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Santander cada vez suma más espacios desde los que apreciar unas vistas panorámicas a la ciudad y a su bahía. Desde la azotea del Centro Botín, por donde pasan miles de turistas todos los veranos, a la del centro cívico de Tabacalera, en el antiguo edificio de Tabacalera, donde se realizan visitas guiadas, la comida con vistas en el Museo Marítimo del Cantábrico (MMC) -ahora solo disponible para los visitantes-, la cubierta de más de 800 metros cuadrados en la nueva sede territorial del Banco Santander -antigua sede de Banesto- o la terraza-mirador que albergará el Palacio de Festivales.
La imagen de la bahía de Santander vista desde la terraza-azotea del Centro Botín se ha convertido en una de las paradas obligatorias de los turistas en su ruta por la capital cántabra. Ya es habitual ver durante los meses de verano –con menor intensidad fuera de temporada– a visitantes fotografiándose con la imponente bahía a sus espaldas. En parte también es así porque los propios santanderinos reconocen este punto de la ciudad como un lugar que deben incluir sí o sí en la lista de recomendaciones sobre qué visitar en un viaje por su ciudad. Desde esta terraza de 75 metros cuadrados no solo se puede disfrutar de las vistas tanto al mar como a la ciudad, también se puede ver de cerca «uno de los elementos más representativos del Centro Botín», que es la envolvente cerámica que cubre el edificio desde el vientre hasta el techo y que fue diseñada por Renzo Piano, «con el doble objetivo de potenciar la ligereza de los dos volúmenes y reflejar las distintas tonalidades de la luz en Santander», informan en la propia página web del espacio cultural.
Además del reclamo que suponen las vistas, el Centro Botín es un centro de arte que desde su inauguración, el 23 de junio de 2017, ha contado con las obras de Carsten Höller, los dibujos de Francisco de Goya y Julie Mehretu o las esculturas de Joan Miró y Cristina Iglesias. Fotografía: Daniel Pedriza
El número 36 de la calle Antonio López alberga otra de las terrazas desde las que se pueden observar las diferentes tonalidades azules de la bahía de Santander. En concreto, se encuentra en el antiguo edificio de Tabacalera, que se sometió a una rehabilitación integral para después pasar a formar parte de la red de centros cívicos municipales con los que cuenta la ciudad. Las salas del centro tienen diferentes usos, –trabajo social, ludoteca, talleres, formación y experimentación artística y exposiciones– pero más allá de la propia oferta de actividades, la azotea y el jardín vertical son dos de los reclamos de este lugar. Y, a diferencia de la del Centro Botín, no se trata de una terraza abierta al público, por lo que el Ayuntamiento organiza visitas guiadas de aproximadamente media hora por las instalaciones. Aunque es cierto que, desde su reforma, ha tenido más usos. Y es que esta azotea acogió numerosos conciertos y otras actividades, especialmente durante los meses de verano. De hecho, en 2021 arrancó un ciclo de conciertos bajo el nombre 'La Terraza de Tabacalera', del que formaron parte artistas como Manu Cort, Ainoa Buitrago o Valeria. Los que sí tienen la suerte de poder disfrutar más asiduamente de estas vistas son los usuarios del centro cívico, ya que, según el Ayuntamiento, se están realizando eventos y actividades del propio centro. Incluso a veces las clases se hacen al aire libre. Fotografía: Juanjo Santamaría
La terraza del Museo Marítimo del Cantábrico (MMC) ha pasado por varias fases en los últimos años. Este verano abrió sus puertas de nuevo –cerró hace un año– y consigo, el acceso a las vistas panorámicas a la bahía de Santander, que pueden disfrutarse desde la última planta del museo. Aunque, por el momento, no están disponibles para todo el mundo. Y es que actualmente solo los visitantes de las instalaciones pueden gozar de una comida con vistas gracias a la terraza perimetral transitable y la amplia zona exterior del museo –el más visitado de Cantabria–. Pero no siempre ha sido así. De hecho, la idea que tiene el Gobierno de Cantabria es distinguir entre la actividad museística y la hostelera y dotar así de más horario a la cafetería-restaurante.
Durante la primavera y el inicio del verano pasado, el Grupo Bodi –famoso en la región por sus pinchos de tortilla– fue el encargado de gestionar el espacio tras el lavado de cara al que se sometió. Aunque lo hizo solo durante tres meses y medio, el tiempo que detallaba la adjudicación. Entonces, el negocio estaba ligado al Museo, por lo que no contaba con entrada propia y debía ajustarse al horario de las instalaciones, factor clave para que puedan funcionar de forma independiente, como así busca el Ejecutivo. Por el momento no se han dado a conocer avances respecto a los trámites necesarios para que así sea. Fotografía: Daniel Pedriza
El antiguo edificio de Banesto, en la calle Hernán Cortés, inauguró hace poco más de un año su nueva imagen tras una reforma integral dirigida por el estudio de arquitectos Cruz y Ortiz. Con una inversión que superó los 20 millones de euros, este histórico inmueble de la ciudad se convirtió en la nueva sede territorial de la entidad financiera Banco Santander. El edificio que en sus inicios fue el Banco Mercantil, se sometió a una reforma caracterizada por espacios abiertos y diáfanos y, entre ellos, se habilitó una cubierta-mirador de más de 800 metros cuadrados. Un espacio ubicado en un entorno privilegiado de la capital cántabra pero que no está abierto al público general. Fotografía: Alberto Aja
La terraza-mirador del Palacio de Festivales, actualmente en obras, se sumará en otoño –según el Gobierno de Cantabria–a la lista de puntos de la ciudad desde los que apreciar unas vistas panorámicas de la misma. Los trabajos para acondicionar este espacio comenzaron en junio del pasado año con una inversión de 1,5 millones de euros. Así, la idea es que, una vez concluida la actuación, el público general pueda acceder a la terraza situada encima del escenario de la Sala Argenta y a las dos torres de la fachada que miran desde Gamazo a la bahía y a la ciudad. Otro ejemplo con el que contará Santander es la terraza del futuro Faro Santander, en el antiguo inmueble del Banco en el Paseo de Pereda.
Fotografía: Roberto Ruiz
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