La sede del TUS se traslada a Camarreal después de dos décadas de gestiones

En las últimas semanas, funcionarios y técnicos municipales han trabajado contra reloj organizando el traslado de la parte administrativa, los talleres y el centro de control de la calle San Fernando, que también se localizará en la nueva ubicación. Algunos empleados ya tienen allí su puesto de trabajo. Quedan flecos por resolver, pero se espera tenerlo todo a punto para el domingo, de modo que ese día las rutas de autobús ya saldrán de Peñacastillo.

El cambio conlleva «unos ajustes mínimos en algunas de las líneas», según fuentes municipales, modificaciones que ya se han plasmado en unos folletos que se repartirán a los usuarios. Tendrán que estar más atentos aquellos viajeros que se desplacen con las líneas 1, 2, 6 y 13 en días laborables, así como quienes cojan las líneas 3, 7 C2, 12 y 13 los sábados y festivos (ver cuadro adjunto).

La instalación por estrenar se encuentra a unos tres kilómetros de la que se va a clausurar y esto había provocado reivindicaciones de la plantilla, que aspira a que esta distancia se tenga en cuenta a la hora de planificar los horarios de trabajo. La mudanza afecta a unos 300 empleados, de los cuales algo más de 200 son conductores. El TUS concentrará toda su operativa en Camarreal, salvo el servicio de atención al cliente y la gestión de tarjetas, que seguirá realizándose en el local que la empresa tiene en la calle Castilla.

En la sede que se inaugurará mañana, viernes, hay espacio para aparcar 90 autobuses y otra gran zona para acometer el mantenimiento de vehículos, talleres específicos, almacenes propios de cada sección, tren de lavado, cabina de pintura, depósitos de combustibles, de agua y de residuos. Los dos edificios que se han levantado tienen una superficie, en una sola planta de 13.000 metros cuadrados, en los que se incluyen los más de mil que ocupan las oficinas.

En el Ayuntamiento han sufrido lo suyo para sacar adelante este plan, que se hace realidad unos 20 años después de idearse debido, en parte, a la quiebra de la primera empresa a la que se adjudicó la obra en 2006 –dejó la infraestructura a medio construir– y obligó a una tramitación extraordinaria porque parte del acuerdo original consistía en una aportación del Consistorio de la finca de Cajo que acogía a la empresa. Ese parón de las obras se prolongó durante ocho años.

En agosto de 2016 se reactivó la construcción y se aseguró que el edificio estaría concluido en un año aunque, una vez más, los plazos se incumplieron. En esa ocasión porque hubo que reformar el vial de acceso a la sede, lo que conllevó ampliar el presupuesto en más de 60.000 euros. También hubo que introducir medidas adiciones. Al retomarse la obra, el precio sería de 16,8 millones, casi el doble del inicial.

El diseño del recinto se debe al arquitecto José Ramón Sainz Fouz, que lo planteó en tres módulos. El mayor, dedicado a las cocheras, tiene 8.500 metros cuadrados y sólo seis pilares, con una estructura de cubierta tubular tridimensional, con paredes y suelo de hormigón.