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Los problemas comenzaron hace más de cuatro meses: «Se escuchaban muchos lloros de gatos y parecía que nadie los atendía», cuenta una vecina de la urbanización Las Acacias, en la zona de Peñacastillo. «Luego empezó a oler mal y después de muchas denuncias, hoy han ... venido a limpiarlo y se han encontrado el panorama», lamenta esta mujer, que vive en un piso del portal número 4 de la urbanización donde ayer el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil encontró a trece gatos muertos y en diferente estado de putrefacción.
Decenas de vecinos esperaban esta tarde en la calle a que los efectivos de la Benemérita terminaran el trabajo porque el olor en el interior del portal era «insoportable» y las pulgas «están por todas partes», se quejaban.
Un veterinario de la Consejería de Medio Ambiente acudió con un técnico y trasladó a tres de esos cadáveres para analizarlos en laboratorio y confirmar que habían muerto por inanición, un paso previo para levantar acta y poder abrir diligencias contra los dueños de los felinos. Los otros diez cuerpos los retiró un operario del Centro Canino de Parayas (Cecapa).
«Ahí vive una pareja que está en fase de separación. Los dos están muy mal, probablemente con tratamiento psiquiátrico», especifica otro vecino. «Lo que ha pasado es que han dejado a los gatos ahí a su suerte y nosotros hemos estado informando sobre esto a nuestro administrador cientos de veces, pero no nos ha hecho caso. Si lo hubiera hecho, estos gatos estarían vivos», lamenta.
El portal, ubicado en el edificio contiguo al bloque que es conocido en Santander porque lleva años inclinado y deshabitado, era esta tarde un hervidero de vecinos que trataban de averiguar qué había sucedido. Entre tanto, en el interior del inmueble los responsables de la Consejería y del Seprona –protegidos con trajes EPI– retiraban los cadáveres de los gatos. De algunos no quedaban más que restos óseos.
«La primera señal llegó en mayo, cuando uno de esos animales cayó de la ventana y lo vimos todos. Se llenó todo de gusanos», recuerda otro vecino. Uno de tantos indignados con la «desidia» con que las administraciones han ignorado su caso. «Hemos preguntado en el Ayuntamiento de Santander, a nuestro administrador, al Gobierno de Cantabria y nadie nos ha dicho nada. Ahora, encima, hay que limpiar ese piso y desinfectarlo, porque podemos tener un problema de salud pública», resumen los residentes. «Pero no sé cómo lo van a hacer, porque esas personas, los dueños, no están en condiciones de limpiar nada y esto no puede quedarse así».
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