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Está cubierto de maleza y pintadas. Su abandono se aprecia en cada piedra que lo forma. Frente al Parlamento de Cantabria, el convento de Las Clarisas está cada día más degradado y las obras para repararlo no terminan de arrancar. Ya han salido a licitación ... en dos ocasiones, pero en ambas han quedado desiertos. Y desde que salió a concurso por primera vez en 2019, la pandemia y la guerra en Ucrania han encarecido el material hasta el punto de que las mismas intervenciones cuestan ahora un 60% más que entonces. En concreto, volverán a salir a concurso en un máximo de dos meses con un presupuesto de 1,9 millones de euros.
La razón por la que ninguna empresa ha querido ejecutar esta reparación en las dos convocatorias que quedaron desiertas es por el «sobrecoste» que supone andamiar la totalidad del inmueble. «Hemos tenido que modificar el proyecto y dividirlo en varias fases para evitarlo», explica el director general de Justicia del Gobierno de Cantabria, Pablo Ortiz. Así, los andamios irán colocándose por zonas durante la duración total de las obras.
Los pliegos que saldrán próximamente a licitación contemplan dividir la obra en tres fases. La primera, con un plazo de cuatro meses, servirá para reparar, estabilizar, reforzar y consolidar los muros y la cubierta de la iglesia, el área más próxima a la carretera. La segunda, de seis meses, se enfocará en derribar nueve de los once anejos del convento, que carecen de valor. En este periodo también se retirarán los tejados de amianto. Por último, la tercera fase estará centrada en actuar en los tejados del convento y del claustro, reforzar y reparar las cubiertas y acondicionar la parcela. Estas dos últimas partes, además, podrán solaparse para agilizar las actuaciones. Como recalca Ortiz, estas obras son de «conservación y preservación» y son previas a la rehabilitación integral. Se llevan a cabo porque Las Clarisas es un Bien de Interés Cultural (BIC) y es obligatorio conservarlo bien.
Lo que sí ha finalizado ya son las obras de emergencia ejecutadas para garantizar la seguridad del torreón, que debido a su avanzado estado de degradación suponía un peligro para los viandantes. Un arquitecto del Gobierno de Cantabria revisó en febrero esta parte del convento y certificó que había que actuar cuanto antes por su riesgo de caída, por lo que se adjudicó esta intervención con un contrato de emergencia presupuestado en 45.000 euros y con un plazo de tres meses. En concreto, estas obras se han centrado en reponer el tejado, arreglar las vigas, cerrar los huecos de las ventanas tapiadas, rearmar un muro y consolidar la torre.
El convento de Las Clarisas es propiedad de la Consejería de Justicia desde 2005 y durante muchos años la intención era convertir el edificio en una 'Ciudad de la Justicia', lo que se acabó desestimando por no haber el espacio suficiente para ello. En 2017 comenzó a recabar informes para determinar cómo proceder en este BIC para su conservación y, un año después, empezó a redactarse el proyecto de conservación del inmueble, que salió a licitación en 2019 con un presupuesto de 754.000 euros.
El concurso quedó desierto y volvió a ofertarse dos años después, con el mismo presupuesto. En esta ocasión, una empresa presentó una oferta y se echó atrás al considerar que la cantidad era insuficiente para hacer frente a las obras, tras el encarecimiento del material a raíz de la pandemia. Se estima que en ese momento, la reparación era ya un 40% más cara que antes de la expansión del covid a nivel mundial. Y la guerra ha complicado aún más el escenario, encareciendo otro 20% los costes, razón por la cual Justicia ha tenido que repensar el proyecto íntegramente.
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Ana del Castillo
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