![Maqueta de un proyecto de 1993 para el Frente Marítimo que no llegó a ejecutarse y que está llena de curiosidades.](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/01/28/91175660-kBRD--758x531@Diario%20Montanes.jpg)
![Maqueta de un proyecto de 1993 para el Frente Marítimo que no llegó a ejecutarse y que está llena de curiosidades.](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/01/28/91175660-kBRD--758x531@Diario%20Montanes.jpg)
Santander a escala antes de zarpar
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La Estación Marítima alberga una exposición permanente que permite estudiar la evolución de la ciudad y de los muellesEs, sobre todo, un aliciente para el paseo por la zona marítima. Una de esas curiosidades que surgen cuando uno se disfraza de turista en su propia ciudad. Quince maquetas y tres propuestas. Descubrir, a escala, curiosidades y rincones, ver cómo ha cambiado Santander -y, ... especialmente, el puerto-, y también saber cómo podían haber sido uno y otro con diferentes proyectos que no llegaron a completarse. ¿Se imaginan un atraque tipo Puertochico frente al Museo Marítimo? ¿O una pasarela hasta allí desde Reina Victoria? Eso, entre otras cosas, está en una de las maquetas que se exponen de forma permanente en la Estación Marítima.
Lo explica Eduardo García, actual responsable de las actividades culturales de la Autoridad Portuaria. La muestra se inauguró en las Navidades de 2022 dentro de los actos del 150 aniversario del Puerto de Santander. «Son maquetas que estaban dispersas en diferentes edificios portuarios. El grueso se encontraba en la antigua carpintería de Gamazo. Algunas estaban de exposición, pero otras, casi abandonadas. Así que, con motivo del aniversario, se aprovechó para restaurarlas y exhibirlas como una exposición que quedase de manera permanente y que sirviera como decoración de la sala de espera en la Estación Marítima». Del arreglo se encargó el maestro artesano José Ramón Argumosa (MDCA Modelismo y Maquetas) -que era autor, además, de buena parte de las maquetas- y el comisario de la muestra -'Otras dimensiones. El Puerto a escala'- fue Carlos Limorti.
La de ese Puertochico en Gamazo (es una forma de decirlo) es una de las que dejan «descolocado» al visitante. Está hecha con mucho detalle y cubre prácticamente toda la línea del frente marítimo de la ciudad.
Con una parte real y otra 'imaginaria' porque se trata de un proyecto de 1993 de los prestigiosos arquitectos Junquera y Pérez Pita. Es eso, un proyecto (hay, entre otras curiosidades, un edificio en forma de cubo).
Llamativa es también la que muestra la bahía vaciada de agua. «Es la que más gusta a los ingenieros». Batimetrías, altimetrías o los calados -que explican por qué los barcos pasan por donde pasan-. La maqueta es de la década de los setenta.
El año de construcción de estas miniaturas es determinante para entender los cambios. La que se detiene en Marqués de la Hermida, la dársena de Maliaño y el Barrio Pesquero incluye los edificios que ya no están. Entre ellos, la lonja y las naves de esa zona. O el antiguo punto de descarga del carbón. En otra (centrada en la descripción de los muelles y en la actividad más industrial del puerto) son muy visibles los ya desaparecidos depósitos que tenía la Campsa cerca de La Marga.
Las vías de tren que atravesaban el paseo marítimo, el entorno de los Jardines de Pereda o la Plaza del Machichaco antes de levantar el Centro Botín, el aparcamiento del ferri que ahora es terreno ganado para la ciudad... Muchos cambios. Uno de los trabajos representa la propia Estación Marítima que alberga hoy la muestra en una estampa de 1972 (con vagones, grúas...) y otra se centra en el mismo edificio, pero en el año 2000.
«Algunas se han utilizado en exposiciones en la Nave Sotoliva o el Palacete del Embarcadero», detalla García. Las de los faros, desde un punto de vista estético, puede que sean las más atractivas. Está el de Cabo Mayor con sus espectaculares acantilados, que incluye alguna edificación en el complejo que finalmente no se ejecutó (en el proyecto de conversión del faro propiamente dicho en centro de arte). También la del de la Punta de La Cerda, en La Magdalena. Y, por último, la del faro de Mouro, que reproduce la isla y permite imaginar con crudeza lo que suponía estar destinado a mantener encendida esa luz en el mar.
Hay una, en vertical, que, a través de una vista aérea, muestra el complejo portuario de Raos y, en general, se centra en la actividad más propiamente portuaria con la imagen de hace algunos años. Los depósitos, los graneles, el almacenamiento de coches... Está a un lado, más próxima a la oficina de turismo que hay en la Estación. Y al fondo, pegado a los cristales con vistas al mar, se encuentran, entre otras, las maquetas que cedió Brittany Ferries con tres de sus buques. Tres clásicos que los santanderinos han visto atracados durante años en su bahía: el Bretagne, el Pont-Aven y el Quiberón.
Por si a alguno, entre tanta maqueta y estando en una estación marítima, le entra el gusanillo de comenzar un viaje.
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