su conservación y que retira «decenas de árboles». Desde la promotora, tratan de calmar los ánimos: «La mayoría eran eucaliptos o ejemplares en mal estado, podridos por dentro. Nuestra intención es sustituirlos por árboles autóctonos», asegura el representante de la empresa, José Ramón Cornejo.
El arbolado de la finca llamó la atención del grupo inmobiliario desde el momento de la adquisición, aseveran. «Lo primero que se hizo fue estudiar si había especies protegidas o dignas de mantenerse», relata Cornejo. La conclusión del Grupo Robera fue que no. Para llegar a ella se encargó un informe del arbolado existente a un equipo medioambiental que, tras analizar uno por uno los árboles de la finca, expuso a principios de este año que «es un arbolado no protegido por normativa europea. En su mayor parte son especies alóctonas o comunes en la región con un escaso interés ecológico».
Las especies ubicadas en la finca eran, en concreto, azahar de la china -alóctona y de valor ecológico «muy bajo»-, laurel -autóctono y de valor «medio»-, eucalipto -foránea y que produce «empobrecimiento de los suelos»-, ciprés -foráneo-, chopo -autóctono, «algunos en mal estado»-, sauce -de origen asiático-, pino -no autóctono- y palmeras -de entornos cálidos-. También se destaca que hay alguna planta invasora, como la hiedra alemana. En el apartado de 'Estado fitosanitario' se expone que el estado del arbolado era aceptable, pero que se detectaban signos de descomposición, pudriciones y ramas partidas.
Este informe también revisó las normativas vigentes para comprobar si alguna de las especies de la finca estaban protegidas y, según recoge el texto, ni el PGOU de Santander ni la lista de árboles protegidos de Cantabria ni la normativa sobre especies amenazadas contiene alguna de los ejemplares presentes en la finca. Finalmente, dicho documento recomienda la plantación de especies que no alcancen tanta altura y que sean autóctonas.
El proyecto de ejecución -redactado en febrero- recoge en uno de sus anexos, denominado 'Tratamiento paisajístico', que, para sustituir la vegetación retirada, se plantarán otras especies en las zonas comunes de la parcela. Algunas de tipo arbustivo -como photimia, brezo o lavanda- y especies arbóreas -tilo de hojas grandes, magnolio, arce rojo, liquidámbar, ciruelo de pissard y ciruelo silvestre-. «Además, unos días antes de iniciar la tala se presentó un escrito al Ayuntamiento. al servicio de Parques y Jardines, para poner en su conocimiento que se iba a retirar la vegetación existente y que, en su día, se plantarán árboles típicos de nuestro entorno», reafirma Cornejo.
Desde la oposición, el concejal de UxS, Miguel Saro, ha sido el más crítico con este proyecto ya que en la maqueta publicada sobre esta promoción urbanística «no se aprecia que la construcción respete el arbolado», y considera que el Ayuntamiento «demuestra que no tiene ningún tipo de interés en proteger la vegetación local de nuestra ciudad». Saro recuerda que en enero de este año se sacó adelante una moción de UxS para reclamar la modificación de la ordenanza de uso y protección de zonas verdes y arbolado urbano, que data de hace varios años y «está obsoleta». También en el transcurso de ese Pleno el equipo de gobierno aseguró contar ya con el borrador de lo que sería una futura ordenanza, aunque todavía no se ha publicado ni se ha convocado una comisión para iniciar dichos cambios.
En relación al trato general del arbolado en Santander, Saro también critica la tardanza con la que se ha especializado a los trabajadores de Parques y Jardines para su cuidado y podas, ya que la primera cuadrilla recibió su formación recientemente. «Esta decisión llega muy tarde, nueve años después del inicio del contrato actual de Parques y Jardines. Esto nos hace preguntarnos qué tipo de formación se ha dado hasta la fecha a los operarios del servicio y por qué no se han exigido antes estos cursos».
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