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Brownie es una firma de moda joven. Para chicas. Ropa, zapatos, bolsos, accesorios... Una de esas marcas habituales entre las jóvenes que recorren con el ... dedo cientos de fotos de modelos con vestidos o gafas de sol –o lo que sea– en la pantalla de su móvil. Venden por internet y tienen también tiendas físicas por media España. En Santander, por ejemplo. Hace muy poco se mudaron. Cambiaron de acera. Siguen en Juan de Herrera, pero se han ido al local que durante años ocupó Luis Díaz. Enfrente. A la misma calle llegó el año pasado Mr. Blue –moda de hombre– y, un poco antes, Blue Banana –de todo, con las sudaderas para jóvenes como gran reclamo–, a un local bien colocado, pero no excesivamente grande. Y cerca de las tres está Manolo Bakes, desde 2023 con sus 'manolitos'. De esos movimientos se pueden extraer algunas conclusiones. Que las franquicias –una forma genérica de hablar de las franquicias en sí, pero también de las grandes marcas, de cadenas de firmas nacionales e internacionales– ocupan el centro no es nuevo. Está copado ya hace mucho. Pero sí han cambiado las estrategias. Los movimientos. Muchos asociados al modelo compartido de vender por internet y tener tienda física. No todas necesitan locales tan grandes como antes y se mudan a menudo. Mucha actividad. Lo que más viene ahora son firmas de moda joven o cadenas de venta 'low cost' (precios asequibles). Y también las que combinan alimentación, hostelería... Starbucks llegó al Paseo de Pereda el año pasado (ya estaba en El Corte Inglés). Como si tras ocupar cientos de locales en las capitales de mayor tamaño, empezará una segunda oleada por ciudades como Santander.
Hay movimiento. Vienen (eseOese ha llegado a Juan de Herrera, donde también desembarcó hace un par de años Algo Bonito), van (Benetton ha cerrado en Emilio Pino esquina Lealtad –están cerrando tiendas por medio mundo–) o se mueven (Natura ocupa el local en el que estaba Levi's, que a su vez se fue a otro en Jesús de Monasterio, y Flying Tiger se trasladó recientemente desde Isabel II a Calvo Sotelo).
El precio de los alquileres no permite al pequeño comercio acceder al centro de Santander
Las cadenas convierten sus tiendas físicas en un complemento de la venta que hacen por internet
Marcas de moda joven, comercios 'low cost' o que mezclan alimentación y hostelería, lo que más llega
Más allá de nuevas llegadas, hay numerosos cambios de locales o reformas
Tras expandirse por las grandes capitales, negocios como Starbucks llegan a otras ciudades
Lejos quedan movimientos históricos que cambiaron la fisonomía de la ciudad. Cuando llegó Zara y su posterior ampliación, o cuando Zara Home abrió las puertas donde antes estaba Gables (y antes muebles Viuda de Torre o Cortefiel). Ese año –2013– Inditex ocupó en Jesús de Monasterio con un Pull & Bear y un Stradivarius un antiguo supermercado. Muchos locales de negocios clásicos, de toda la vida, perdieron su acento local. Pérez del Molino pasó a ser Perfumería Avenida y Sfera, calzados Pakar fue Blanco y luego Oysho... Sin ir más lejos, el escaparate privilegiado de Presmanes acabó siendo de Vodafone, que ya se ha ido y el local está nuevamente en obras.
Las grandes firmas competían entonces con los bancos por los locales más grandes. Sus necesidades eran muy específicas. Tamaño y ubicación. No es que hayan dejado de hacerlo, pero la estrategia ahora es distinta.
«Las marcas apuestan mucho por la venta online dirigida, sobre todo, a gente joven, a un perfil que va de los quince años en adelante. Eso lo combinan con la tienda física. Es un binomio. Les interesa tener presencia en las principales ciudades, pero ya no importa tanto la magnitud del local. Lo que hay en las tiendas, muchas veces, es una parte insignificante de todo lo que venden. Con su logística, en 24 horas, pueden tener cualquier cosa que elijas por internet. De hecho, la tienda es un lugar para enseñar lo último, pero también para recoger cosas compradas por internet o atender cambios o devoluciones. Las colas que se forman, muchas veces, son más por eso que por las ventas en sí», comenta Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercan). Tirando para casa –para el comercio local–, explica que estas firmas «marcan el camino al resto». «Tienen todos los recursos y los datos de cómo actúan los clientes. Y a eso se suma muchas veces el comercio minorista a su manera. Utilizando cada vez más el escaparate de las redes sociales».
