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Han pasado cuatro meses desde que César Díaz, entonces concejal de Fomento y Movilidad Sostenible, aseguró a El Diario Montañés que la puesta en marcha del nuevo servicio de bicicletas eléctricas de Santander se aplazaba puesto que la idea inicial era que hubieran entrado ... en funcionamiento este pasado verano. Entonces, Díaz fijó la llegada a la ciudad de las 200 unidades para el último trimestre de 2023. Ahora el Ayuntamiento es algo más específico y lo retrasa «hasta finales de este mismo año». Entre otras cosas, porque la situación es similar a la de principios de verano: el Consistorio aún no ha recibido las bicicletas y actualmente analiza la mejor ubicación de las veinte estaciones para «proceder a su instalación», lugar en el que se desbloquearán las unidades a través de una aplicación móvil.
Cabe recordar que al principio, la intención del equipo de gobierno era colocar los nuevos aparatos donde se ubican las bicicletas tradicionales. No obstante, según informó Díaz en junio, valoran otras opciones para elegir cuál es la localización que mejor se adapta a las necesidades de los usuarios. Además, hay otro aspecto pendiente: definir las tarifas del servicio de alquiler.
El Ayuntamiento explica que dispondrán del modelo de bicicletas «pintado y customizado en fechas próximas» para su aprobación. Una vez aprobado el modelo, el periodo de fabricación es de un mes y medio aproximadamente. E insisten en que, respecto a los plazos, el objetivo es que el servicio de bicicletas eléctricas «esté en funcionamiento a finales de año».
El anuncio de que la ciudad iba a sustituir las bicicletas tradicionales por las motorizadas se formalizó en noviembre del año pasado. Entonces, la Junta de Gobierno Local aprobó la adjudicación de este nuevo servicio a la UTE formada por Movilidad Urbana Sostenible (Movus), Nextbike GMBH y Autobuses Urbanos de León (Alsa). Esta adjudicación contempla para el suministro e implantación de las bicis y las estaciones un importe de 1.260.152 euros. Y para la gestión y mantenimiento, un presupuesto anual de 501.817 euros. Una inversión con la que el Consistorio busca que la movilidad de la ciudad sea «más rápida y cómoda para los usuarios».
Fue precisamente hace casi un año cuando el concejal del área fijó en la temporada estival la llegada de las unidades. Pero no fue así. De hecho, tal y como contó este periódico el pasado junio, según las condiciones incluidas en el acuerdo suscrito entre el Consistorio y la UTE, la entidad adjudicataria contaba con un plazo máximo de siete meses para el suministro, montaje y puesta en marcha del servicio. Un plazo que comienza a contar a partir de la fecha de formalización del documento, que se firmó el pasado 23 de marzo. Por lo que, según ese documento, las unidades deberían haber llegado como tarde este mes.
Las 200 nuevas bicicletas eléctricas, de fabricación alemana, tendrán una autonomía de 85 kilómetros y dispondrán de cinco velocidades. La más alta, de 25 kilómetros por hora. Según avanzó el Ayuntamiento hace un año, el sillín puede adaptarse para que puedan utilizarlas personas desde los 1,50 metros de altura hasta los dos metros. Las ruedas son de 26 pulgadas y los neumáticos son antipinchazos y con banda reflectante.
Además, las unidades tienen un GPS integrado que localiza su ubicación en tiempo real y también son antivandálicas y antirrobo. Su tecnología es Smartbike 2.0 y tienen la batería integrada. Por último, tendrán un peso aproximado de 29 kilos y dispondrán de monitor integrado para visualizar el nivel de carga y activar o apagar la asistencia del motor eléctrico.
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