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El Ayuntamiento de Santander se reunirá próximamente con los responsables del Ministerio de Transición Ecológica para solicitar que dé marcha atrás en su decisión de paralizar la obra de los espigones de La Magdalena, un proyecto diseñado por el anterior equipo -ahora del PSOE y ... antes del PP- con el fin de consolidar la arena de las playas y evitar que cada año sea necesario realizar rellenos artificiales. El concejal de Medio Ambiente de Santander, José Ignacio Quirós, confirmó ayer a este periódico que se desplazará hasta la sede ministerial junto con la alcaldesa, Gema Igual, para defender la reanudación de los trabajos. Es decir, una vez acabado el dique oeste, levantar el este para que el efecto que pretendían los ingenieros sea tal.
Quirós, como los grupos de la oposición y la plataforma Salvar La Magdalena, que se opone frontalmente a la creación de estos espigones por su impacto «ambiental y paisajístico», sí coinciden en que era previsible -así lo decían los estudios de los expertos- que temporales marítimos como el que ha sufrido recientemente el litoral pudieran tener efectos negativos en la cantidad de arena acumulada. Estos días, en zonas como la situada frente al balneario de La Magdalena la playa presenta un 'mordisco' de cerca de 60 metros como consecuencia de la pérdida de arena. También están de acuerdo en que hay que conservar las zonas de baño, pero no en la manera de conseguirlo.
«Que pase eso no es una sorpresa. Estamos viendo que un único espigón no es suficiente. Por eso venimos insistiendo en que para poder conservar ese entorno hay que actuar», afirma el concejal en referencia a la obra, y se muestra muy crítico con la incertidumbre que ha generado el Ministerio. En estos momentos no se sabe si se completará el proyecto, se desmontará la estructura ya finalizada o se buscará una solución intermedia.
Recuerda Quirós que el sistema de dos diques superó los estudios y declaraciones de impacto ambiental, pero no se conoce cuáles pueden ser los efectos sobre el ecosistema de un único dique, algo que produce «inquietud» en el Consistorio. Además, el concejal lamenta que la decisión del Gobierno central se haya tomado sin ningún respaldo técnico ni estudios de cómo este cambio puede afectar al estuario. Y a ello añade la posibilidad de que la concesionaria pida una indemnización por la finalización de la obra. «Hubo hasta tres recursos en la Justicia que fueron denegados y antes, durante el periodo de alegaciones, ni los ecologistas ni la plataforma presentó ninguna alegación», concluye.
Desde el PSOE, su portavoz, Pedro Casares, cree que si no hubo alegaciones es, en parte, porque el impacto visual y ambiental que produce la obra es mucho mayor al que aparecía sobre el papel. «Queremos que se mantenga las playas, pero tan importante es eso como que la forma de mantenerlas sea sostenible y respetuosa. Tenemos claro que esta obra no tenía que haberse iniciado por su enorme impacto ambiental y paisajístico», apunta Casares. El concejal socialista niega que la paralización del proyecto sea un «capricho» del Ministerio, como lo definió el equipo de gobierno, sino que es una muestra de «sensibilidad» con la petición que realizó el Parlamento de Cantabria con el voto en contra del PP.
«Es habitual que con las mareas y los temporales se pierda arena, lo que pasa es que este año es más evidente porque no hubo rellenos. La base inicial de arena era menor», subraya Casares, quien insiste en que esa opción, la de llevar arena cada temporada en primavera, era la más idónea. A Quirós y al Ayuntamiento no le gusta porque soluciona el problema en verano, pero «no se trata de disfrutar sólo de la playa, también del paseo en invierno».
La postura de 'Salvar La Magdalena es similar a la del principal grupo de la oposición. «Dragar arena de la bahía hay que hacerlo de todas formas. El gasto de unos 50.000 euros al año es el mismo si se deposita en las playas, como se viene haciendo, o mar adentro», defiende su portavoz, Javier Gómez Acebo, y cree que la construcción de los diques se debe a intereses de las viviendas del entorno. En contra de lo que apuntan algunos estudios, que prevén una desaparición casi total de las playas si no se hace nada, recuerda que antes de que comenzaran a hacerse los rellenos en 1972 sí había arenales, aunque reconoce que con unas características distintas.
Una vez construido uno de los diques, el PSOE y 'Salvar La Magdalena' están de acuerdo en que el próximo paso, sea en un sentido u en otro, tiene que ser consensuado entre Ayuntamiento, Gobierno de Cantabria y el Estado, pero también con los colectivos de la ciudad que así lo deseen.
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