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GUILLERMO BALBONA
SANTANDER.
Sábado, 30 de noviembre 2019, 15:31
El nuevo director general de Cultura está convencido de que en 2020 los pasos permitirán «visibilizar la fortaleza» de tres grandes proyectos culturales en marcha: Reina Sofía, Pereda y MAS. Admite que el escepticismo ha cundido en el ADN de la ciudad pero se muestra ... firme frente a la burocracia, los excesos administrativos y cargas urbanísticas, porque «existe más trabajo hecho del que parece». Partidario de mantener encuentros sectoriales gremiales con los agentes ligados a cada proyecto, Enrique Bolado Oceja (Santander,1960), licenciado en Derecho y funcionario del Gobierno de Cantabria desde 1987, además de profesor asociado en la Universidad de Cantabria entre 1989 y 1996, está decidido, desde el diálogo y la creencia en el proyecto global de 'ciudad de la cultura', «a impulsar la gestión de la cultura municipal y a fomentar una alianza público-privada por la cultura». El fundador y exdirector de la Filmoteca de Cantabria, que anuncia que el proyecto de ejecución del MAS será una realidad en febrero, asegura que la cultura es el verdadero motor de Santander para este siglo XXI.
-Pese a su vinculación permanente con el sector cultural, ¿por qué acepta la responsabilidad de asumir un cargo inédito como este?
-Siempre he estado de manera amateur vinculado al mundo de la cultura. Y en este caso me ha ilusionado el proyecto porque están implícitos los principales desafíos de la evolución urbana, cultural y ciudadana de Santander. Los dos ejes principales son la tecnología, la ciudad inteligente, y la cultura, y creo que este es el proyecto esencial para que Santander sea competitiva en el siglo XXI. Vivimos en unas sociedades globalizadas y cosmopolitas donde una ciudad como Santander, pequeña pero bien situada, necesita unas señas de identidad y afrontar nuevos retos. Creo en el proyecto y es mi ciudad, para mí, una ciudad maravillosa. Nuestra época insiste, a veces en demasía, en los aspectos económicos, productivos, utilitarios de la realidad pero creo que en la sociedad contemporánea la cultura es un eje vertebrador fundamental para mejorar la vida de los ciudadanos. La experiencia demuestra que la conexión entre artes y educación mejora la vida de los ciudadanos y el escenario social e institucional.
-Director general de Cultura. Dicho así impone y da tanto respeto como miedo...
-Pues es así. Es un puesto nuevo con unos desafíos enormes. Se trata de convertir en realidad ese Santander imaginario. Hay burocracia y retrasos pero este es un proyecto vital, apasionante que, aunque lo encabeza esta dirección, tiene que ser colectivo. La conexión entre ciudadanos, agentes culturales y entidades tiene que ser una de las fortalezas de este proyecto: modernización de las estructuras y abrirse al exterior. La mezcla de escepticismo y pragmatismo da grandes logros.
-Con su trayectoria y curtido en muchas batallas, supuestamente asume una labor que se antoja ardua y en la que deberá bajar a muchas trincheras. ¿Lo hace por dinero, ambición, altruismo?
-Por vocación. En lo económico no tendré mejor salario que en mi desempeño anterior. Y pasas a trabajar más horas y con más responsabilidades. El pensamiento y la acción humana son puro encuentro y es lo que produce las mejoras en todos los terrenos.
-Aclárenos lo que nadie ha hecho hasta ahora. ¿Cuáles son sus funciones exactas?
-Tres cuestiones fundamentales: primero, los grandes proyectos que están en marcha en la ciudad; segundo, el tejido cultural ya muy desarrollado al que hay que profesionalizar y ayudar a la transparencia de la Administración en sus relaciones con él; y, en tercer lugar, esa parte (que ya aparecía en el informe del profesor Javier Díaz y en el Plan Director) que son esos proyectos de calidad cultural que tienen que buscar un espacio en el mundo tan competitivo de la cultura del presente. Santander Creativa ha impulsado citas veteranas como las del MAF, con más de diez años, o el certamen Tipos, que empiezan a ser referencias nacionales e internacionales. Proyectos como estos que deben crecer en determinados espacios quizá ahora un poco olvidados. Por ejemplo, las músicas contemporáneas cuya presencia en la ciudad debe mejorar.
