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En la madrugada del 20 de noviembre de 2017 el antiguo Museo de Bellas Artes, que se hallaba en obras de mejora, ardió por causas que aún hoy se desconocen. El MAS, Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, epígrafe ... adoptado este siglo que muchos sectores culturales rechazaron, afronta desde este otoño una singular cuenta atrás que debe tener como objetivos paralelos, no ya la reforma definitiva de su sede, sino la toma de decisiones sobre la identidad futura del centro museístico fundado en 1908. Dentro de apenas tres semanas se cumple un lustro del incendio que arrasó con buena parte de las instalaciones.
El camino hasta hoy ha estado sembrado de informes, críticas, interrogantes, demoras sucesivas, todo dentro de una deficiente gestión. Si 2022 parece que ha supuesto un punto y aparte tras el arranque en enero de las obras de rehabilitación, las consecuencias del incendio no se han detenido en el propio edificio siniestrado. Desde el pasado verano el epicentro de la polémica se ha trasladado a los supuestos daños colaterales que pudo causar la extinción del incendio en los fondos de la Biblioteca de Menéndez Pelayo provocados por la entrada de agua. Si el origen de las llamas en la calle Rubio nunca se ha esclarecido, el litigio ahora se centra en aclarar qué pasó en la Biblioteca de Menéndez Pelayo y por qué parte de sus fondos estaban en mal estado, tras informes contradictorios: el de la empresa de conservación TSA sostiene que el agua que sofocó el incendio del MAS deterioró numerosos ejemplares; y el de los bomberos, más el personal de la última directora del centro, Rosa Fernández, concluyen que en el edificio anexo al MAS nunca entró el agua.
Lo cierto es que el pasado mes de enero se iniciaron las obras de reforma del Museo de Arte con una inversión finalmente fijada en algo más tres millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses. El inmueble, que se adaptará a la normativa respecto a seguridad estructural, de utilización, accesibilidad y salubridad, ha vivido etapas de incertidumbre que desembocaron en la redacción del proyecto modificado de la obra de restauración. Al inicio del verano se reveló la debilidad de los forjados existentes que hicieron plantear la imposibilidad o ineficacia de una estructura mixta entre lo preexistente y lo nuevo, debiendo hacerse una losa completa en cada planta, más la necesidad de adaptación del sistema de climatización a la exigencia del control de humedad impuesta por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, que hizo reconsiderar algunos aspectos de la instalación.
Las claves
Desde el Ayuntamiento existe el convencimiento de que las obras del nuevo MAS pueden quedar finiquitadas al inicio del verano. Recientemente han concluido precisamente los trabajos que conllevaban mayores retos y problemáticas como el refuerzo de la estructura del museo, tanto en pilares como en forjados, así como la nueva cimentación. Desde ahora se afronta el reparto interior y la restauración de fachadas. Se abordará el saneamiento de los defectos de la fachada con el tratamiento de la piedra enferma, se recuperarán las molduras y ventanas originales y se prestará especial atención para conseguir un edificio eficiente desde el punto de vista de la demanda energética necesaria. La rehabilitación del museo, Bien de Interés Cultural (BIC), contempla una superficie construida de 2.156 m2 en cuatro plantas. El refuerzo de la estructura ha supuesto una tarea compleja en su definición y ejecución, ya que casi la totalidad de estos trabajos se realizó manualmente. La actuación ha conllevado el refuerzo de pilares y forjados para asegurar la estabilidad del edificio frente a las nuevas cargas de uso.
Ahora, al margen del frente abierto con la Biblioteca del polígrafo, los trabajos de rehabilitación de ambos edificios históricos discurren en paralelo, lo que requiere de un cuidado en las labores de coordinación. Todo ello dentro del anunciado proyecto para la Florida y compartiendo el conjunto arquitectónico de Rucabado. Otro elemento positivo conocido esta semana ha sido la obtención de fondos europeos para rehabilitar el Museo de Arte y la nueva Biblioteca Municipal. En concreto son cerca de 800.000 euros. El Ayuntamiento viene reiterando la necesidad de consolidar «un espacio con vocación de permanencia, capaz de competir con los más avanzados y modernos museos, compaginando su actividad con equipamientos culturales de gran relevancia como el Centro Botín, o los que ya están en marcha como Espacio Pereda o el centro asociado al Reina Sofía-Archivo Lafuente».
El origen del siniestro del que se cumplen ahora cinco años se sitúa, según las crónicas detalladas que publicó El Diario, sobre las 05.30 horas de esa jornada cuando los bomberos recibían el aviso de que el edificio estaba en llamas. Se necesitaron ocho horas para extinguir el fuego. Apenas una semana después, la entonces edil de Cultura, Miriam Díaz (hoy concejala de Turismo), acusaba a SIEC, la empresa que ejecutaba los trabajos para mejorar la accesibilidad al museo, de haber cometido «fallos de seguridad». El verano de 2018, el Ayuntamiento redactaba el proyecto de rehabilitación, con un coste cifrado en 3,8 millones de euros.
La Policía Científica argumentó que el siniestro debió originarse en algún fallo del sistema eléctrico, de algún aparato o de la calefacción, atendiendo al estallido que dijeron oír algunos vecinos antes de que asomaran las llamas. Los daños alcanzaron a siete pinturas y una escultura, ubicadas fuera del depósito que almacenaba el resto del fondo mientras transcurrían las obras, y a la mayor parte de colecciones de la biblioteca que el MAS había empezado a configurar en los años 90. Quedó demostrado que SIEC mantenía desconectadas las alarmas antiincendios y los detectores de humo mientras realizaba los trabajos, y Codelse, responsable de su funcionamiento, no informó al Ayuntamiento, que terminó sancionándolas por «irregularidades muy graves».
Mientras la obra de reforma parece definitivamente encauzada este otoño la tarea pendiente apunta al diseño de un proyecto de futuro para el Museo de Arte. Ejemplos de gestión ejemplar se plasman en el acuerdo entre administraciones y apoyos estables, caso del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que ahora afronta una gran reforma. El desafío del MAS radica en integrar el nuevo Museo en el resto del mapa de infraestructuras que prevén una ingente oferta expositiva que puede ser una realidad conjunta hacia 2025. Recientemente se celebraron en Santander unas jornadas organizadas desde la Concejalía de Cultura sobre al papel de los museos.
En el fondo, la pretensión era la de enmarcar los debates en las necesidades presentes de un museo que «debe aprovechar ese renacer físico para replantearse de manera conceptual». Un debate pendiente en torno al público o públicos futuros, los beneficios económicos, los modelos de gestión y financiación, su coordinación o sus efectos en la infraestructura cultural de la ciudad.
El gran mantra que rodea al MAS pasa por redefinir su gestión, colaboración institucional, complicidad, presupuestos adecuados, diálogo constructivo o como se insistió en las citadas jornadas, la apelación a «remar juntos».
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