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Ahora sí que sí. El número cuatro de la calle Nicolás Salmerón, en el barrio Castilla- Hermida de Santander, ha recuperado su normalidad. Tras varias semanas de confinamiento -al principio total y después parcial-, todos los vecinos del inmueble son negativos en covid-19. ... La única persona que seguía contagiada era una mujer de 89 años que vive sola y que fue trasladada al hospital de Valdecilla para permanecer en observación mientras superaba el virus. Ya que, debido a su avanzada edad, es una persona de riesgo.
Con este alta, la Consejería de Sanidad da por finalizado este brote de coronavirus, donde ya no queda nadie en cuarentena. Así lo señaló ayer el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, quien explicó que una vez cerrado este foco quedan tres brotes activos en Cantabria: los dos que se han registrado este fin de semana, que suman 16 casos, y el de los marineros boniteros aislados en el albergue de Solórzano, donde quedan cuatro de ellos en confinamiento preventivo.
Este brote en Castilla-Hermida se detectó el 27 de junio. Aunque sólo dieron positivo los habitantes de cuatro inmuebles -un total de 14 personas, que terminaron siendo 16 por contagios dentro de la misma vivienda- se confinó el edificio completo. Durante diez días, cerca de cien vecinos estuvieron encerrados entre las cuatro paredes de sus pisos. De ellos, 83 nunca tuvieron el virus. Personas que tuvieron que dar negativo tres veces seguidas antes de poder retomar su vida normal. Aunque la medida resultó incómoda para los afectados, consideraban positivo que se tuviera tanto control para evitar que el virus pudiera extenderse. «Lo entiendo, pero espero que con tres test ya sea suficiente para los que no tenemos nada y nos dejen salir», exponía Tomás Pérez, a quien el confinamiento le pilló llevando la compra a su hermana y tuvo que quedarse en el piso durante más de diez días a pesar de no vivir allí.
El 7 de julio se realizó el tercer test y al día siguiente pudieron salir aquellos que habían dado negativo desde el principio. Fue una decisión tomada tras comprobar los resultados de las 106 pruebas que se habían realizado con las muestras de sangre de los 97 residentes del inmueble y de otros nueve que, pese a tener su residencia habitual en el edificio, no se encontraban viviendo allí cuando se decretó el encierro obligatorio. Tras el tercer test, se mantuvieron en sus casas las 13 personas cuyo PCR había vuelto a resultar positivo. El miércoles pasado, nueve vecinos de dos de las cuatro viviendas dieron negativo en la cuarta prueba PCR y ya sólo quedaban por negativizar el virus seis personas de una vivienda y la mujer de 89 años que estuvo en Valdecilla, que por fin recibieron el alta.
Desde que se liberó el edificio, los negocios de la zona suspiran aliviados por haber recuperado la normalidad. Justo al lado del portal hay una farmacia que ha tenido un papel fundamental durante el brote, ya que ha surtido de medicinas a muchos vecinos del inmueble, especialmente a las personas mayores que necesitan tratamientos. También en el bar El Moro celebraron hace dos semanas el desconfinamiento de la mayoría de las viviendas y la vuelta a la rutina. En la peluquería, Ana Echeverría aseguró tras saber que el número 4 ya no iba a tener vigilancia que «estamos todos más tranquilos porque parece que todo vuelve a ser como antes».
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