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Sin ropa, sin documentación, sin cartera y sin llaves. Ni de casa ni del coche. Todo desapareció en la misma bolsa de plástico en la ... que lo metió cuando ingresó en el servicio de Urgencias de Valdecilla. «De repente, me encontré sin nada», señala Javier Ignacio Mons Blanco, un vecino de La Cavada de 71 años, que había acudido al hospital para ser atendido de lo que resultó ser una neumonía. Fue el 13 de septiembre. Se desplazó él solo, así que no tenía a quien dejar sus enseres personales cuando le confirmaron que quedaba ingresado. «Antes de llevarme a los boxes de observación, la enfermera me dijo que mi ropa y mis cosas las dejase en una bolsa -es el procedimiento habitual-. Al dársela, ella la guardó debajo de la camilla donde estaba siendo trasladado, y al llegar al lugar un celador se llevó la camilla», relata Mons. El problema es que la bolsa también continuó el viaje. Y nunca más se supo de ella, según la denuncia que presentó el 17 de septiembre (justo al día siguiente de recibir el alta) ante la comisaría de la Policía Nacional.
«En cuanto me trasladaron a planta desde Urgencias, y se me pasaron los efectos de la sedación, observé que la bolsa ya no estaba. Decidí comunicarlo al personal sanitario y ellos me dijeron que no me preocupase, que la iban a buscar», cuenta el paciente. Preocupado por la situación, y al ver que pasaba el tiempo sin recibir noticias, «opté por dar de baja la tarjeta de crédito» y, en ese trámite, confirmó la peor de sus sospechas. La bolsa no se había extraviado por el hospital, sino que «alguien ya había hecho esa misma tarde en la que desapareció varias compras con mi tarjeta. Por desgracia, mi entidad bancaria me comunicó que entre las 16.00 y 18.00 horas se había hecho un gasto de 230 euros en diferentes establecimientos» (adjunta el registro de esos movimientos).
Después, en el momento de recibir el alta, el mayor inconveniente fue que no disponía ni de su ropa ni de sus llaves, llegando incluso a plantearse la posibilidad de abandonar desnudo las instalaciones en protesta por la falta de soluciones. «Me quité lo único que llevaba, que era la bata, y me disponía a abandonar el edificio cuando el asistente social me detuvo y enseguida llamó a una ambulancia para que me llevase a casa, además de darme un pijama para poder cubrirme». Al llegar a La Cavada, cuenta que accedió como pudo a su casa. «Salté desde las verjas de mi jardín hasta el balcón, desde donde pude meterme gracias a una de las ventanas que tenía entreabiertas».
Junto a la denuncia por robo, este vecino de La Cavada ha presentado también una queja al Servicio Cántabro de Salud (SCS) en la que critica la «ausencia de seguridad» en el complejo sanitario. «Yo estuve solo en todo momento, sin nadie que estuviese vigilando lo que estaba pasando. Recomiendo a quienes ingresen por su cuenta en Urgencias de Valdecilla que tengan sus pertenencias a la vista». Esta es la recomendación que siempre hacen desde el propio servicio. «No hay ningún derecho a que pasen estas cosas».
Por el momento, la Policía sigue investigando lo sucedido. «No he recibido novedades por parte de las autoridades», concluye Mons.
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Ana del Castillo
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