-La estructura es de imaginar: usted responde de su trabajo ante la concejala; esta ante su grupo municipal (Ciudadanos), en un ámbito donde está la Alcaldía y el equipo de gobierno y así se pasa de los consensos a los posibles pero, al final, ¿cuál es su capacidad decisoria?
-Eso lo veremos en acción. La sintonía de todas esas partes que ha indicado es perfecta. Los cargos institucionales conllevan una responsabilidad que les hacen pasar mucho tiempo en labores de representación, reuniones... Se trata de agilizar las labores técnicas del proyecto. Esto es colectivo y con muchas implicaciones privadas y de mecenazgo. Uno de mis retos será lograr mayor transparencia y coordinacion en la gestión.
-La cultura queda estructurada en una tríada extraña: Concejalía, Dirección General y Fundación Santander Creativa. ¿Cómo se concibe este poblado camarote gestor?
-Se trata de reforzar una estructura que era insuficiente para los retos que hay. Cada una tiene sus funciones. La Fundación surgió tras la capitalidad 2016 y ahora tenemos un proyecto superior en entidad y en presencia que va a marcar el siglo XXI. Por tanto, se necesitan refuerzos.
-Usted tiene un gran conocimiento del mapa cultural de la ciudad y de Cantabria. ¿Dónde pone el dedo para iniciar esta ambiciosa aventura?
-Pues en hacer compatibles los grandes proyectos con el apoyo a ese sector que vive muy en precario y hace el trabajo por vocación y que no debe ser olvidado. Para eso está Santander Creativa y acciones como implementar nuevas ayudas. Pero ahora lo que se palpa es cierto escepticismo de la ciudad ante los grandes proyectos que llevan más tiempo y son los más trascendentes. Son de élite cultural pero a su vez el motor que va a mover la ciudad. Eso se ha demostrado con el Centro Botín, cuyo edificio es el mejor que se ha hecho en Cantabria en los cien últimos años y emblema de la transformación urbana de la ciudad. Y la gente se ha dado cuenta de la trascendencia del proyecto.
«Es el mejor edificio que se ha hecho en Cantabria en los cien últimos años, emblema de la transformación urbana»
-No es un advenedizo ni un mesías, pero se presupone que tendrá independencia. ¿Cuáles son sus tres grandes prioridades?
-El Proyecto Pereda, Reina Sofía y MAS, claramente por entidad y apuesta económica, y porque movilizan muchos proyectos pequeños. Son los desafíos mayores, los que convertirán la ciudad en un sitio de referencia, y luego ya iremos mejorando el día a día.
-¿Qué entiende por política cultural?
-Hay que huir del diseño burocratizado. La hacen los ciudadanos y agentes y deben lograrse las condiciones, legales, económicas y técnicas que la hagan más fácil. La cultura de hoy se caracteriza por el pluralismo artístico y la complejidad expresiva. Y eso quienes deben hacerlo son los agentes y artistas.
-Imagine que esta entrevista sucede en diciembre de 2020. ¿Qué cree que habrá logrado hasta esa fecha?
-Habremos mejorado mucho las cosas. Estarán en marcha las obras del MAS, la nueva Biblioteca Municipal habrá concluido y se habrán superado los trámites burocráticos para empezar el Reina y el Pereda/Santander.
-Es obligado el examen del panorama cultural de la ciudad. Primero, ¿en qué momento se halla el Reina Sofía /Archivo Lafuente?
-El fondo de Lafuente es un ejemplo de lo que con rigor, conocimiento y pasión puede hacer la iniciativa privada. La generosidad de su propietario concede una oportunidad única a nuestra ciudad, traer a Santander uno de los museos más importantes y dinámicos de Europa. Hay que reiterarlo, ciudades como Lens y Le Havre cambiaron con la llegada del Pompidou y del Louvre. De esas dimensiones hablamos. El Reina está pendiente de una modificación puntual. El concurso de ideas, basado en el Plan Director, para rehabilitar el Banco de España tiene una parte técnica y otra económica. Vamos a preparar los pliegos para avanzar y aprobar la modificación con el Gobierno regional para lo cual hay una buena sintonía, de modo que el concurso salga antes del verano.
