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Un concurso público, apoyo a los propietarios, un proyecto global y la conservación del patrimonio. Los arquitectos defienden las bases que deben regir la recuperación del Cabildo de Arriba, aunque reconocen que no es un camino fácil. Son muchos los planes de recuperación que ... se han puesto sobre la mesa durante los últimos años y ninguno ha prosperado. Ahora, desde el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Santander se trabaja en una nueva propuesta, un concurso de ideas, que trazará el futuro de esta céntrica y degradada zona. Los expertos consideran que es un buen punto de partida y esperan que, por fin, sea el pistoletazo que desenquiste la parálisis del barrio.
El Cabildo es una de las zonas más privilegiadas de Santander en cuanto a su ubicación. Apenas cien metros lo separan de la plaza del Ayuntamiento y es una de las pocas áreas del centro de la ciudad que se libraron del incendio de 1941 y que, por tanto, se pueden considerar casco antiguo. Pero, a diferencia de otras ciudades, no se ha puesto en valor y su aspecto no deja de empeorar. Los solares vacíos son cada vez más numerosos y muchas viviendas están en mal estado. De algunas, sólo 'sobrevive' la fachada. La necesidad de actuar es urgente y los vecinos han alzado la voz en numerosas ocasiones para pedir soluciones, aunque la mayoría ya perdió la esperanza de que el barrio mejore.
Desde un punto de vista técnico, los arquitectos tienen la solución para que el Cabildo deje de ser un área en decadencia y se convierta en una de las mejores zonas de Santander para vivir. Eso no quiere decir que sea sencillo, pues para llevarlo a cabo se tienen que poner de acuerdo varias Administraciones y los propietarios. Además, será necesario un buen desembolso económico que permita rehabilitar varios miles de metros cuadrados de viviendas y zonas verdes.
Román San Emeterio, Vicedecano Colegio de Arquitectos
César Córdoba, Arquitecto
Anníbal González de Riancho, Arquitecto
El vicedecano del Colegio de Arquitectos, Román San Emeterio, apunta que el proyecto que se desarrolle sobre el barrio debe ser global. Es decir, no considera que haya que plantear diferentes actuaciones según la zona o el nivel de degradación que puedan presentar los edificios. Cree que realizar un concurso público en el que diferentes expertos presenten sus propuestas será la mejor manera de recuperar el Cabildo y desarrollar en él «un barrio del siglo XXI que conserve y respete el patrimonio». Para San Emeterio, se deben conciliar ambos conceptos. «Los edificios que se mantienen en pie deben ser rehabilitados tal cual».
La recuperación del convento de Las Clarisas será, según San Emeterio, uno de los «elementos clave» del Cabildo. Como Bien de Interés Cultural, cree que es fundamental rehabilitarlo cuanto antes tras años de abandono. Actualmente, está en trámite un proyecto para realizar en él una serie de actuaciones que impidan que su degradación vaya a más. «Pero no se puede quedar ahí, debe recuperarse íntegramente». Además de las viviendas e inmuebles, considera que se deben recuperar los espacios libres, retomarlo como parte de la ciudad. «Puede parecer paradójico incluir espacio libre en el Cabildo donde hay solares destrozados».
Las pendientes del barrio suponen uno de sus grandes retos. «Dificultarán el proyecto que se desarrolle. Planificar una ciudad en pendiente siempre es un esfuerzo extra y se tendrá que tener en cuenta a la hora de diseñar las actuaciones».
El trabajo público-privado «es indispensable». Muchos edificios del Cabildo son de titularidad privada y el vicedecano apunta que el éxito de este proyecto implica «que todas las partes pongan mucho de su parte». Cree que las Administraciones deben tender la mano a los pequeños propietarios. «Es bueno para ellos y para la ciudad también, debe llevarse a cabo ese acompañamiento». Esto es especialmente importante para ese vecino que, por su situación económica, no puede abordar las rehabilitaciones integrales que deben llevarse a cabo en muchos edificios. San Emeterio pone como ejemplo Burdeos, una ciudad donde esta unión público-privada dio un lavado de cara a las zonas degradadas.
