Santander tendrá un nuevo hotel en Magallanes y el Central será reabierto

Cuatro nuevos hoteles se vislumbran en el centro de Santander en un movimiento que retrotrae a los santanderinos a treinta años atrás cuando en la trama urbana estaban distribuidos hoteles como el Bahía (que ahí sigue) y los desaparecidos Victoria (Juan de Herrera), La mexicana (Calderón de la Barca), Arenal (Emilio Pino) y Rex (avenida de Calvo Sotelo).

Los nuevos hoteles de Santander que serán una realidad en el año 2019 si avanza a buen ritmo la tramitación y las importantes obras de reforma que hay que realizar son dos plantas del Hotel Club de Regatas para NH Collection (pendiente de que el Gobierno de Cantabria apruebe el proyecto de reforma); el hotel Central antes conocido como Ignacia, que acaba de ser adquirido y debe ser reformado entero; hotel en dos chalés de la calle del Sol, que deben ser reformaos en su integridad y un hotel en la calle de Magallanes, a treinta metros del museo, en un edificio que acaba de ser adquirido por la familias hostelera Cuevas, y que debe ser reformado íntegramente.

Cuatro nuevos establecimientos hoteleros en el centro, al que podrían sumarse alguno más porque , como dice un conocido hotelero santanderino «el centro recupera protagonismo y es interesante para negocios de este tipo. Sólo hay que ver que en los últimos años se han abierto apartamentos turísticos y hostels, hoteles baratos, en plantas de edificios en pleno centro».

Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería se mete de lleno en la hotelería en Santander. Su hijo Eduardo será el encargado de liderar el nuevo hotel familiar, en un edificio adquirido por alrededor de un millón de euros en la calle de Magallanes, esquina Florida.

Un edificio que debe ser reformado entero para convertirlo en un hotel de carácter urbano, de alrededor de veinte habitaciones. Un hotel moderno y fácil de llevar con poco personal, para que salgan los números. El grupo Cuevas tiene dos hoteles de cinco estrellas en propiedad (Cuevas, en Suances, y la Casa del Marqués, en Santillana del Mar) y uno en alquiler de tres estrellas en Liérganes (hotel Miera, de 27 habitaciones) y que abre en temporada.

En la calle de Magallanes, Cuevas se asegura el éxito. Fácil acceso, céntrico, en un barrio que va hacia arriba, en el que se sitúa el museo de Bellas Artes y la Biblioteca Municipal y que en los próximos años contará con una gran biblioteca y un museo mucho mayor, al incorporar a este conjunto cultural el edificio de la cerrada biblioteca del Estado. Para cuando eso suceda, Cuevas ya tendrá en marcha su nuevo hotel urbano en un barrio, denominado de La Florida en el que el Ayuntamiento está realizando importantes inversiones de actualización y peatonalización. Primero peatonalizó parte de las calles de Gravina y Rubio y, el próximo año peatonalizará Cervantes. Aquí el edificio del Hospedaje Cervantes (en el número 5 de la calle ) es otro de los que se postulan para convertirlo en hotel urbano. La tienda de confección de la planta baja (Ángela Rivera) ya ha sido desalojada y se ha instalado en el Mercado del Este. Hospedaje Cervantes ocupa dos de las cinco plantas del edificio, a dos pasos del Ayuntamiento. Cerca, en la calle del Cardenal Cisneros número 37, se encuentra el hostal Jardín Secreto, 6 habitaciones dobles con baño privado, distribuidas en dos pisos y con pequeño jardín, un rincón único en mitad de la ciudad.

El Hotel Central, al principio de la calle de Ataúlfo Argenta, junto al Mercado del Este, recuperará su actividad después de que sea sometido a una completa transformación que pasará por la mejora de la estructura del inmueble. La obra alcanzará también a los bajos comerciales vacíos que serían incorporados a la recepción del hotel y a otros servicios del establecimiento. Y en cuanto a las fachadas del inmueble, serán restauradas a conciencia «para que no se pierda la esencia del inmueble, muy interesante en la ciudad, que se salvó por poco del incendio de 1941», dice uno de los empresarios cántabros que han adquirido el edificio. Será un hotel urbano moderno, con buena decoración y precios adecuados a los tiempos.

Está muy bien situado en una zona que atrae a los visitantes, a pocos metros del Centro Botín que, como dice el hostelero Zacarías Puente hijo, con restaurante en Puertochico, «está atrayendo a muchos visitantes que vienen para uno o dos días, que se quedan a comer y en ocasiones a cenar y dormir. Se está notando que este nuevo centro cultural atrae público de fuera de Santander». El hotel cerró en enero de 2015, y los propietarios del edificio (familia Cubría Falla) lo pusieron a la venta en 5,5 millones de euros.

Del hotel en las dos últimas plantas del Club de Regatas comenzó a hablarse hace cinco años y después de solventar numerosos inconvenientes para la conversión en hospedaje por la obligatoriedad de respetar todos los elementos originales, parece que la idea se encamina hacia el destino final, de la mano de la cadena NH que creará un establecimiento de su línea Collection (cinco estrellas). El proyecto está a la espera de obtener el visto bueno del Gobierno de Cantabria para plantear el inicio de las obras que, como poco, durarán dos años y que pasan por la reforma de fachadas, tejados y torretas concentración de instalaciones del club en las dos primeras plantas y reconversión de las dos últimas en habitaciones. La entrada al hotel será por el portalón de la calle Sanz de Sautuola.

El cuarto establecimiento hotelero en el centro ocupará los dos chalés de la calle del Sol adquiridos por indianos de Villacarriedo. Son los palacetes denominados 'Villa Carmina' y 'Villa Rosa' y que, como indica el estudioso local y médico José María Cubría Mirapeix, fueron construidos a finales del XIX para ser un hotel, pero derivaron en dos residencias familiares. En origen eran dos chalés gemelos, pero uno fue transformado. Los edificios son obra del conocido arquitecto local Emilio de la Torriente.