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El Real Club Marítimo (RCM) lo solicitó y la Autoridad Portuaria de Santander (APS) ha dado el visto bueno. Dentro de dos años (desde julio de 2021) el club podría empezar a gestionar la instalación de un rompeolas flotante de 115 metros de longitud en ... la bocana de la dársena de Molnedo que acotará enormemente el área actual de entrada y salida al fondeadero, ya que se pasaría del espacio abierto que usan ahora las embarcaciones a que el área esté limitada por una estructura que dejará 27 metros libres a cada lado.
La infraestructura tendría el objetivo de aminorar el oleaje cuando sopla el viento sur y será muy similar a otra que ya existe en Gamazo para dar servicio a la empresa Bahía Tours, si bien ésta tiene muchos menos metros que la que se propone para Puertochico.
115
metros mediría la plataforma que el Club Marítimo cree necesaria para la parte exterior de la dársena.
3
actuaciones quería desarrollar el RCM al hilo de la nueva concesión, pero el Puerto solo le ha concedido dos.
Fuentes del Puerto de Santander confirmaron que este plan se aprobó en el último Consejo de Administración del organismo y que la tramitación «está avanzada». El presidente del club, Fernando Pereda, rebajó sensiblemente lo definitivo del proyecto. Por ahora, explicó, el rompeolas es «una idea», planteada «para favorecer a todos los usuarios de la dársena, no solo a los socios del Marítimo». «Hasta dentro de un par de años no se contará con un proyecto definitivo», de forma que «es algo provisional», que se ha redactado para comprobar si era técnicamente viable.
Pereda señaló que en el club la gente está informada y también lo han sido el resto de asociaciones y empresas relacionadas con la dársena, «y todos están de acuerdo con el proyecto. En general, ha parecido bien que se proteja Puertochico del batimiento tremendo que sufre en algunos momentos. En la actualidad hay un rompeolas, pero no es suficiente».
El portavoz de la entidad restó importancia al posible impacto visual que tendría la plataforma aclarando que ésta sobresaldrá 50 centímetros sobre el nivel del mar y que, por tanto, «no será muy visible. Será desmontable y no conlleva un aumento de atraques». Recalcó este último extremo en respuesta a algunas opiniones que ha leído en el entorno de organizaciones contrarias al proyecto «no muy bien enteradas». Pereda aseguró que, si el plan «genera dudas» entre los santanderinos, decaerá.
Y es que nada más trascender las intenciones del Marítimo han surgido voces discrepantes. La plataforma ciudadana Deba y el Concejo Abierto consideran que se quiere alterar el paisaje en un lugar que es imagen de referencia de Santander y han pedido al Puerto que «no actúe contra los intereses de la ciudad». También es cierto que Deba ha difundido por varios canales en las últimas semanas que el rompeolas va asociado a un nuevo atraque para embarcaciones y tanto el Puerto como el Marítimo desmienten este dato.
Desde la Autoridad Portuaria se manifestó que el club puede pedir renovar la concesión que tiene en Puertochico con dos años de antelación y es el derecho que ha ejercido. Siempre según la dirección del Puerto, el Marítimo hizo tres peticiones, de las cuales se le han aprobado dos. La primera solicitud era la instalación del rompeolas flotante, que ya tiene el visto bueno, aunque su colocación no es inminente. La segunda fue la creación de una nueva línea de amarres en Puertochico para nueve grandes barcos. En este caso, la APS estimó que más atraques iban perjudicar la navegación en todo el área, en la que existen cuatro concesiones más además de los prácticos del Puerto y el CEAR de Vela. Así, se denegó la autorización, lo que fue confirmado por Fernando Pereda: «Se vio que la entrada y salida no sería buena para todos».
La tercera propuesta giraba en torno al malecón exterior de protección de la dársena, que se quiere adecentar. Esto también se ha autorizado. A la hora de renovar la concesión con el Puerto, cuanta mayor inversión plantee el aspirante a concesionario, más tiempo de concesión puede lograr. La cuestión sobre este malecón está en que también el Ayuntamiento de Santander tiene un plan de acondicionamiento -bastante más ambicioso que el del Club Marítimo-, por lo que ya ha habido conversaciones a tres bandas (club, Puerto y Consistorio) para reconducir en el futuro esta reclamación.
El equipo de gobierno municipal (lo anunció la alcaldesa Gema Igual en periodo electoral) pretende hacer allí una nueva zona de disfrute ciudadano, para lo que prevé gastarse 1,5 millones de euros, que se irían en urbanizar con espacios verdes la franja intermedia del malecón y en instalar tumbonas y bancos. En principio, el muro se remodelaría siguiendo el estilo de lo que se hizo en Gamazo, donde se generó un gran área verde al borde del mar que tiene gran aceptación entre santanderinos y visitantes.
Aunque, a partir de ahora, todos los ojos y todo el debate de la ciudad estarán en torno a la estructura que el Marítimo podría plantar en el mar. Si bien el rompeolas es desmontable, la intención sería que permanezca allí 25 años, que será la duración de la concesión que baraja la Autoridad Portuaria de Santander. La plataforma será tan larga como si se tumbara en la bocana de Puertochico una de las Torres Kío o una de las torres de Colón de Madrid, que miden prácticamente lo mismo, 115 metros. Por comparar con algún edificio santanderino, el de Feygón de El Sardinero mide 51,4 metros de altura (es el más alto de toda la ciudad), de modo que habría que poner dos seguidos para conseguir la misma distancia. La plataforma estará separada 27 metros de los muros que cierran ahora la dársena y estará hecha a base de cajones de hormigón. Llevarán unos muertos también de hormigón -de una tonelada de peso-. En total, ocupará una superficie de algo menos de mil metros.
Entre los descontentos con el plan hay que apuntar ya a la plataforma ciudadana Deba y al Concejo Abierto, que han demandado a la Autoridad Portuaria que revoque su decisión. En un comunicado reciente, ambos colectivos lamentaron que la concesión administrativa para esta instalación «incumple la obligación de las Administraciones públicas de actuar al servicio de los intereses generales». Las dos organizaciones señalaron que esta decisión «afecta a toda la sociedad» y censuraron que el Puerto la haya tomado fuera de la Mesa de Gestión Integral de la Bahía de Santander.
«El presidente de la APS (Jaime González) mantiene la inercia del organismo, caracterizado por tomar decisiones que afectan a todos sin contar con los ciudadanos», criticaron. Les molesta, además, que la estructura se haya concedido para el «exclusivo interés» de un club sin tener en cuenta que afectará a la «imagen de Puertochico» y al «perfil marítimo de la ciudad», por lo que se ha requerido al Ayuntamiento (en el que gobiernan PP y Ciudadanos) que «se implique en la defensa de aspectos esenciales como es el frente marítimo».
El Real Club Marítimo de Santander es una institución en la ciudad, centrada en promover y defender el deporte de la vela en, en la que mantiene una Escuela de Vela abierta a todos los ciudadanos, ya que no es preciso ser socio de la entidad para enrolarse en ella. Fundado en 1927 (cuenta ya con 92 años de historia) -y apoyado por el rey Alfonso XIII cuando veraneaba en la capital (de ahí que lleve en el nombre el calificativo de Real)- actualmente cuenta con alrededor de un millar de socios y gestiona 225 amarres en Puertochico. El club es organizador de campeonatos de España, de Europa y del mundo en varias clases de embarcaciones, desde Snipe a las olímpicas.
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