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Una madrugada de angustia. En el MAS se almacenaban más de 2.000 piezas artísticas y una importante biblioteca especializada que no pudo salvarse. Foto: 'Sane' | Vídeo: Pablo Bermúdez

Los rescoldos del MAS

En la madrugada del miércoles se cumplirá un año del incendio que dejó fuera de juego la sede histórica del Museo de Arte de Santander

Violeta Santiago

Santander

Lunes, 19 de noviembre 2018, 19:17

Cualquiera que se interese por el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander (MAS) en su web, se encontrará este anuncio: «Cerrado por reformas. Estará cerrado al público hasta 2019». Una previsión más que optimista: en la madrugada del martes al miércoles hará un año que el edificio que contenía una de las pinacotecas más importantes de Cantabria se quemó y, aunque su propietario (el Ayuntamiento) ya tiene proyecto para rehabilitarlo, aún hay que dar decenas de pasos para que la sede histórica se pueda volver a recorrer. El incendio dejó tras de sí rescoldos de polémica de todo tipo, pero la institución alcanza su primer aniversario sin ubicación pública anunciando cuatro exposiciones para 2019 y 2020.

CRONOLOGÍA

  • Madrugada del 20 de noviembre de 2017. Sobre las 05.30 horas se alertó a los bomberos, que tardaron ocho horas en reducir el fuego del todo.

  • 18 de diciembre de 2017. La concejala de Cultura Miriam Díaz da las primeras explicaciones. Señala a la constructora por haber cometido «fallos de seguridad» al hacer la obra.

  • Febrero de 2018. Las más de 2.000 piezas del MAS se almacenan en un sótano del edificio Casyc, en la calle Tantín.

  • Agosto de 2018. Se anuncia el proyecto de rehabilitación del edificio que acoge el museo: costará 3,8 millones.

  • Octubre de 2018. El Ayuntamiento sanciona a SIEC, contratista de la reforma, con 46.000 euros. Codelse fue penalizada con 1.138 euros.

  • Noviembre de 2018. El Gobierno regional cede al Ayuntamiento de Santander, que lleva años de espera, la nave de la imprenta Martínez, con la que se prevé la ampliación del MAS.

El movimiento inicial hacia la vuelta del museo en su casa de siempre está claro: mientras los fondos están a buen recaudo en un sótano de la Fundación Caja Cantabria en la calle Tantín, la Consejería de Cultura debe dar el visto bueno al plan de reforma del edificio de la calle del Rubio. Que éste esté ahora a cal y canto no impide que la actividad siga su curso y sus trabajadores en activo: desde unas oficinas del Mercado de México se siguen tramitando compras y se preparan actividades de futuro.

Un año después del incendio, sigue sin saberse qué hizo que parte del edificio de la calle del Rubio se pusiera a 800 grados. La Policía Científica, encargada de la investigación, le dio carpetazo seis meses después utilizando estas palabras: «No se puede concretar la etilogía del siniestro ni la fuente de ignición». Tampoco la autoría del mismo, si es que hubo. El suceso no fue demasiado grave si se atiende al número de obras de arte perdidas: fueron cuatro de 2.316, lo que significa que se malogró un 0,17% del total, con un valor aproximado de 50.000 euros. La cifra la facilita el responsable del centro, Salvador Carretero, que asegura que otras cuatro piezas que resultaron afectadas se están restaurando. Escaso desastre para lo que podía haber ocurrido, porque toda la colección se encontraba dentro del edificio, en un búnker construido para la ocasión que era vigilado 24 horas al día.

Las claves

  • La reforma Se ejecutaban obras por 585.000 euros. Pero reabrir la pinacoteca costará 4,5 millones

  • Qué ocurrió La Policía Científica investigó siete meses para concluir que no sabe cuál fue la fuente de ignición

Aunque la verdadera víctima de las llamas fue la Biblioteca Especializada (conocida como BEM). Estaba formada por 28.000 volúmenes entre libros, catálogos, monografías y revistas especializadas y había sido muy costoso reunirla a través de los años. Sin embargo, no estaba inventariada por completo y, a día de hoy, se desconoce cuantas páginas se convirtieron en cenizas.

También será siempre un interrogante por qué los primeros días fue tan difícil saber qué pasaba: primero se dijo que se habían quemado ocho cuadros, después que solo fueron cuatro. La alcaldesa Gema Igual limitó sus mensajes a lo puramente imprescindible, alegando que había que dejar trabajar a los técnicos. Miriam Díaz, concejala de Cultura, tardó un mes en dar las primeras explicaciones oficiales, algo que fue motivo de reproche por parte de los partidos de oposición. Los rivales políticos pidieron su dimisión o cese, sin éxito.

Primera exposición prevista, para la primavera en Tantín

El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo y la Fundación Caja Cantabria están preparando un calendario expositivo conjunto para los dos próximos años que unirá los fondos artísticos de ambas instituciones en, al menos, cuatro exposiciones previstas, para los años 2019 y 2020. La primera de ellas se titulará 'Agua' y mostrará los fondos de las dos colecciones protagonizadas por el líquido elemento. Se espera que esté montada para marzo o abril de 2019. Otra tendrá como protagonista a Gregorio Rodríguez, pintor cántabro muy activo en los años 60, de quien se mostrarán obras inéditas. Y para 2020 se programará una exhibión monográfica de Eduardo Sanz.

Tampoco el director del MAS se puso a tiro de la opinión pública en los días siguientes al incendio, pese a que le persiguió la controversia, toda vez que distintos colectivos criticaron tanto la forma en que se sacaron del edificio los cuadros como que los fondos no se hubieran llevado a un lugar seguro durante la reforma. Cuando Carretero concedió su primera entrevista, optó por la lectura en positivo: que la experiencia sirva para acometer la ampliación del museo, vino a decir, una ampliación esperada desde el año 2000. Sin hacer mucha sangre contra el Ayuntamiento, el director de la institución hizo ver que en la calle del Rubio se trabajaba muy en precario.

Además de a los responsables políticos, el siniestro llevó al ojo del huracán a las dos empresas que participaban en la renovación del inmueble, las dos de Torrelavega, las dos grandes compañías de la región y, ahora mismo, las dos sancionadas por el Ayuntamiento. De un lado, SIEC, la adjudicataria de la transformación y, de otro, Codelse, encargada de la seguridad. Los responsables municipales sospecharon desde el minuto uno que no habían cumplido con sus obligaciones de control del recinto ya que las alarmas antiincendio no se dispararon y los bomberos solo llegaron al edificio cuando el fuego estaba completamente desarrollado.

Por este motivo se abrió un expediente sancionador para determinar responsabilidades que concluyó estableciendo que ambas empresas cometieron «irregularidades muy graves» de sus respectivos contratos, lo que les ha supuesto las sanciones máximas. A Codelse, de 1.138 euros. A SIEC se le impusieron 46.000 euros de multa.

Lo cierto es que, con el MAS, se dio una enorme paradoja: se iniciaron unas obras para hacer más accesible el inmueble y cuando este proyecto estaba cercano a su fin, el lugar fue pasto de las llamas. Ironías, en lugar de reabrirse como estaba previsto –convertido en un sitio más fácil de visitar– se quedó fuera de juego para una buena temporada. Y una reforma que costó en principio menos de 600.000 euros (585.000) acabará costando 4,5 millones ya que ahora hay que añadir los 3,8 millones de euros que costará el proyecto de futuro. Nunca un aniversario de cumpleaños (la institución cumplía 110 años en 2017) salió tan caro.

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