Secciones
Servicios
Destacamos
Ahora, por un procedimiento administrativo de urgencia. El Gobierno regional acaba de aprobar la licitación de las obras para consolidar la estructura del antiguo convento de Las Clarisas de la calle Alta, que si todo hubiera salido bien a la primera, ya tendría que estar ... en reparación. Pero en el primer concurso público no hubo empresa que quisiera acometerla, lo que ha obligado al Ejecutivo autonómico a acudir a la fórmula jurídica de concurso urgente, lo que acelera los trámites. La Dirección General de Justicia estima que los trabajos, que saldrán al mismo precio de licitación previsto inicialmente (754.257 euros) se podrán adjudicar en verano de forma que estén en marcha antes de que acabe 2021.
El Consejo de Gobierno dio ayer luz verde al proyecto, con el que se aspira a consolidar las cubiertas del conjunto de edificios, que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985 y que incluye la demolición de las construcciones anexas que no merece la pena conservar. Esta convocatoria se licitó en noviembre de 2020 y se postularon dos empresas, pero ninguna de las dos cumplía los requisitos exigidos y se tuvo que declarar desierto el concurso. Esto obligó a la Consejería de Presidencia y Justicia, a cuyo frente se encuentra Paula Fernández, a replantear un proceso que, ahora, en virtud de la Ley de Contratos del Sector Público, «acortará de forma importante los plazos administrativos», han señalado desde el Gobierno regional.
La actuación en el inmueble, que data del siglo XVII, no es una rehabilitación integral. El objetivo es no permitir que avance el grave proceso de ruina que ya le afecta (lleva casi 20 años sin uso) toda vez que se encuentra en un lugar céntrico de Santander y frente a la sede del Parlamento de Cantabria, el antiguo Hospital de San Rafael. A la espera de decidir el destino futuro del complejo que fue convento y fábrica de tabacos, el plan consiste en reforzar su estructura, reparar las fachadas y bóvedas y recuperar las zonas más deterioradas. Se conservarán tanto el claustro como varias salas que la Dirección General de Cultura consideró más interesantes y se derribarán hasta nueve naves anexas carentes de valor. Además, se retirarán las planchas de fibrocemento existentes en gran parte de las cubiertas, se ejecutará un nuevo cubrimiento provisional mediante placas onduladas de fibras minerales en color teja y se sustituirán canalones y bajantes.
El Gobierno regional lleva casi cinco años con la gestión de este proyecto. En 2016 encargó un estudio técnico para dar forma sólida a la idea inicial de recuperar el edificio, que en calidad de BIC debe ser protegido por la Administración. Pero en los años siguientes todo han sido retrasos en las tramitaciones al tiempo que, continuamente, se ha recurrido a este espacio cada vez que se anunciaba algún proyecto ambicioso para Santander o Cantabria. Durante años se consideró al convento candidato a convertirse en una 'Ciudad de la Justicia', lo que se acabó desestimando por no haber el espacio suficiente para ello. A otra vuelta se le vio como idóneo para acoger el futuro Mupac (Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria), lo que tampoco cuajó.
El inmueble fue ocupado por las monjas clarisas durante cerca de 180 años, hasta que fueron expulsadas en el año 1835 por el obispo de Santander para instalar allí una fábrica de tabacos. Las cigarreras entraron en el recinto en 1838 y lo abandonaron en 2002, cuando la producción de la entonces Tabacalera se trasladó a una moderna fábrica en el municipio de Entrambasaguas. El año que viene el viejo convento cumplirá 20 años cerrado. Aunque, si no se producen nuevos retrasos, estará en obras.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.