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No eran muchos, pero a los dos grupos que se decidieron por el recorrido turístico a pie por el centro se les reconocía bien. Los 116 cruceristas que atracaron ayer en Santander a bordo del 'Hanseatic Nature' dispusieron de tres planes diferentes para ocupar las diez horas que el buque de lujo estuvo amarrado en el puerto de Raos: un paseo por la capital con degustación de pinchos, una visita a Santillana del Mar y al museo y la réplica de Altamira o un viaje a Bilbao para conocer la ciudad vizcaína y acceder al museo Guggenheim.
El segundo crucero que arriba a Cantabria tras el parón por la pandemia -el primero fue el 'Amera' el pasado 18 de septiembre- llegó con turistas alemanes a bordo además de 151 tripulantes. A las diez y media de la mañana, un autobús lanzadera dejó a una treintena en la puerta de la Estación Marítima. Acompañados por dos guías, comenzaron a caminar en dirección al centro con sus mapas y sus cámaras preparadas para disparar hacia todo aquello que despertara su curiosidad.
La primera parada fue en la calle Lealtad. Allí Gabriela Costa les explicó la historia de la Catedral. Después continuaron hacia el Ayuntamiento donde, de nuevo, se detuvieron para atender las explicaciones. El porqué de las tres banderas del balcón o la simbología del escudo de la ciudad centraron sus dudas. «Les está gustando mucho porque Santander, para los cruceros, es un diamante en bruto. Sólo hay que pulirlo. No tiene nada que envidiar a otros destinos turísticos del norte del país», aseguraba la profesional que encabezaba la comitiva germana.
En esa misma plaza, precisamente, fue donde les proporcionó un dato revelador. La importancia del sector pesquero en la región y, por extensión, en España. «Cada español consume 40,5 kilos de pescado al año, frente a los 18,9 de la media mundial. Ahora lo vamos a ver», concluyó.
No pudieron. Tras rodear el Ayuntamiento, la intención era acceder al Mercado de la Esperanza para contemplar los puestos. Las normas anticovid de la instalación prohíben las visitas guiadas hasta la una y media de la tarde, lo que en la práctica supone torpedear la entrada de turistas en grupo, puesto que el Mercado cierra a las dos de la tarde y para esa hora poco pescado puede verse sobre los mostradores.
Ante la atónita mirada de los cruceristas alemanes, la guía continuó el camino hacia la calle Juan de Herrera para detenerse en la plaza Porticada. Allí se juntaron los dos grupos que hacían la visita a pie. «Para nosotros que vengan cruceros es algo que nos da esperanzas, una alegría. Llevábamos un año y medio sin poder trabajar», relataba Rosana Mena, la guía que comandaba la otra expedición hacia el Centro Botín. Allí subieron hasta la terraza superior para contemplar las vistas de la bahía en un día soleado y sin apenas viento.
Luego, comenzó lo que más esperaban: los pinchos. La organización les había preparado tres paradas. La primera en la misma cafetería del museo, la segunda en la Casa del Indiano, en el Mercado del Este, y la tercera en Días de Sur. Dos tapas con bebida en cada una que degustaron con entusiasmo. A continuación, emprendieron el camino de regreso a la Estación Marítima, donde un autobús lanzadera les condujo de nuevo al barco. A las seis de la tarde partieron rumbo a su siguiente destino: Leixoes, en la vecina Portugal.
Mientras todo esto sucedía, los representantes políticos visitaban al capitán del barco, Ulf Sodemann, para entregarle una placa como obsequio de bienvenida a su primera escala en Cantabria. El presidente de la Autoridad Portuaria, Francisco Martín, aprovechó la ocasión para vender Santander como destino de cruceros. Incluso se fijó un reto: «Tenemos que estar en el imaginario de los armadores para no perder el horizonte de los 25 cruceros anuales que nos marcamos como objetivo». Una meta que compartió el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, que insistió en «la necesidad de seguir promocionando el Puerto de Santander como escala de estos barcos y del ferri, ya que aportan una excelente imagen de cara al turismo».
Tras el 'Amera' y el 'Hanseatic Nature', otro gran crucero atracará este mes en Santander. Se trata del 'Spirit of Adventure', que tiene previsto hacer escala la semana que viene -el viernes 15-. Se trata de una embarcación mucho más grande, con capacidad para 800 pasajeros -antes del covid podía transportar a 1.000- y 550 tripulantes.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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