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Para el Puerto era «una parcela de tierra parcialmente inundable» que estaba «sometida a la entrada y salida artificial de agua de mar a través de una tubería». Sin especial valor ambiental y hasta afectada por una «contaminación moderada por metales pesados». Sin ... embargo, para los ecologistas el espacio formaba parte de «uno de los enclaves más importantes del norte peninsular para la migración e invernada de numerosas especies de aves». Todo, en pasado. Porque el relleno de este espacio en Raos Sur, en la zona del popular edificio rojo con el letrero de «ballestas y basculantes», frente al bar Raos o el Ancora, en la calle Marcos Ruiloba Palazuelos, está ya prácticamente concluido.
La obra comenzó en los últimos meses del año pasado y su evolución puede verse en las fotos que acompañan esta página. Una es del 28 de noviembre (con las palas empezando los trabajos) y la otra, de este fin de semana (y sin ya apenas rastro de agua). En la forma de definir el proyecto está el matiz. «Sellado de la charca sita en Raos Sur» (así lo llamó la Autoridad Portuaria en una nota) o «el relleno de las Marismas de Raos» (según expresó el colectivo ecologista SEO/BirdLife). El Puerto defendió en todo momento la legalidad de los trabajos, una tarea previa para permitir, a continuación, la construcción del vial perimetral de acceso al polígono de Actimarsa y contar con más espacio para almacenar vehículos. Según indicaron, se trata de «suelo calificado medioambientalmente como no protegido». Una «zona no afectada ni por la normativa de Evaluación Ambiental ni por la Red Natura 2000» en la que no hay «ninguna de las especies o comunidades vegetales características de las lagunas costeras clasificadas como hábitat prioritario». Sin embargo, SEO pidió la paralización de los trabajos al entender que sí se trataba de una zona protegida y que en las proximidades nifidica «la colonia de charrán común más importante de todo el Cantábrico», una especie «calificada como casi amenazada».
La polémica no se quedó ahí porque, mientras las palas continuaban con el relleno, desde Izquierda Unida días después de la publicación del asunto en este periódico anunciaron que llevarían el tema a la Unión Europea. Que harían suya la denuncia –y la petición de parar los trabajos– de los ecologistas. Pero las máquinas han continuado las últimas semanas con su cometido.
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