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Han pasado más de dos años desde que el Muelle de Maura se cerró por las deficiencias en su estructura. Desde entonces, tanto el Ayuntamiento de Santander como la Autoridad Portuaria (APS) han manifestado su intención de rehabilitarlo cuanto antes, aunque la zona dañada sigue ... vallada desde finales de 2018. Al ser una intervención conjunta, ambas entidades se han tenido que plantear cuál es la mejor solución para arreglar esta zona del Paseo Marítimo: rehabilitarlo o derribarlo y construirlo de nuevo. Tras realizar un informe del área dañada, el Ayuntamiento afirmó que se podía recuperar el muelle y, basándose en ello, elaboró un proyecto con un presupuesto de 1,3 millones de euros. En septiembre de 2020, ambas entidades aprobaron un convenio para la rehabilitación y ahora es la APS la que tiene que dar el visto bueno en un consejo de administración interno antes de proceder a la firma de esta actuación conjunta. Tras ese paso, se sacarán las obras a licitación.
El convenio entre las dos instituciones recoge que será responsabilidad del Ayuntamiento la redacción, licitación y adjudicación del proyecto, además de la ejecución de las obras. Por su parte, la financiación será al 50% entre el Consistorio y la APS. «Desde el Ayuntamiento ya hemos redactado el proyecto de rehabilitación del muelle, que cuenta con un presupuesto de 1.356.523 euros y un plazo de ejecución de seis meses», exponen fuentes municipales. En cuanto el Puerto celebre el consejo de administración -la fecha se desconoce-, las obras saldrán a licitación para poder comenzar las intervenciones cuanto antes.
Las instituciones se dieron cuenta de que tenían que explorar la situación de este muelle cuando en febrero de 2016, debido a la corrosión de la estructura, se desprendieron los contrapesos de la Grúa de Piedra. Entonces, el Ayuntamiento abrió un expediente sobre el área y requirió al Puerto a que estudiase el estado del malecón sobre el que se asienta. Fue a finales de 2018 cuando se tomó la decisión de cerrar el paso en el Muelle de Maura. Desde ese momento, unas vallas de acero acompañadas de un cartel que prohibe la entrada impiden acercarse al mar en este céntrico punto de la ciudad, ubicado entre la Grúa de Piedra y el Palacete del Embarcadero.
La estructura dañada, construida en 1922, es una ampliación del muelle realizada a base de pilotes prefabricados hincados en el lecho marino sobre los que se sostiene una estructura de pilares, vigas y viguetillas de hormigón armado con estructura de hierro. Su mal estado obligó a acotar la zona en septiembre de 2018 y vallarla definitivamente tres meses después.
Tras debatir la mejor opción y encargar sendos informes, el Ayuntamiento y el Puerto llegaron en marzo de 2019 a un acuerdo para reforzar la estructura en lugar de demolerla. La idea de derribarla y levantarla de nuevo era la opción inicial del Puerto, puesto que los expertos que contrató la entidad para valorar el estado del área recomendaron desmontarla. Pero la alternativa no gustó al Consistorio -que no quiere restar espacio en un lugar de referencia de la ciudad-, por lo que encargó su propio informe y, basándose en él, ambas instituciones acabaron optando por acondicionarlo.
Aunque es el Ayuntamiento quien se encarga de la elaboración del proyecto y el desarrollo de las obras, el plan de reconstrucción será supervisado por el Puerto, que tendrá que dar en todo momento luz verde, ya que la actuación se desarrollará en dominio público portuario. En el pasado, este muelle también se utilizó para realizar trabajos portuarios, una actividad que ya no se desarrollará más en este área. Es decir, no tendrá que soportar los esfuerzos que requiere un atraque de barcos y, por ello, es factible que se rehabilite la estructura ya existente y no será necesario construir una nueva.
Esta zona es una de las más turísticas de Santander, por lo que el Ayuntamiento espera reabrirla cuanto antes. El Muelle de Maura se encuentra a escasos metros del Centro Botín y de los Jardines de Pereda, al borde del mar y muy cerca del embarcadero de Los Reginas. Todos ellos son puntos muy transitados por los visitantes que recorren la ciudad y, con las vallas, el espacio para pasar queda bastante reducido. Según el informe municipal, la rehabilitación aportará la seguridad suficiente para la actividad que principalmente acoge, el paseo.
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