Rescatan a dos hermanas octogenarias que viven solas y no respondían a las llamadas

«Hay aquí una vecina que guarda relación con una sobrina que estas dos mujeres tienen en Valladolid y que las llama con frecuencia para informar de cómo están; y al parecer el otro día no respondían a las llamadas», explica Carmen, una de las vecinas del edificio.

De inmediato llamaron al 112 y se movilizó a la Policía Local y a los bomberos de Santander, que insistieron llamando a la puerta de las ancianas sin recibir respuesta. Entonces trataron de forzar la cerradura, pero fue imposible: «Ellas cierran dejando la llave por dentro y no pudieron abrir». Entonces accedieron a la fachada por el noveno piso. «Para no echar la puerta abajo, otra vecina les abrió la puerta y pudieron descolgarse por la ventana hasta que llegaron al piso y entraron».

Una vez dentro, los bomberos encontraron a una de las dos mujeres tirada en el suelo, con una fuerte contusión en las costillas. No se movía, pero estaba con vida. La otra, que sufre demencia, se encontraba en el baño. Estaba sentada, sin moverse, como si estuviera en estado de shock.

La Policía Local intervino también y le abrió paso a los sanitarios del 061, que atendieron a ambas mujeres. Primero comprobaron el estado de salud de ambas, porque temían que la que se encontraba sobre el suelo hubiera sufrido un accidente grave. Por suerte todo apunta a que se cayó y se golpeó con fuerza contra el suelo. Por eso las atendieron de urgencia en el inmueble y las trasladaron de inmediato al Hospital Valdecilla, donde se encuentran ingresadas.

«Siempre tienen una sonrisa y son muy amables», cuenta otra de las residentes en el edificio. «Una de ellas está con algo de demencia y la otra la cuida un poco más; pero todo el mundo se pregunta por qué no tienen a alguien que las atienda, porque ya no están en edad de estar solas».

Las dos mujeres no tienen problemas económicos y, en ese sentido, a algunos vecinos les resulta extraño que no contraten a alguien que las cuide. «Siendo tan mayores, ya no pueden hacerse cargo de las labores diarias: limpiar, cocinar, subir las bolsas de la compra... Entre algunos de los que vivimos aquí las atendemos cuando podemos; pero ellas siempre aseguran que están bien y que pueden vivir solas perfectamente. Pero cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta al verlas de que deberían estar en una residencia».

La familia más cercana vive en Valladolid. «De cuando en cuando, una sobrina las visita; pero no está en el día a día, lógicamente», cuentan los vecinos, que tan pronto como vieron a los bomberos entrar por la ventana de las ancianas sospecharon que podía tratarse de un caso parecido al de Mercedes (79 años) y María de los Ángeles (70 años), las hermanas que vivían en el portal 16 de la calle Burgos angustiadas porque sobre ellas pesaba una orden de desahucio.

En este caso fueron también los bomberos los que tuvieron que acceder a la vivienda por la ventana y cuando entraron hallaron los cadáveres de las dos mujeres. La Policía Nacional aseguró que no se trataba de muertes violentas. Algunos vecinos informaron de que la relación con ellas era complicada, que tenían dificultades económicas, y que un abogado estaba tramitando su traslado a una residencia de ancianos. Los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santander acababan de tramitar un expediente de vulnerabilidad, paso previo para recibir las ayudas del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass).