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Las últimas convocatorias musicales y escénicas en el Palacio de Festivales han puesto en evidencia su deficitario sistema de climatización, que se tradujo en la elevada temperatura padecida por los espectadores de la Sala Argenta, incrementada en el caso de los músicos y protagonistas ... sobre el escenario al estar sometidos a los efectos de la necesaria iluminación de sus conciertos o espectáculos. Lo cierto es que este hecho, vivido de manera acusada desde la entrada del verano, no es casual o temporal. En realidad responde al problema que presenta la maquinaria que regula la climatización del edificio que concibió Francisco Javier Sáenz de Oiza, construcción que ya ha superado las tres décadas de existencia en Gamazo. Desde hace ya más de un año, según algunas fuentes, solo una de las dos instalaciones destinadas a ese mantenimiento funciona parcialmente. Pero este déficit de un sistema crucial en todo equipamiento público es tan solo la punta del iceberg del mal estado generalizado que arrastra el Palacio, no ya en lo que afecta e implica a zonas públicas, también en dependencias y espacios interiores.
Deficiencias, instalaciones técnicas necesitadas de renovación, dependencias que requieren reparaciones parciales y actuaciones básicas y una sucesión de irregularidades que el paso del tiempo ha potenciado, en forma de carencias, y que ha dejado en evidencia. Un Plan Director, dedicado a analizar y revisar la situación del equipamiento, revela que no se ha dado prioridad a las lógicas y progresivas mejoras y renovaciones ad hoc al mantenimiento y conservación de un edificio de este tipo.
El resultado, urgencias aparte, conlleva poner al día numerosos elementos técnicos y materiales del engranaje de una infraestructura como la del Palacio de Festivales, lo que supondrá un coste de cerca de 13 millones de euros y varios meses de trabajos, según fuentes del Gobierno regional. Desde la climatización a la propia renovación de las butacas de la Sala Argenta.
Además, dos condicionamientos clave agravan el futuro inmediato: el económico y el temporal, dado que los diferentes y sucesivos usos del edificio impiden una hoja de ruta. Aprovechar una de las paradas técnicas reguladas para acometer reformas conllevaría más de dos meses de cierre.
El coste de esos 13 millones de euros compromete definitivamente las decisiones y medidas que puedan adoptarse, pues a esta cifra hay que sumar otra similar. Hay que recordar que el edificio de Gamazo depende de la Sociedad Regional de Cultura y Deporte, que se halla «en quiebra técnica», según denunció el Gobierno regional el pasado invierno. La Consejería de Cultura siempre se ha referido a la existencia de un agujero que «no ha dejado de crecer» al descubrirse datos y cifras nuevas. Este departamento habló en su día de «desvío de fondos» y apuntó que la sociedad pública, gestionada por el PSOE en la anterior legislatura, presentaba «un agujero» cifrado provisionalmente en 13 millones de euros.
Las intervenciones a las que debe ser sometido el Palacio de Festivales abarcan varias acciones no menos urgentes. Por ejemplo, la renovación completa de la concha acústica, la renovación del sistema general completa de iluminación para su conversión en led, reformas y arreglos en camerinos y vestuarios y la sustitución de las puertas principales de acceso al inmueble por Reina Victoria que, aunque no afecta a la seguridad, presentan deficiencias debido al paso del tiempo
A estas necesidades hay que sumar males casi endémicos que aparecieron en otras épocas como las filtraciones de agua en cubiertas. Otros campos de actuación a corto o medio plazo apuntan a la sustitución del sistema de incendios en el escenario, renovación de conductos de climatización, sustitución de dos ascensores públicos, acondicionamiento de espacios para acceso a terraza y ejecución de nuevos baños y aseos para el publico. Además de reparaciones en zonas afectadas por humedades, pinturas y acabados, averías en diversas instalaciones y adecuación a las normativa actual de las instalaciones eléctricas, más el mantenimiento general del grupo electrógeno. Según fuentes consultadas por este periódico, las obras más urgentes representarían un gasto cercano al millón de euros.
Paradójicamente, en paralelo, vienen acometiéndose las obras de la terraza-mirador del Palacio que, en principio, concluirán en otoño. Los trabajos comenzaron en junio de 2023 y la inversión es de 1,5 millones de euros. Desde 2018 el Palacio no ha planteado ninguna reforma significativa. Desde el actual Gobierno regional se critica que no se hayan abordado en estos años labores que hicieran hincapié en el mantenimiento de elementos básicos, los cuales han acumulado deterioro por abandono.
El Palacio acoge este mes los conciertos del Encuentro Música y Academia y en agosto la programación del Festival Internacional de Santander. Ahora se estudia adoptar las medidas más urgentes a partir de septiembre y continuar con el resto de obras e intervenciones durante 2025, aunque aún no se establecido un plan de actuación.
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