El Resucitado pone fin a la Semana Santa

El Domingo de Pascua es la festividad que conmemora la resurrección de Jesucristo y que da inicio para los cristianos al periodo litúrgico conocido como tiempo pascual. La procesión tuvo, por tanto, un tinte más celebrador. En cabeza desfilaron las hermandades con sus capas verdes, violetas, granates o blancas –a juego, en cada caso, con las mascarillas o los lazos de las coletas– y cerrando iba la imagen de Jesucristo resucitado, adornada con claveles rojos. Una mujer entre el público se preguntaba si habría encuentro entre la virgen y su hijo, y otro señor celebraba lo «bonita» que le resultaba esta procesión. En la Plaza de Atarazanas, algunos se detenían a mirar el reloj del Año Jubilar lebaniego, que, teóricamente, informa de lo que resta para esta celebración.

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Luego de atravesar esa plaza, de cruzar Calvo Sotelo y enfilar por la calle Juan de Herrera, la procesión llegó a La Porticada alrededor de las dos de la tarde. La gente se fue concentrando allí para ver cómo el paso entraba en la carpa expositiva al ritmo del himno de España.

«Lo has hecho muy bien, te has portado como una campeona», felicitaban a una de las niñas que integró la comitiva después de que esta se disolviera y las hermandades se dirigieran a la carpa para retirar de allí sus pasos. Otros dos niños se acercaban a saludar a su profesora de religión, hoy vestida de cofrade.