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Para que no ocurriera lo mismo que en el anterior sorteo de las VPO de El Alisal, en el que muchos de los asistentes tuvieron ... que esperar fuera del salón de actos del Palacio de Exposiciones porque no entraban, este viernes el Ayuntamiento de Santander preparó sillas, una televisión y altavoces para retransmitir el acto -en julio hubo que salir de la sala para cantar los números ganadores-. Pero nada de eso hizo falta. De hecho, ni siquiera se llenaron todos los asientos del salón, a pesar de que 10.872 personas optaban a las 92 viviendas protegidas que estaban en juego. Papel en mano y suerte echada, comenzaron a girar las bolas.
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Las viviendas que se sortearon este viernes, que forman parte de las 282 que promueve el Ayuntamiento en el Sector 1 de El Alisal, son las de los bloques cuatro (52 pisos) y cinco (40 pisos), ambos destinados únicamente a la venta, con viviendas de dos (135.000 euros) y tres habitaciones (150.000 euros). Todas ellas con plaza de garaje y un trastero vinculado. «Ganarlo sería dar una estabilidad económica a mis hijos», comentó María Eugenia Zapata antes de que comenzara el sorteo. Pero no tuvo suerte. Y a juzgar por las reacciones de las cerca de sesenta personas que acudieron al Palacio de Exposiciones, tampoco la tuvo el resto. Aun así, hay quien no pierde la esperanza de que el siguiente y último sorteo sea el suyo. Es el caso de Elba González, que anotó todos los números -su grupo es el 48- y que además los revisará más tarde, «por si las moscas». Ella vive junto a su hija y sus dos nietos en un piso «de menos de cuarenta metros cuadrados» en la calle Santa Lucía de Santander, por el que pagan casi 800 euros. Esto sería «una gran oportunidad». «La vivienda y la educación te hacen libres, lo demás viene por añadiduras».
Entre los participantes también se encontraba Carlos, uno de los supervivientes del incendio de La Albericia del pasado octubre. Acompañado por su hija Ainhoa, -su mujer Lines y él residen con ella desde entonces- este vecino siguió con atención y «esperanza» el sorteo. La gravedad de sus quemaduras lo llevaron a la Unidad de Quemados del Hospital de Cruces (Bilbao), donde estuvo cinco días en coma inducido y más de un mes ingresado. Ahora, en sus manos, aún quedan las secuelas de aquel suceso. «No ha habido suerte. Es verdad que veníamos con esperanza porque después de lo que les ocurrió a mis padres, que se quedaron sin nada...», cuenta su hija Ainhoa. «Estaremos en lista de espera, ojalá nos llamen... Y si no habrá que buscarse la vida».
La alcaldesa de Santander, Gema Igual, que acudió al sorteo y saludó a los participantes, explicó que las obras del primer bloque comenzarán «antes de que acabe» el mes de abril. «La vivienda es un pilar fundamental para que Santander se siga desarrollando porque nos permite fijar población en la ciudad o retener el talento pero también crecer en número de habitantes», añadió la regidora, que estuvo acompañada por Agustín Navarro, concejal de Fomento y Urbanismo.
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