Radiografía de las playas de Santander: sin arena, peligrosas y en riesgo de desaparición

Esta información viene como consecuencia del comunicado de la Demarcación de Costas de esta semana, en el que denegó los permisos para la redistribución de arena en las playas de Santander y que supuso un duro golpe para las intenciones del Ayuntamiento de adecentar el aspecto y condiciones de sus diez playas. Costas «no considera necesarios» los movimientos de arena en las playas santanderinas porque su estado actual «no impide su utilización». La concejala de Medio Ambiente, Margarita Rojo, no dio crédito a esta respuesta y lamenta que Costas no sea consciente de que «estamos perdiendo arena de forma generalizada en todas las playas».

«Nos pusimos en contacto con ellos (Costas) en mayo, cuando los temporales habían dejado las playas en situaciones complicadas. Luego volvieron un poco a recuperar algo de arena pero, como esto se va acumulando, las playas nunca han vuelto a estar como hace unos años», aseguró la edil.

Es uno de los arenales críticos y que más preocupa al Ayuntamiento, especialmente en la zona más cercana al Chiqui y la zona pegada a Piquío. Rojo confirma que se le ha informado a Costas de este punto que, a día de hoy, «no está en las condiciones óptimas que a nosotros nos gustaría». La rampa de acceso próxima a la rotonda de García Lago presenta «un salto importante» y actualmente «está en desuso». Esta rampa de acceso no llega a tocar la arena y queda suspendida en el aire, incapacitando así su función de entrada a la playa debido a la peligrosidad que supone para ciertas personas con movilidad más limitada.

Otro aspecto que querría solucionar la Administración municipal es la aparición de un sistema de piedras como consecuencia de la pérdida de arena. «Entendemos que puede ser peligroso y causar algún daño a los usuarios bien porque la marea esté alta y no se vean las piedras a la hora de meterse en el agua, o bien porque la marea está baja y la gente o niños que pasean se pueden caer y hacerse daño», comentó la edil. Por su parte, la alcaldesa informó de que «la gente se queja de que la playa está fea» y criticó que Costas no actuó cuando se le pidió, pero tampoco deja hacerlo ahora al Consistorio.

La falta de arena en Los Peligros dificulta los aforos marcados por el Ayuntamiento en las horas de pleamar. Por ello, se ha firmado un convenio con el Instituto de Hidráulica (IH) para tratar de ajustar la capacidad de usuarios al máximo posible. «Nos pusimos en el supuesto de un día de agosto con una altura de 2,45 de pleamar en Los Peligros y prácticamente en ese momento no va a haber playa. No vamos a poder cumplir con el requisito que nos pedían este año desde el Ministerio de Sanidad que dice que para poder ir a la playa, tumbarse y quedarse tiene que haber 12 metros de arena. Va a haber momentos en el día complicados para cumplir esta norma», señaló Rojo. Preocupa especialmente al Ayuntamiento que el mar se está quedando con lo que es suyo y temen que, si no actúan, «el sistema Peligros-La Magdalena-Bikinis podría desaparecer».

Además de la disminución generalizada de las playas de Santander, cada vez más pequeñas, la edil querría mejorar el acceso a este arenal, «donde está acopiado el material de la obra del segundo espigón y está vallado». «Se le comunicó a Costas este problema y se les pidió que lo adecentaron y han estado trabajando en ello».

La escasez de arena se ha hecho evidente entre el límite que divide las playas de La Magdalena y Peligros por la aparición de un antiguo muelle. «Tenemos un trozo de muelle que ya sobresale al aire y que intercepta y dificulta el paso de un lado a otro de la playa», apuntó Rojo. La falta de arena en esta playa también ha impedido unir el carril bici, que, actualmente, «está cortado». «Nos falta conectar el carril bici en este punto, donde lo tenemos en dos tramos porque es imposible instalarle en la zona más cerca de La Horadada. No hay arena suficiente para que se mantenga la anchura del carril, así que está cortado».

A este arenal también le afecta el vallado del segundo dique que, en palabras de la alcaldesa, Gema Igual, se ha arreglado solo «un poco». «Estaba destrozado, pero, entre otros problemas, la playa sigue teniendo unos desniveles impresionantes, es insegura y además se ha descarnado toda la arena y hay piedras», aseguró la regidora en unas declaraciones de este miércoles.

A pesar de ser uno de los arenales que preocupa al Ayuntamiento como parte del sistema que forma junto a La Magdalena y Los Peligros, «ahora no está del todo mal». «Ha recuperado algo de arena teniendo en cuenta como estaba después de algunos temporales del mes de abril y actualmente puede usarse en buenas condiciones», explicó la concejala.

El Ayuntamiento se ha visto obligado a intervenir y se han adecentado los accesos, que presentaban un déficit de arena, para que pudieran acceder a la playa los camiones y máquinas de limpieza. «En ese aspecto la hemos rellenado un poco, pero todavía hay problemas de falta de arena que se observan en los accesos de esta playa», cuenta Rojo.

También está dentro de la situación de déficit de arena que presentan las playas de la capital pero «sin ningún otro aspecto importante que mejorar».

Sucede lo mismo que con la Primera playa de El Sardinero. Harían falta varios rellenos de arena pero, a parte de eso, no necesitaría ninguna otra actuación de mejora.

Actualmente se encuentra bien y en condiciones para su uso. «Al principio hubo un salto importante de arena para acceder a ella, pero se ha recuperado de forma natural». Sin embargo, un relleno mejoraría su aspecto actual.

«Es tan pequeñuca que los problemas de falta de arena no afectan demasiado a la superficie de la playa. Actualmente está bien», señaló la edil santanderina.

Presenta un estado salvaje con zonas de rozas y arena. Está en buenas condiciones y la falta de arena no molesta demasiado a los usuarios porque «actualmente hay mucha gente que se queda en la zona de hierba en los prados de alrededor. La estancia es más de prado que en la arena».