Reconocimiento a una generación

La mayoría de ellas, que crecieron en la posguerra, fueron una generación con pocas posibilidades de acceso a la educación universitaria. Fueron criadas en valores como la disciplina, el esfuerzo y, de forma obligada, en la austeridad. Su vida se centraba en las labores del hogar y en sacar adelante una familia, normalmente, numerosa.

Nuestra madre nos educó con el ejemplo, siempre tuvo afán de superación, de aprender y estar activa. Todavía muy joven la llevaron a vivir a casa de sus tíos en Maliaño, -Luis Fons era capitán de la marina mercante, práctico del puerto, y profesor de la Escuela de Náutica-, donde fue educada en un ambiente intelectual, lleno de libros y de cuadros que hicieron que tuviese una amplia cultura y ganas siempre de aprender y de conocer..., y eso nos lo inculcó cada día. Lectora empedernida, en cada rincón de la casa siempre había una estantería repleta de libros. Y esa afición la hemos heredado hijos y nietos, la veíamos disfrutar con la lectura y descubrimos el placer de leer.

Los momentos duros también salpicaron su vida, tuvo que afrontar el fallecimiento de nuestro padre -gerente del Garaje Royano en el Río de la Pila- muy pronto, siendo nosotros muy jóvenes, por lo que lidió con nuestra educación y con el doble papel de padre y madre. La familia era para ella lo más importante, le encantaban las celebraciones, hacer regalos y vernos juntos en todos los eventos. Tenemos que decir que su esfuerzo y sacrificio, resultó recompensado, y no se cansaba de repetir lo orgullosa que estaba de sus hijos. Además, como creyente, su fe le ayudó en momentos difíciles, no se cansó de rezar por hijos y nietos cada vez que teníamos un examen o algún reto importante. Todos la adorábamos, y nos ha dejado una gran huella.

Disfrutaba con la cultura, asidua a los cursos de verano de la UIMP, a ir al cine y a museos. Participó durante muchos años en la Junta Directiva de las Amas de Casa, y fue colaboradora habitual de Unate, la Universidad de la Tercera Edad. Pero lo que verdaderamente afrontó con más ilusión fue la creación de la Asociación Nuevo Futuro en Cantabria, organización dedicada a proporcionar viviendas tuteladas a niños en situaciones especiales, a los que visitaba y por los que se preocupaba. Todos recordamos como organizaba 'El Rastrillo' donde dedicaba infinidad de horas, recogiendo los objetos que regalaban las tiendas y que ella, con un equipo de colaboradoras, vendía en el evento que celebraban todos los años para captar fondos.

También supo disfrutar de la vida, era feliz con sus paseos y baños en las playas del Sardinero y de Mogro. Compartió con nosotros y con sus amigas uno de sus hobbies favoritos, viajar: Noruega, Inglaterra, Irlanda, Egipto, Tierra Santa, México, Venezuela, USA y Canadá.

Nuestros amigos han destacado su sonrisa, su gesto de dulzura, su encanto, su belleza y lo especial que era. Pero lo más importante que nos ha dejado a sus hijos y nietos es su legado, los valores y principios que nos enseñó, lo que hizo por todos nosotros..., una vida dedicada a la familia. Una madre, como otras muchas de su generación, que todos deberíamos reconocer y recordar, porque son únicas y eternas.