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El diálogo puerto ciudad es uno de los mantras de Santander. Desde el diseño del Frente Marítimo a los sucesivos proyectos parciales, con muy diferentes ... usos vinculantes, han abordado con mayor o menor éxito esa relación, no siempre posible de conciliar, entre lo urbano y lo portuario. Zonas como Gamazo y su entorno, Varadero o la transformación derivada de la edificación del Centro Botín son actuaciones que han ido potenciando ese continuo vínculo de vasos comunicantes más o menos delimitados y con respuestas muy diferentes.
La Autoridad Portuaria, en el contexto de este presente de crisis e incertidumbres, se ha propuesto potenciar algunos espacios con diversos usos y contenidos pero que supongan como fin común el apoyo a iniciativas sociales y culturales y estrechar lazos con la ciudadanía. Jaime González, su presidente, aprovechaba esta semana la implicación de la entidad en el Festival PHotoEspaña Santander 2020, para anunciar la intención de incorporar dos nuevos espacios portuarios a ese circuito de superficies con función social y cultural y que abarca hitos tan emblemáticos como el Palacete del Embarcadero, que cumple ahora 35 años de actividad, y el Centro de Arte Faro Cabo Mayor.
Con la perspectiva de 2021, la Autoridad Portuaria se ha marcado como objetivo en la zona de Varadero- Barrio Pesquero reabrir la Nave Sotoliva, que en los noventa se convirtió en un activo espacio público cultural, especialmente para el mundo del arte. Y, por otro lado, acondicionar un módulo de unos 200 metros cuadrados, el cuarto de una serie de espacios donde tiene su actual sede el archivo histórico o centro documental portuario, en Marqués de la Ensenada. Este se hallaba en las Naves de Gamazo, pero tras emprenderse las obras para su rehabilitación y conversión en sede de la Fundación Enaire, fue trasladado al Barrio Pesquero. Ahora la institución portuaria se plantea, tras una sencilla recuperación, destinar este espacio a un uso polivalente para lo que estudia su conversión en sala de conferencias o centro de exposición permanente.
En el caso de la Nave Sotoliva, con más de 230 metros cuadrados, la Autoridad Portuaria ha decidido su reapertura dadas las posibilidades funcionales que ofrece este espacio anexo al edificio sito en Carlos Haya. Jaime González explicó que la perspectiva es reincorporar este espacio en 2021 a las relaciones activas del puerto y la ciudad. El planteamiento es estudiar qué tipo de propuestas se pueden llevar a cabo y albergar en ese espacio en colaboración con otras entidades de Santander. «Participación, utilidad y solidaridad» son los parámetros que el presidente de la Autoridad Portuaria pretende aplicar en ambos espacios «en respuesta a los tiempos que corren más allá del presupuesto con el que se pueda contar». Una planificación de necesidades y colaboraciones como la que se diseña para los programas del Palacete y el Faro a través de la comisión de expertos creada recientemente.
La Nave Sotoliva acogió una profusa actividad desde el arranque de los noventa hasta 2005, con importantes exposiciones de ámbito nacional como la dedicada a la trayectoria de Xesús Vázquez y los inicios de artistas hoy consagrados como Juan López. Tres años después se reabría el espacio para uso polivalente bajo el nombre Sala Naos que comenzó con una colaboración con el Instituto Cervantes. Al inicio de la pasada década el espacio cerraba definitivamente sus puertas.
Jaime González ha anunciado la necesidad de rehabilitar el Palacete del Embarcadero, el espacio más emblemático y uno de los de mayor recepción de visitantes. Aunque de manera periódica es sometido a inspecciones y reformas, el estado de la delicada estructura de su techumbre obliga a una rehabilitación costosa. Aún sin fecha fija, el objetivo de la institución es emprender las obras a principios de 2021 de modo que el espacio pueda estar listo para primavera. En 1985 el edificio del Palacete se rehabilitó para acoger eventos y exposiciones, iniciándose entonces un periodo de actividades cuya trayectoria le ha convertido en un emblema de las relaciones puerto-ciudad.
Jaime González aseguró que enmarca estas actuaciones en una vocación abierta a la colaboración e implicación de otras entidades. «El momento que vivimos nos obliga a reaccionar, a abrir posibilidades a sectores sociales, culturales y, en particular, del arte, y urge administrar soluciones viables que supongan dinamizar esas actuaciones». A su juicio, se trata de habilitar nuevos cauces que permitan «la reactivación cotidiana y generar efectos positivos en los ámbitos más necesitados».
En paralelo, el puerto estudia dotar de contenidos y programas al uso de la rehabilitada Estación Marítima, cuyas obras estarán acabadas antes de finales de mes con la inauguración fijada el 1 de diciembre. Mil metros cuadrados que incluyen un cambio de la distribución interior para potenciar las vistas a la Bahía desde el interior del hall. Tras esta reforma de un edificio que el próximo año cumplirá medio siglo de vida, la Autoridad Portuaria estudia planificar un programa de actividades culturales y artísticas.
Además, el espacio será sede museística de la Real Asociación Machichaco. Ello permitirá exhibir de manera permanente materiales, fotografías, objetos y fondos de la asociación relacionados con la catástrofe del buque Cabo Machichaco.
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