La sexta ciudad más atascada en 2020

Entonces, ¿a qué se debe la drástica subida? El informe de TomTom publica todos los años una serie de conclusiones basadas en los datos que registran continuamente sus dispositivos de navegación. Uno de los más llamativos en 2020 es esa posición de Santander como la sexta ciudad con más congestión de España en 2020 y el salto que da respecto a años anteriores. Desde la UC, el profesor de Transportes de la Escuela de Caminos Borja Alonso apunta a la supresión de frecuencias de algunos medios de transporte públicos a causa de la pandemia del covid y al aumento del turismo en verano, con más visitantes de los esperados, como las principales razones de la subida en la lista.

Desde el Ayuntamiento de Santander, el concejal de Movilidad Sostenible, César Díaz, también recalca que «no pueden extraerse conclusiones significativas ni representativas sobre la movilidad en general de un año como 2020». Y para muestra un botón. El edil expone que Madrid está en la décima posición, muy por debajo de otros años. Para Alonso, la explicación a esto también está en el uso del transporte público, ya que la capital de España «ha mantenido las frecuencias del metro» y por eso los usuarios no se han tenido que decantar por moverse en coche, algo que sí ha ocurrido en Santander tras la cancelación de algunas líneas de autobús y tren.

En cuanto al listado a nivel mundial, Santander está en la posición 299 de las 416 ciudades analizadas, mientras que en 2019 estaba en el puesto 347. «En años anteriores estuvo bastante por debajo de la media, aunque incluso en 2020 lo está», puntualiza Díaz. Otro dato que recoge este estudio de TomTom es que, mientras la mayoría de las ciudades españolas vieron cómo descendió el tráfico diario en 2020 respecto a años anteriores, Santander sólo bajó un 1%, la que menos si no se tiene en cuenta que Vitoria y Valladolid se mantuvieron en el mismo nivel que en 2019. En este caso, el edil de Movilidad Sostenible vuelve a señalar a los visitantes. «Es evidente que este verano, Cantabria en general y Santander en particular, han sido uno de los principales destinos turísticos, tal y como respaldan los datos de ocupación hotelera con respecto a otras muchas ciudades españolas».

A lo largo de todo el año, hubo 60 días de tráfico despejado en Santander, sólo Vitoria y Zaragoza tuvieron menos. La mayoría coincidieron con el confinamiento: la segunda mitad de marzo, todo abril y la primera semana de mayo. En general, hubo menos congestión los dos primeros meses del año que tras la irrupción de la pandemia, algo que coincide con el análisis de Alonso, quien apunta que «sólo se puede tomar como tráfico real el de enero y febrero, ya que durante el desconfinamiento ya habían caído las frecuencias del transporte público -autobús y tren- y subido el uso del vehículo privado».

Agosto fue el mes con mayor saturación de tráfico, con un 20%. Tanto Díaz como Alonso reafirman, con este dato, la incidencia del turismo como factor determinante en el aumento del uso del coche en Santander. Con un 19% de saturación, diciembre se posiciona como el segundo mes con más movimiento en las carreteras de la capital cántabra. Además, el día con más congestión de 2020 fue el 18 de diciembre, con un 27%. «Tenemos comprobado que los peores días suelen coincidir con el puente de la Constitución. En este caso, fue el viernes justo antes de la semana de Navidad», expone Díaz, algo que puede relacionarse con las compras habituales de esas fechas. Debido a las restricciones de movilidad entre municipios, no hubo tanto tráfico en esos primeros días festivos del mes.

El informe de TomTom también recoge cuáles son las horas punta de la semana. En el caso de Santander, son los viernes de dos a tres de la tarde, que coincide con el momento en el que gran parte de los trabajadores terminan su horario laboral y con la salida de los colegios, lo que genera un pico que baja drásticamente a partir de las cuatro. Aunque la empresa de navegación también expone que los días entre semana hay saturación de once a doce de la mañana, ni el concejal ni el profesor le encuentran una explicación. Según los datos que recoge el departamento de Transportes de la UC, el embotellamiento se produce entre las 8.30 horas y las 9.00, cuando la mayoría de la gente está en la carretera desplazándose a su lugar de trabajo. Sin embargo entre las nueve y media y las doce, lo consideran 'hora valle', es decir, el momento más tranquilo de la mañana en las carreteras.

Cada día laborable, se realizan más de 130.000 viajes para entrar y salir de Santander. Gran parte de su tráfico «no es interno», explica Alonso, sino que procede de personas que llegan desde otros municipios, principalmente por razones laborales. «Son más de 70.000 vehículos privados los que vienen cada día». Por eso, las vías más saturadas son aquellas que se ubican en las entradas de la ciudad, como la S-10 y la S-20. Jerónimo Sáinz de la Maza es otra de las más conflictivas. Aunque no llega a los 500 metros de longitud, esta vía puede llegar a atascar a un autobús municipal más de 20 minutos por las mañanas ya que, además de ser una de las principales salidas de la ciudad, a este tráfico se juntan los coches y ambulancias que entran y salen del hospital de Valdecilla, ubicado en uno de sus laterales.

El túnel de Tetuán y las calles con colegios son otros de los puntos más saturados. Calles como General Dávila se convierten al mediodía en una carrera de obstáculos ya que muchos coches paran en segunda fila para recoger a los niños que salen de las clases. ¿y el Paseo Pereda? Desde que se destinó uno de sus tres carriles para el uso exclusivo de autobuses municipales, se generó un debate en torno al colapso que provoca en los otros dos. Para Alonso, la distribución actual es la más eficiente ya que «en cada bus van unas 60 o 70 personas que, si se desplazasen en coche, serían 20 o 30 vehículos más en la carretera, lo que generaría más retención. Se trata de mejorar el global de los usuarios. Desde El Sardinero al centro, gracias a este carril, se llega en siete minutos. Además, hay un aparcamiento disuasorio habilitado en El Sardinero que permite dejar el coche ahí e ir en autobús al centro». También cree que la existencia de este carril puede ser un incentivo para las personas que usualmente van en coche. «Si se tarda menos en bus, se animarán a usarlo», afirma el profesor.

¿Y cómo se puede despejar el tráfico de Santander? Para Alonso la clave está en los aparcamientos disuasorios, tanto en la capital cántabra como en otros municipios. Como muchos de los vehículos que se mueven por la ciudad corresponden a personas que se desplazan hasta ella para trabajar, la solución para bajar la densidad es fomentar otras formas de transporte. Además del que se plantea construir en La Marga, que permitirá dejar ahí miles de coches y que los usuarios usen autobuses lanzadera para llegar a las estaciones, Alonso considera una buena iniciativa colocar otros aparcamientos de este tipo en municipios cercanos cuyos habitantes se trasladen frecuentemente a Santander. Por ejemplo, si se instalan cerca de apeaderos de FEVE o se añaden buenas frecuencias de autobuses regionales, considera que muchos vecinos se animarán a desplazarse de esa manera en lugar de tirar del coche.