Santander exigirá informes detallados a 131 edificios construidos tras el incendio

Aunque por lo general se solicita el Informe de Evaluación del Edificio (IEE) para determinar si es seguro habitar o no un inmueble, el concejal de Fomento, César Díaz, explica que prefieren ir más allá para asegurarse. «El IEE es una especie de ITV de los edificios que muchas veces no pasa de lo visual y lo que queremos es cerciorarnos de que no hay patologías que pasen desapercibidas a simple vista». Así, en su área trabajan actualmente en concretar y marcar las pautas que se solicitarán: catas en la estructura, ensayos de resistencia...

Al ser un informe más exigente, el Ayuntamiento dará ayudas a las comunidades de vecinos para que puedan asumir parte del gasto. En total, cuentan con una partida de 650.000 euros y ya se está elaborando la ordenanza que recogerá toda la información sobre estas subvenciones. «Queremos que las comunidades de vecinos sientan que el Ayuntamiento les echa una mano», apunta Díaz. Ya tienen listos varios borradores y estima que tras el verano la tramitación estará bastante avanzada y podrá llevarse a consulta pública. «La intención es que de aquí a final de año esté lista la ordenanza».

Para asegurarse de que el informe recoge todos los aspectos importantes para valorar en profundidad el estado de los edificios, el Ayuntamiento cuenta con las aportaciones de técnicos especializados y laboratorios que ayudarán a concretar el coste total de cada informe y a definir así la ayuda económica que se entregará a cada comunidad. «Estamos terminando de concretar esas cuestiones, la parte jurídica es la que más armada está».

Los edificios construidos en los más de 115.000 metros cuadrados de solares arrasados por el incendio de 1941, en pleno centro de la ciudad, se levantaron a una velocidad récord y con materiales que no eran los mejores en una época como aquella, en plena posguerra. Muchos se elevaron años después con más plantas de las que contemplaban los planos originales. A este cóctel se suma el deterioro producido por el paso del tiempo.

Así, tras lo ocurrido en el número 13 de Isabel II, el Ayuntamiento tomó cartas en el asunto para determinar cuántos edificios estaban en una situación similar. Tras un intenso estudio, se concretó que debía analizarse la salud de los inmuebles construidos en las décadas de los cuarenta y los cincuenta en el espacio abrasado por el fuego. En total, 131 inmuebles según los cálculos del Consistorio.

¿Y por qué hay que hacer un análisis más profundo del que se pensó en un primer momento? Porque muchos de estos edificios se han ido remodelando superficialmente y no se aprecia su estado real. Por eso, las graves deficiencias del edificio de Isabel II no se detectaron antes porque estaban 'enmascaradas' debajo de pequeños arreglos. Por ejemplo, una buena mano de pintura tapa las faltas en la superficie de un pilar pero no refuerza su estructura, por lo que un simple vistazo no es suficiente para evaluar la salud real del edificio. En los bajos comerciales, la apertura de un nuevo negocio trae un cambio drástico en la imagen del local, lo que a simple vista da la sensación de que el espacio es completamente nuevo sin que se aprecie el estado de su estructura.