La reforma del Palacete del Embarcadero, que afronta su última fase, concluye en septiembre

La rehabilitación del edificio con un notable valor cultural como elemento simbólico y emblemático de la relación del puerto, la bahía y la ciudad, se ha planteado con un fundamento básico: «Procurar la mínima alteración del edificio original construido en el año 1929 mediante la recuperación de su configuración exterior e interior, así como del carácter añadido en intervenciones más recientes como las de los arquitectos Junquera y Pérez Pita, y Luis Castillo», según se subraya desde la APS.

La reforma consiste, como ya se avanzó, en «la ejecución de las obras necesarias para la adecuación funcional del edificio, la renovación y restauración de elementos y materiales deteriorados, la mejora de la accesibilidad y la renovación de las instalaciones». En el exterior se mantienen las características arquitectónicas que identifican la presencia del popular edificio en la ciudad, «renovando y restaurando los elementos necesarios para asegurar su calidad constructiva y funcional». Y en el interior, «renovando los acabados, el conjunto de las instalaciones y manteniendo la diversidad funcional del Palacete mediante una organización flexible del espacio expositivo adaptada a los distintos usos». Las obras en ejecución contemplan la rehabilitación integral de la cimentación de pilotes hincados y la estructura de muros de carga y hormigón armado, así como el conjunto de las fachadas, acabados, elementos ornamentales, las cubiertas y las carpinterías del edificio. Ya se ha renovado, prácticamente en su totalidad, la cubierta característica del edificio de un mosaico de escamas cerámicas blancas y azules, que se encontraban en un avanzado estado de deterioro, gracias a su reproducción con tecnología actual. Otra intervención necesaria ha radicado en recobrar los elementos originales como algunos restos ocultos del original solado interior, con pavimento de mosaico tipo romano con filigranas, y el citado escudo central diseñado en su día expresamente para el edificio.

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Los trabajos también se han centrado en la renovación de la iluminación técnica del edificio con la máxima flexibilidad en su diseño, configuración y control, según las necesidades de cada exposición. Igualmente, está muy avanzada la instalación de la nueva climatización para asegurar en el espacio expositivo unas condiciones ambientales adecuadas con la conservación de las obras de arte que pudiera alojar, así como el control remoto del edificio.

El presupuesto de la rehabilitación del Palacete asciende a 1.364.639 euros. Los trabajos han permitido adecuar las condiciones de accesibilidad y se contempla la renovación de la urbanización exterior y su iluminación. En estas semanas finales la obra afronta los trabajos de restauración de los elementos ornamentales de las fachadas, pinturas exteriores e interiores, así como los remates de algunas instalaciones; y está previsto comenzar en los próximos días los solados interiores, el equipamiento de la sala expositiva y la urbanización exterior.

César Díaz, presidente de la Autoridad Portuaria, considera que con esta reforma se potenciará el papel del simbólico inmueble. «El Palacete del Embarcadero, a escasos metros del Centro Botín, Faro Santander y el centro asociado al Reina Sofía/Archivo Lafuente –en pleno Anillo Cultural– se prepara para seguir, con más fuerza si cabe, ofreciéndonos una oferta cultural, artística y social única». A su juicio, «se trata de un edificio muy relevante para el Puerto ya que, además de ser nuestro emblema oficial, es un icono de las relaciones puerto-ciudad y un lugar muy querido por los santanderinos».