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Media hora antes de la misa ya repicaban las campanas llamando a los fieles al templo. La Diócesis de Santander honró ayer a sus patrones locales, San Emeterio y San Celedonio. Lo hizo con la celebración de un oficio religioso en la Catedral marcado por el aforo limitado obligado por la pandemia, pero también, el domingo por la tarde, con la habitual procesión de las cabezas de los santos martirizados y decapitados por su fe que, como manda la tradición, fueron trasladadas a la Catedral desde el templo que les custodia todo el año, la iglesia del Santísimo Cristo de Somorrostro.
Mientras las campanas sonaban tocando a misa, un buen número de turistas se hacía fotografías fuera de la catedral ajeno a la celebración. En el interior del templo numerosos fieles se concentraron para acudir a la misa en honor de los dos santos. Entre ellos, la alcaldesa de Santander, Gema Igual, que llegó seguida por otros concejales santanderinos, algunos de ellos de la oposición municipal. El senador del PP Javier Puente también asistió al oficio, y el obispo Manuel Sánchez Monge le agradeció su presencia, al igual que a la alcaldesa.
«Vencer el miedo y vivir del amor», destacó ayer Sánchez Monge durante la homilía celebrada en recuerdo de los mártires. Se refería el prelado a que «el mejor camino» para vencer el sufrimiento que está generando «la pandemia» y otros designios es la unión de los cristianos mediante «la caridad y la ayuda mutua», subrayó, tras poner como ejemplo el martirio que sufrieron Emeterio y Celedonio y que dieron testimonio de su fe.
La historia de los santos dice que ambos eran oriundos de Calahorra (La Rioja) y sufrieron en esa ciudad el martirio durante la persecución de Diocleciano, en torno al año 298. Emeterio y Celedonio militaron en las legiones romanas, pero las abandonaron profesando públicamente la milicia de Cristo.
Llevados ante un tribunal, confesaron su fe y fueron decapitados. Las reliquias de los Santos Mártires llegaron a Cantabria, como otras tantas, en la Alta Edad Media por razones de seguridad, defendiéndolas de las incursiones árabes y estuvieron ocultas bajo la actual Iglesia de El Cristo. En unas excavaciones realizadas en 1531 se hallaron y se encerraron en los actuales relicarios y se expusieron al culto en el templo donde ahora reposan.
El pasado domingo, los relicarios en forma de cabezas de los santos salieron en procesión pública y ayer, lunes, volvieron a la iglesia del Santísimo Cristo. Este último acto fue celebrado de forma privada y a puerta cerrada, sin presencia de fieles.
Del mismo modo, la misa celebrada en la Catedral también tuvo un modesto aforo no habitual en otras celebraciones de antes de la pandemia. Las medidas para prevenir el contagio del covid fueron estrictas, con entradas controladas por asistentes que tomaban la temperatura uno a uno a los feligreses.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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