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Para los visitantes que prefieren el mapa en mano y la conversación en persona para planificar su día en Santander, por encima de la guía Google, la primera parada es obligada. ¿Dónde está la oficina de turismo? El puesto de información para descubrir los encantos que no hay que perderse del recorrido por la ciudad, sobre todo si se quiere aprovechar al máximo el tiempo. El más céntrico es el de los Jardines de Pereda, donde Paz, que es la guía tras el mostrador en esta mañana soleada de julio, confirma que, de la lista de opciones de este itinerario imprescindible, la mayoría de los turistas ya cuenta con acercarse al Palacio de La Magdalena, una de las joyas de la corona de la capital cántabra. «Todo el mundo pregunta por él. Es lo que nos pone en el mapa», indica. «La gente viene a informarse de lo que puede hacer y nosotros tenemos la suerte de poder ofrecer mucho más que un turismo de playa. Podemos presumir de no ser un turismo estacional». Solo en la primera semana de julio, calcula que la media de consultas superó las 400 diarias, frente a las alrededor de 380 de media atendidas en un junio donde se vio poco el sol.
Los turistas más previsores, o los que vienen para una estancia más prolongada, se interesan por la visita guiada a la antigua residencia estival de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia (en verano limitada a sábados y domingos).Un viaje en el tiempo por 6 euros, o 15 si se elige la opción premium o la teatralizada. También Sara, que trabaja en la oficina de la Casa de los Guardeses, en el recinto de la Península de LaMagdalena, confirma que el tirón del Palacio es indudable. Ya sea para acceder a pie hasta él o aprovechando el servicio del tren turístico popularmente conocido como 'elMagdaleno'.
En medio de ese trasiego matinal, que coincide con el primer lleno playero, entre los que buscan la estampa de recuerdo con el emblemático edificio de fondo, se apea de su bicicleta André, llegado desde Francia junto a un amigo, que comenta que «está siendo una de las mejores mañanas» de su Camino de Santiago. De fondo, el inconfundible sonido del juego de las palas, también característico del verano santanderino.
«Hemos notado un fuerte incremento del turismo francés, también del Reino Unido. Ya no vienen solo a coger el ferry, cada vez se quedan más en la ciudad», comenta la guía del Paseo Pereda. «El público británico está más interesado en paseos y en el autobús turístico. En cambio, el francés está más enfocado a espacios naturales y turismo cultural. Tienen mucha inquietud por el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAS) y la Casa Museo de Menéndez Pelayo», concreta.
«Por el autobús que recorre la ciudad también nos preguntan mucho», añade Sara. Y una de las paradas la tiene precisamente junto al punto de información turística de El Sardinero (en la Primera playa, frente al Casino), donde es Cristina la que se encarga de resolver las dudas y de asesorar a los visitantes.
Los hay que no quieren irse de Santander sin un paseo en pedreñera por la bahía ni sin la foto de rigor en la terraza del Centro Botín tras disfrutar de unas buenas rabas con vistas al mar y de las exposiciones del momento en su interior, pero también quienes consultan qué hay que hacer para visitar el refugio antiaéreo y los restos de la muralla medieval, o quienes prefieren adentrarse en la historia de la ciudad, marcada por fatídicos acontecimientos como la explosión del Cabo Machichaco de 1893 o el incendio de 1941, a través del centro de interpretación situado en la torre del campanario de la Catedral.
Más turismo nacional
A medida que avanza julio, las guías confirman que ya predomina el turismo nacional: «Han venido a preguntar principalmente madrileños, navarros y bastantes catalanes», concreta Cristina. «Les llama mucho la atención la bahía, especialmente las pedreñeras, que hacen la travesía por ella, o los cruces a otros pueblos. También el tema gastronómico y el Mercado de La Esperanza», expone Paz. «Y está empujando cada vez más fuerte el arte contemporáneo, con el Centro Botín, y el Geoparque de Costa Quebrada».
Dentro de los turistas nacionales, en las oficinas califican de «sorprendente» la afluencia de jóvenes que apuestan por la cultura en sus vacaciones en la capital cántabra: «Son parejas, grupos de amigas o gente que elige Santander como su viaje de fin de curso al acabar Bachillerato», matizan. Y, aunque las webs, los smartphone y las aplicaciones cada vez dan más información, también hay jóvenes que «vienen aquí y se suelen llevar el plano con los sitios más importantes de la ciudad», concluye Paz, sin ocultar su satisfacción.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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