Réquiem por las cabinas de teléfono en Santander

Esta semana, el Ayuntamiento de Santander ha concedido licencia a la empresa para que retire las 30 que aún quedan en el municipio. La operación se producirá «ya mismo», ya que el plazo para retirarlas en su totalidad no se prolongará más allá de este mes de febrero.

La mayoría de vecinos coincide en la necesidad de retirarlas, pues la mayoría hace años que no funcionan. De hecho, muchas no tienen ya ni el teléfono. «Lo mejor que hacen es quitarlas, porque ya ni funcionan y lo único que hacen es acumular porquería y estorbar el paso», considera Marisa Romanillo, vecina de la zona de Numancia.

Coincide a medias con su planteamiento, desde la Alameda de Oviedo, Néstor Lanza: «Viendo cómo están, lo mejor es que las quiten. Pero es cierto que las cabinas pueden ser muy necesarias en caso de urgencia, si el móvil se te queda sin batería o si lo pierdes. Pero claro, para eso tendrían que funcionar y la mayoría llevan mucho tiempo destrozadas».

Como recuerda el concejal de Fomento, César Díaz, Telefónica anunció la retirada de las cabinas públicas en todo el territorio nacional, una vez que el Gobierno central eliminó la obligación de mantenerlas como servicio público y de acuerdo con la disposición transitoria novena del anteproyecto de Ley General de Telecomunicaciones aprobada el pasado año.

La actuación consistirá en la desconexión de las acometidas, desmontaje de las estructuras y reposición del suelo, utilizando baldosas de igual aspecto y características al pavimento existente, así como la retirada del cableado. Las tareas de desmontaje, añade el edil, no conllevan la apertura de zanjas, canalizaciones o labores de gran calado, ajustándose simplemente a la adecuación del pavimento, que se realizará en la anchura necesaria para que el resultado sea óptimo.

Al cierre de 2020, entre las 14.824 cabinas de teléfono distribuidas en el territorio nacional se registraron una media de 0,17 llamadas al día, lo que se traduce en un promedio de una llamada semanal.

«Con el auge de la telefonía móvil e internet, la desaparición de las cabinas de nuestras calles era previsible, a pesar de la nostalgia que nos pueda producir al tratarse de un elemento que ha formado parte de nuestras vidas. Próximamente, desaparecerán las pocas que quedan en nuestro municipio y desde el Ayuntamiento velaremos para que el espacio que ocuparon quede en perfecto estado», concluye Díaz.