La Pereda vuelve a la vida

Después de años de cierre y a la espera de los últimos trámites, la residencia ya está lista para recibir a sus nuevos habitantes en un par de meses

Álvaro Machín

Santander

Miércoles, 6 de abril 2022, 14:06 | Actualizado 20:14h.

En la planta baja, colgada de una pared cerca de los ascensores, hay una foto antigua. «La encontramos durante las obras», dice un miembro de ... la comitiva de la visita. Aparece la antigua residencia Marcano, una mole blanca al fondo de una calle en la que aún no había rotonda ni buena parte de los edificios que hoy llevan años levantados. La de ahora, la que tienen previsto poner en servicio en un par de meses –cuando tengan ya todos los permisos–, ha cambiado de color. La nueva residencia de mayores La Pereda, de un gris verdoso, albergará a 181 personas (91 en habitaciones simples y 45 en dobles), a otras cuatro (con posibilidad de una quinta, si es un matrimonio con un hijo con dependencia, por ejemplo) en una vivienda dividida en dos estancias y a treinta más como centro de día. Más allá de las plazas que sean concertadas –se sabrá cuando tengan la licencia definitiva–, vivir allí costará 1.850 euros al mes (más IVA) en las habitaciones dobles y 2.300 en las individuales (el centro de día, entre 750 y 800). La empresa Mundiresidencias, que envió en 2018 una carta al Gobierno de Cantabria manifestando su interés por hacerse con el edificio, ha invertido catorce millones.

La obra fue larga. «Complicada», explicaba Jesús López, de la firma que gestionará el centro. Retirar amianto, desescombro, permisos, la pandemia... Lo cierto es que, dando un paseo por los pasillos, el lugar tiene muy buena pinta. Fuera, una fuente, una barca en tierra, una capilla... Una estrella de los vientos en el suelo preside la entrada a un hall amplio y bien iluminado.

La plaza, al margen de las que sean concertadas, costará 1.850 euros en habitación doble y 2.300 en las individuales

Ascensor. Primera planta. El cilindro que da vueltas indica donde estará la peluquería. Hay un cine 'reversible', que puede convertirse en capilla y que será también un espacio de terapia. Para ubicarse cada día: la fecha, comentar las noticias de la jornada... Cocinas, cafetería, comedor, una sala de descanso que permitirá a los residentes echar una cabezada tras el almuerzo sin irse lejos... Muy cerca, en la zona médica, hay áreas específicas para magnetoterapia y un gimnasio de rehabilitación con maquinaria específica. Por ejemplo, para permitir la movilidad de personas con insuficiencia cardíaca.

Tal vez, lo que más llama la atención sea lo que llaman Sala de reminiscencia. Del pasado. «De 'Cuéntame'», bromea una de las responsables de la firma. Con elementos familiares para personas de edad. Personas que tal vez tienen problemas con los recuerdos recientes, pero que mantienen vivas escenas de su infancia. Visitas puntuales a estas salas tratan de refrescar esas imágenes. Y esa misma idea rige en el pasillo donde vivirán las personas que padecen alzhéimer, con una decoración especial, específica.

En general, cada planta, cada pasillo (en los que hay fotos antiguas de Santander), es de un color y cuenta con un aroma distinto. Todo gira en torno a esa idea de la comodidad para el recuerdo y, a la vez, de la terapia (cuenta con un jardín terapéutico Palmlöf). Cuentan que desean conocer la «historia de vida» de cada residente y adaptar su agenda a sus gustos. A lo que les resulte más familiar.

La alcaldesa Gema Igual, que encabezó la visita, destacó que el Ayuntamiento de Santander ha firmado un convenio para reservar a los vecinos de la ciudad que cumplan los requisitos de Servicios Sociales cinco plazas en la residencia y otras tantas en el centro de día en unas condiciones especiales. Igualmente, la Agencia de Desarrollo Local trabaja en los trámites para la contratación de 34 personas de las 110 que se calcula que se emplearán en la residencia cuando funcione a pleno rendimiento.