¿Qué pautas debe cumplir el concurso público que se realice en el Cabildo? Para el vicedecano, se deben conciliar los elementos de interés del barrio con una estrategia de desarrollo. «Si te ciñes al parcelario, hay edificios de tipo más medieval que será difícil que tengan accesibilidad, habitabilidad... El concurso será interesante para estudiar estos pormenores y marcar unas líneas de desarrollo». El trazado viario, en su opinión, tendrá que ser similar a lo que ya hay. «O quizá llegue una propuesta innovadora. Lo importante es que lo que salga ahora de la rehabilitación pueda ser algo conservable y valorado dentro de 150 años».
El Cabildo es «uno de los pocos trozos antiguos» que quedan en Santander. El arquitecto Anníbal González de Riancho, experto en patrimonio, apunta a que hay alguna más, como la calle Arrabal o Tetuán, «pero están poco conectadas, el incendio creó una brecha entre ellas». Para conservar su historia, cree que habría que llevar a cabo una rehabilitación en la que se respeten las alineaciones y los volúmenes actuales. En el interior del barrio, considera que se deben cuidar las zonas verdes localizadas entre los edificios. «Pueden dar juego y vida. Hace años, había zonas de huertos en el Cabildo que considero que deberían recuperarse e incorporarse cuando se ponga en marcha el proyecto».
La degradación es una constante en el barrio, aunque para González de Riancho la más desaprovechada es la vertiente sur, «la fachada hacia las estaciones». El centro del barrio tampoco está mucho mejor. Entre las calles San Pedro, Limón y las cuestas Hospital y Garmendia se encuentra el corazón del Cabildo. «Ahí es donde está el barrio, la pieza más importante. Hay poco salvable». Hace 500 años, esta era la zona más importante de Santander, la Puebla Vieja. «Allí vivían las personas más importantes». Ahora, de todas sus virtudes sólo conserva la ubicación.
También confía en que un plan especial es la solución para recuperar el barrio. «Tiene que predominar la rehabilitación y conservarse la tipología». La parcela de esta zona es medieval, más pequeña que la que se hace ahora, y González de Riancho defiende que su renovación se tiene que ajustar en la medida de lo posible a lo que había en cuanto a volumetría y espacios verdes y de recreo. Ya no se hacen las grandes alturas de antes, con plantas bajas que casi doblan las actuales, y entiende que será alguno de los detalles que se actualicen.
Como San Emeterio y González de Riancho, el arquitecto César Córdoba apunta que este tipo de barrio histórico «necesita un plan estratégico de rehabilitación global». Aunque después se puedan definir fases de actuación según el mayor o menor deterioro, el objetivo debe ser común en todo el área. «En este barrio hay una oportunidad muy grande de que conviva la historia y el urbanismo. La sociedad está cambiando y es un buen momento para incluir nuevas formas de habitar. Pero eso sí, cuando intervienes en patrimonio, se debe respetar lo existente y la arquitectura nueva debe convivir con la antigua».
En el plan que se desarrolle, se tendría que detectar qué edificios siguen en pie y necesitan una rehabilitación menor. «Hay que respetar todo lo que se pueda, no consiste en hacer 'tabla rasa'». Córdoba también considera que hay que rescatar las características del Cabildo e introducir arquitectura moderna. «Ese es el reto, siempre desde la sensibilidad y el respeto a la historia del barrio». Es partidario de que se desarrolle el plan a través de un concurso de ideas, pero debe estar «muy bien asesorado». Es decir, que prime la arquitectura y el beneficio social más allá del apartado económico. «Este tipo de concursos se usan en otras partes de Europa con muy buenos resultados. Hace falta un buen jurado que elija la mejor idea».
En cuanto a la colaboración público-privada, cree que la transparencia y la mediación con los inquilinos debe estar garantizada para llegar a buen puerto, pues la actuación involucra a muchas personas y la comunicación fluida es fundamental para llegar a entendimientos. «Si yo fuera inquilino y se me propone un buen plan y apoyo para recuperar mi vivienda y el resto del barrio, estaría encantadísimo».
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