«Veremos desaparecer la violencia machista»

Muchos fueron los mensajes que se escucharon durante la manifestación que recorrió este domingo las calles de Santander durante el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres para expresar de forma multitudinaria el hartazgo social contra esta lacra: «No nací mujer para morir por serlo», «Quien ama no mata, ni humilla ni maltrata», «¡Basta ya de justicia patriarcal!», «Cuidado, el machismo mata», «No es un caso aislado, se llama patriarcado»...

Muchas también fueron las reivindicaciones que portaron en pancartas y carteles las alrededor de 1.500 personas que formaron la marea violeta que recorrió el centro de la ciudad desde Numancia hasta la plaza del Ayuntamiento, donde se sumaron más: desde el «No más violencia contra las mujeres» que abría la movilización, llevada por las representantes de las distintas organizaciones convocantes de la protesta, por históricas voces del feminismo cántabro, hasta la que rezaba «Contra la violencia machista, respuesta feminista» que portaban las muchísimas jóvenes que fueron protagonistas de la protesta, las más activas, que expresaron que no quieren tener que «ser valientes» para salir a la calle sino «libertad» para poder transcurrir por ella «sin miedo».

Emotivo fue igualmente el recuerdo a cada una de las mujeres asesinadas este año, la punta de una pirámide de maltratro físico y psicológico muchas veces escondido por el miedo. Y entre la reivindicación, la protesta, el recuerdo y las lágrimas, un mensaje poderoso de optimismo. Le lanzó Ana Bolado, la portavoz de la Comisión 8 de Marzo: «Veremos como desaparece la violencia de género, algo que quizá puede parecer una utopía. Pero educando en igualdad, lo conseguiremos, al igual que todas las conquistas logradas por la mujer en el siglo XX». «El movimiento es imparable y no se puede negar a las mujeres jóvenes sus derechos porque se les ha dicho que son iguales que los hombres desde niñas», añadió ensalzando la importancia de la educación para combatir la violencia machista.

Por ello, Bolado destacó la «alegría» que la producía la presencia de tanta juventud en esta movilización, numerosas chicas, pero también chicos. «A pesar de que se diga que la violencia entre los jóvenes ha crecido, también ha aumentado la conciencia», subrayó, lo que no es óbice para exigir «más formación e información» en los centros educativos.

La activista pasó del optimismo a la reclamación de cambios legales y dotación presupuestaria para que el Pacto Estatal contra la Violencia de Género «no se quede sólo palabras». Así, indicó que aunque la Ley Integral de 2004 fue «un revulsivo», hoy, catorce años después, se pueden ver sus «puntos negros» . «No puede ser que nos encontremos con manadas de togas y con personas que cuando una mujer acude a pedir ayuda valoren que el nivel de peligro es menor y al día siguiente aparezca muerta. Esto deja a las mujeres indefensas y refleja el mensaje de que denunciar no vale la pena. Y eso es muy peligroso», criticó antes de recordar a algunas sentencias que «avergüenzan al género humano», en referencia, por ejemplo, al caso de la violación múltiple de 'La Manada' en Pamplona, que salió más de una vez a relucir. «Además de cambiar la ley, es necesario extender la formación a los jueces, para que no digan las barbaridades que dicen algunos», manifestó Bolado.

De una veterana activista a una joven, como Irene Correa, del colectivo Ijanas, reflejo de la heterogeneidad que caracterizó las movilizaciones, no sólo la de Santander, sino también las celebradas en Castro Urdiales, Laredo, Miengo... «Para evitar la violencia deberíamos tener un compromiso sincero con el sistema educativo y crear una ley integral y transversal en que realmente nos educarán en igualdad y femenismo, además de revisar el Código Penal», indicó Correa.

Cambios en la justicia y en la educación fueron los peticiones que también reclamó Marisa González. «La justicia es machista y la educación en igualdad, contra los valores machistas de la sociedad, se debe fomentar desde la base, desde la escuela, pero también en casa», indicó.

Uno de los momentos más emotivos, que hizo saltar las lágrimas a muchos de los presentes, fue cuando la manifestación llegó a la plaza del Ayuntamiento de la capital cántabra, donde se realizó una performance en recuerdo de todas las muertes acontecidas este año fruto de la violencia machista. No sólo las 45 que indican las cifras oficiales que han sido asesinadas en España por sus maridos, novios o exparejas –hoy una senegalesa de 44 años, madre de dos hijos y vecina de Monzón (Huesca) se sumó a este macabro listado–, sino también hijos, familiares, amistades, víctimas de violencia sexual o las españolas asesinadas fuera de nuestras fronteras, como la joven golfista cántabra Celia Barquín, que elevan la cifra hasta 90.

La movilización concluyó con la lectura de un manifiesto por parte de tres jóvenes activistas en representación de todos los colectivos sociales organizadores, a través del que reclamaron acciones «reales y efectivas» a las instituciones. A las nacionales –a quienes exigieron una dotación presupuestaria específica destinada a programas de prevención, sensibilización y actuación contra la violencia machista y órdenes de protección a los hijos de las víctimas– y a las autonómicas, recordando que el proyecto de Ley de Igualdad se encuentra desde marzo en trámite. «Para nuestro Parlamento, la igualdad puede seguir esperando, para nosotras no», expresaron.

Reivindicación que pudo ser escuchada por la nutrida representación política presente, encabezada por el presidente cántabro Miguel Ángel Revilla, la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, el delegado del Gobierno Pablo Zuloaga o la alcaldesa de Santander, Gema Igual, entre otros muchos.