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Santander, refugio climático... de aves

Santander, refugio climático... de aves

Los cambios en las costumbres de los pájaros ya están aquí: a la capital cántabra llegan algunos que no llegaban y otros no emigran debido a la subida general de las temperaturas

Violeta Santiago

Santander

Martes, 18 de junio 2024, 16:37

Cuando se habla de Cantabria como cobijo climático se suele pensar en seres humanos en busca de segundas residencias en el Norte o en el turismo que querrá lugares de vacaciones donde las temperaturas no estén disparadas. Pero Santander está ya cumpliendo ese papel de refugio para la avifauna. Lo aseguran desde SEO BirdLife, que catalogó recientemente las 113 aves que se afincan de forma habitual en la ciudad. La organización está anotando los primeros efectos del cambio climático, tanto porque algunos pájaros han dejado de migrar (y se quedan en una capital más cálida todo el año) o porque otras especies se acercan a la ciudad mucho antes de lo normal hasta ahora.

Los vaivenes del clima están detrás de estas mudanzas, explica Felipe González, portavoz de la entidad, que incide en que las aves son bioindicadores ambientales que responden rápidamente a las modificaciones en los hábitats. Las variaciones actuales son atribuibles a que «el invierno santanderino es cada vez más suave y ya pueden verse polillas y otros insectos veraniegos volando en los meses más fríos». Esto anima a algunas aves migratorias a no moverse, con lo que se ahorran «los peligros del viaje transahariano».

La entidad señala como ejemplo al Autillo europeo (Otus scops), un búho (la rapaz nocturna más pequeña de estos lares) que suele verse en gran parte de los espacios verdes urbanos de la capital. Hasta ahora, a principios de septiembre, los autillos ponían rumbo a África, donde se alimentan de grandes insectos, «pero en los últimos años algunos optan por quedarse» toda la época invernal. Se cree, además, que esto será cada vez «más frecuente a medida que las temperaturas se incrementen».

El autillo europeo ya no se arriesga al peligroso viaje a África de los inviernos: se queda todo el año en Santander. Alberto Benito

Los técnicos de SEO han visto también en Santander aves de origen mediterráneo como la Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), «lo que da a entender que las temperaturas medias actuales son superiores a las de décadas pasadas». En 2023, «se dio un caso muy llamativo con el Escribano triguero (Emberiza calandra). Este pájaro pardo de canto chirriante suele vivir en territorios agrícolas del sur de Cantabria y de Castilla y León, pero en la ciudad era muy escaso y únicamente se habían localizado unas pocas parejas en la campiña costera del municipio», explican.

El Escribano triguero solía vivir en el sur de Cantabria y Castilla y León. Antes era escaso en Santander, pero ya no. Alberto Benito

La dura sequía que el año pasado asoló España empujó a miles de ellas a desplazarse a la costa cantábrica, donde invadieron la campiña costera del norte. «Se reprodujeron en números extraordinarios en la ciudad e incluso se aventuraron en la vaguada de Las Llamas». En la asociación afirman que aunque sea «un placer contar con su presencia», en general, tiene que preocupar «el por qué» de esta circunstancia. Ha que «ser conscientes de lo que estará por venir» en los próximos años.

Tarabilla europea. Cada vez menos residen en Santander, están siendo desplazadas por el crecimiento urbanístico. Alberto Benito

El clima cambiantes no son los únicos factores que amenazan la avifauna de Santander. También el crecimiento urbanístico acaba por desplazar «a más especies de las que posteriormente se acogen». Las que dependen de la campiña costera «se ven cada día más acorraladas» a medida que las praderías se reemplazan por asfalto. Le pasa a la Tarabilla europea (Saxicola rubicola), un pajarillo de espacios abiertos que hoy se mueve en espacios mucho más reducidos en la capital que hace 20 años. Se le podía encontrar en Valdenoja, Cueto o San Román cuando eran sitios más asilvestrados.

Los que ya no están en Santander

Otras aves, como el Gorrión molinero (Passer montanus) o el Bisbita campestre (Anthus campestris), ya no se encuentran en el entorno santanderino. El caso del Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) es reseñable, porque se ha puesto en la vía de la desaparición en la ciudad.

Alcaudón dorsirrojo: una de las especies que está en vías de extinción en Santander Alberto Benito

SEO lleva tiempo trabajando con el Ayuntamiento en renaturalizar espacios: en los parques, que hasta ahora solo tenían fin de recreo urbano, se plantan arbustos para que desarrollen poblaciones de insectos que sirven de alimento a las aves y se crean charcas con el mismo objetivo, además de que se instalan hoteles de insectos, comederos de pájaros y cajas nido «porque se ha visto que es importante que las aves no se queden sin alimentación» cuando la sequía aprieta.

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