«Les interesa tener presencia en el centro de las ciudades, pero ya no importa tanto la magnitud del local»
«Santander ocuparía un nivel dos para cadenas tipo Starbucks. Después de las gandes capitales, llegan a este tipo de ciudades»
Las que más llegan ahora son las nuevas cadenas en el ámbito textil. Pero también otro tipo de negocios. La llegada de Primark a Valle Real en 2012 dio el pistoletazo de salida para el 'low cost', la marca de precios asequibles en distintos ámbitos. Kiabi (en el centro comercial de Carrefour en el Alisal), Jysk (en Bahía Real), Ale-Hop (en la calle de Cádiz), Tiger (ahora en Calvo Sotelo)... Son sólo algunos ejemplos.
Cayón añade un tercer grupo en esta nueva oleada. Los negocios de alimentación o de hostelería. Él acuña esa teoría del «nivel dos» para Santander en casos como Starbucks o Manolo Bakes, pero a eso se suman franquicias de venta de dulces, embutidos... Incluso negocios 'made in' Cantabria que abren establecimientos. Como Peter Pan, que acaba de inaugurar otro local (y ya tiene unos cuantos en Cantabria) en la calle de Cádiz, o La Gallofa, que abrió otra de sus cafeterías/panaderías en el espacio de una antigua peletería junto a la boca del Pasaje de Peña.
¿Comparten estas reflexiones en las inmobiliarias? Por supuesto. Que el precio de los alquileres hace que el centro sea coto casi cerrado para estas firmas, que ya no buscan sólo locales grandes, que las mudanzas son frecuentes... «Del comercio local de toda la vida queda muy poco. Cuando vas al extranjero, parece que no cambias de ciudad o de país, porque muchas de las tiendas son las mismas», reflexiona José Andrés Cuevas, del Grupo Inmobiliario San Fernando. «La tendencia de la compra por internet –prosigue– busca, en el público joven, esa compra rápida, compulsiva, que requiere también una devolución rápida, un lugar de recogida... Necesitan ese punto físico de negocio paralelo y puede ser un local más pequeño». Advierte, de hecho, de que «hoy en día sólo estamos empezando» con este fenómeno. Irá a más.
«Los que ya pagaban una renta elevada, buscan mejores ubicaciones pagando algo parecido o incluso menos»
«Cuando vas al extranjero parece que no cambias de país. Las tiendas son las mismas. Del comercio de toda la vida queda poco»
Vía franquicia o marca propia también confirma el desembarco de negocios tipo Starbucks en esas «segundas capitales medianas» tipo Santander o las frecuente mudanzas de los negocios. «Como ya pagaban unas rentas elevadas, intentan moverse a otro local que queda libre en busca de una mejor ubicación pagando lo mismo o incluso algo menos». Se nota en el mercado.
Santander, dice Gonzalo Cayón, sigue «manteniendo un nivel aceptable de locales comerciales». Muy centrado en varias calles, eso sí –cada vez más–, porque otras están «desertizándose». «Un negocio cerrado rápidamente se contagia al resto y no es objeto de interés abrir al lado de una persiana echada».
Peluquerías, inmobiliarias, comercios de servicios, de deportes o de suministros se van a la periferia comercial. Pero en el centro, en primera línea, «hay un movimiento casi constante de adquisición y de cambios».
Lo de Torrelavega es distinto. Uno de cada cuatro locales comerciales del centro está cerrado, titulaba hace sólo unos días El Diario Montañés una información. Fue al hilo de la anunciada marcha de Stradivarius. Será en abril y supondrá el adiós definitivo del Grupo Inditex de la ciudad (cuando Zara se marchó hace años levantó una enorme polvareda). Los expertos también encuentran la explicación a lo que pasa en la capital del Besaya en las tendencias que siguen ahora las marcas y las franquicias. Cayón habla del declive industrial, de la pérdida aparejada de poder adquisitivo y de los cambios sociales. Cuevas incide en ello. «Esa expansión de la venta por internet hace que tiendas potentes –como las de Inditex–, teniendo ya a pocos kilómetros otros establecimientos (en Santander o en los centros comerciales principales), desaparezcan totalmente de núcleos más pequeños». Ya no les interesa.
Ojo. La oficina de su grupo inmobiliario en Torrelavega registró el año pasado «bastante movimiento» en cuanto a locales. Sí que hay aperturas, traslados... Medical Óptica-Audición ha estrenado negocio en febrero, Juguettos se ha mudado a otro punto de la ciudad no hace mucho, cadenas como Kik o Action han desembarcado en los últimos meses... «Sí que ha habido actividad últimamente –resume Cuevas–, pero cierran más comercios que los que abren y no se consigue la estabilidad necesaria. Y, al final, asusta a cualquiera que quiera abrir y arrancar un negocio ver tantos locales vacíos».
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