-Sobre el futuro de Santander Creativa...
-Los patronos decidirán en esa reunión del Patronato, antes de final de año, el cambio o no en la dirección. El trabajo de la directora en funciones (Almudena Díaz) ha sido excelente y conoce muy bien la situación. Tras la modificación de la ley de contratos del Estado, sabe cómo abordar los cada vez más complicados procesos de convocatoria de ayudas. La Fundación, a mi juicio, debe de organizar proyectos, colaborar en otros, gestionar Enclave Pronillo y desarrollar la Agenda Aúna que es una herramienta que ha unificado la oferta cultural de la ciudad y que refleja su aumento. Debemos mejorar en la transparencia y en la evaluación de los proyectos.
-Lo preocupante, dos años después del incendio, ¿reside en la parálisis en torno al MAS?
-Existe el proyecto ya redactado y anunciado de más de 3,8 millones de euros, y al ser BIC se remitió a Patrimonio que puso algunos reparos y se mostró partidario de volver al estado primigenio del inmueble, lo que significaría perder espacio expositivo. Dado que las obras sucesivas anteriores se habían abordado con autorización pública, entendemos que no debe volverse atrás. Vamos a tener el proyecto de ejecución antes del 29 de febrero y publicarlo y licitarlo de inmediato, con el objetivo de que las obras estén en marcha durante 2020 con un plazo de ejecución de quince meses. Además ello va a suponer que se tenga que hacer un proyecto museológico y museográfico consensuado con expertos locales y nacionales en paralelo.
-¿Habrá cambio en la dirección del Museo?
-La prioridad ahora es poner en marcha las obras. Y evidentemente dada la importante inversión municipal para la rehabilitación y la ambición del proyecto cultural en La Florida debe haber un debate con transparencia y publicidad que logre ahuyentar de una vez las polémicas y dotar de una identidad a la institución.
-¿Qué perspectivas cabe esperar del Proyecto Pereda?
-Tanto el proyecto, obra de un arquitecto eminente, como la colección, que cubre un espacio artístico muy diferente del resto de los proyectos de la ciudad, son una oportunidad increíble y conllevan una generosísima inversión privada de más de 50 millones de euros. Esta próxima semana David Chipperfield mantendrá en Santander reuniones con los técnicos municipales y agentes sociales y culturales. La idea es pactar los elementos clave del proyecto que son los más originales: la cubierta y el arco. Pero el objetivo es tener la modificación puntual urbanística antes del verano y licencia inmediatamente posterior. En paralelo, la Fundación Santander está definiendo el proyecto museológico y museográfico, que quedará listo en poco tiempo.
-Y también es significativa la demora en la rehabilitación de la Biblioteca de Menéndez Pelayo...
-Este es el mismo caso que el del Palacete de Cortiguera: ambos dependen de Fomento. La ausencia de Gobierno central ha sido trascendental para el retraso. Se consensuaron modificaciones puntuales pero la situación no ha variado. Hemos pedido entrevista con el director general de Arquitectura y avanzar para luego poner en marcha las obras. Son dos proyectos viables que hay que desbloquear con el Ministerio, quien en virtud del protocolo que se firmó en época de Iñigo de la Serna es el responsable de instar las modificaciones puntuales y adjudicar las obras.
-La Fundación Gerardo Diego está sin dirección. ¿Qué pasos esperan?
-La Fundación ha realizado un gran trabajo en la difusión de la obra del poeta. Ahora queremos acercarla al ciudadano. Se va a completar la catalogación y en septiembre habrá una exposición de sus fondos. Como el CDIS, cuyas exposiciones queremos difundir más y dotar de catálogos que las hagan permanecer.
-¿Cree que debería entrar el Ayuntamiento de nuevo en el proyecto de Enaire?
-Una colección de ese calibre debe formar parte también del proyecto global. La conexión debería estudiarse y existir a través de alguna colaboración.
-Alguna declaración esperanzadora...
-Los tres proyectos, MAS, Reina Sofía y Pereda, tienen un horizonte temporal cierto que irá plasmándose en 2020.Y creo que siempre, y en toda circunstancia, la esperanza lleva más lejos que el miedo.
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