Los Reginas cumplen cien años

Los hijos de Manuel Bedia no se complicaron mucho la vida a la hora de elegir el nombre de su empresa, que bautizaron 'Los diez hermanos'. No eran nuevos en la mar: venían de una familia de Pedreña dedicada a la pesca, que salía a por sardina en trainera. Antes de que ellos se dedicaran a cruzar la bahía con pasajeros hubo otros servicios de pasaje, como Las Corconeras y los Zarcetas, que unían Santander con las localidades ribereñas desde mediados del XIX. Los diez hermanos establecieron ese servicio regular, entre la capital, Pedreña y Somo, en 1918.

Hay que hacer un pequeño esfuerzo para imaginar cómo eran las cosas hace cien años. Para empezar, los alrededores del aeropuerto, lo que hoy es el polígono de Raos y el terreno sobre el que se levanta El Corte Inglés, era un enorme fangal; quien quisiese cruzar a la orilla Sur de la bahía tenía que tomar la carretera a Torrelavega, por la que empezaban a rodar los primeros coches; entonces tampoco habría muchos que supiesen qué era un turista.

Rafael Bedia, nieto de Emeterio -uno de aquellos diez hermanos fundadores-, y actual gerente de Los Reginas, cuenta que hasta los años sesenta apenas había movimiento de gente a las playas, y la demanda nunca se acercó a la que habría en los ochenta, aunque hubiese algún momento puntual de enorme ajetreo, como durante la Semana Naval celebrada en julio de 1968, que contó con la presencia del propio general Franco.

Paradójicamente, esa década de desarrollo fue también la de la primera gran crisis en la empresa. La entrada en vigor de una nueva ley de sociedades que obligaba a reorganizarla fue el origen de su división. Se formaron dos bandos, uno, con el abuelo de Rafael, su padre y sus tíos; el otro, los demás. Fue este el que, previa subasta, se quedó con los barcos, mientras que Emeterio y sus hijos se veían obligados a empezar de cero.

En 1967 crearon una nueva empresa, dedicada a hacer ese mismo servicio, con tres barcos, 'Regina Pacis I', 'II' y 'III'. «Hormaechea nos aconsejó que, para evitarnos juicios, cambiásemos de nombre -eran 'Sucesores de los diez hermanos'- y pusimos a la sociedad 'Los Reginas', por los barcos», explica Rafael Bedia.

«Fueron nueve años haciéndonos la competencia, una situación dura porque éramos familia y había sentimientos de por medio», recuerda Rafael Bedia. Cada uno luchó como pudo por salir adelante, y así siguieron hasta la llegada de la crisis, que afectó más a unos que a otros. «Les hicimos una oferta y nos quedamos con los barcos, mientras que ellos decidieron centrarse en las líneas de autobuses, que iban hasta Santoña, y que llevaban funcionando desde los años veinte. Compramos en el 77, y ya no cambiamos el nombre, mantuvimos el de Los Reginas».

La estampa de las lanchas abarrotadas de veraneantes con rumbo a las playas de Somo y El Puntal se convirtió en cotidiana. El crecimiento turístico de la zona compensaba con creces la clientela que les hurtó la generalización del uso del automóvil. Ni siquiera supuso tan duro golpe la construcción del puente que unía las orillas de Pedreña y de Somo en 1978 -antes, obligaba a dar un rodeo kilométrico a los automóviles-, pues el desarrollo que experimentaron los municipios de Marina de Cudeyo y, sobre todo, Ribamontán al Mar, mantuvieron su público. «Cuando parece que se corta una cosa, surge otra que ayuda. La vida es así: cambia con los adelantos y van apareciendo nuevas posibilidades. Como ahora en Somo, con todo eso del surf», reflexiona el gerente de Los Reginas. Calcula que, cada año, sus diez barcos transportan a unas 250.000 personas. En los momentos de más trabajo, durante los meses de verano, hay 37 personas en plantilla.

El próximo 26 de septiembre Los Reginas cumplirán cien años de existencia. «Todavía no sé exactamente qué haremos para celebrarlo», reconoce Rafael Bedia. Sea lo que sea, los vecinos de tres municipios estarán con ellos soplando las velas del aniversario de las pedreñeras.