«El techo se vino abajo nada más salir»

Santander ·
Los agentes de la Policía Local Alejandro Mayoral y Cristóbal Lera salvaron la vida a una mujer en el incendio del martes en una vivienda de Tetuán

Javier Gangoiti

Santander

Viernes, 23 de noviembre 2018, 07:10

Vieron a una mujer prácticamente entre las llamas, la sacaron de su vivienda y al instante sintieron el falso techo derrumbarse a sus espaldas. Luego, escucharon: «¡Falta el niño!». Y les faltó tiempo para enfrentarse de nuevo al fuego y la densa humareda. El martes, en apenas diez minutos, dos policías locales pasaron de patrullar en moto tranquilamente por las calles de la ciudad a enfrentarse a unas de las misiones más comprometidas de su carrera. Los agentes Cristóbal Lera y Alejandro Mayoral, de 32 y 31 años, respectivamente, se hallaban en el Paseo de Pereda y «de pronto, todo se convirtió en una película», dicen.

Estaban parados frente a un semáforo cuando una señora les alertó de un incendio en una vivienda de Tetuán. «Pusimos los rotativos, las sirenas y dimos la vuelta hacia allí», cuenta Mayoral.

No era la primera vez que los agentes se dirigían a un incendio. Sin embargo, el escenario que encontraron en las inmediaciones del número 37 de la calle Tetuán fue muy distinto al de otras ocasiones pues vieron a decenas de vecinos llorando en el exterior del edificio. «La angustia era mayor de la habitual. Nos dijeron que una madre y su hijo seguían dentro».

No esperaron. Subieron las escaleras, pero la puerta de la vivienda estaba cerrada. El tiempo se consumía. «A falta de herramientas, nos agarramos el uno al otro y empujamos fuerte contra la puerta. Le dimos en el sitio justo y la puerta cedió», todavía agradecen esa suerte. «Se rompió, pero la historia hubiera podido ser bien distinta», asume Mayoral. Y es que lo siguiente que recuerdan es una nube negra de humo saliendo de la vivienda.

Apenas se veía nada. «Solo existía una fuente de luz: las llamas», narra Mayoral. Múltiples lenguas de fuego asomaban desde la cocina, origen del incendio, hasta el pasillo central de la casa. «Vamos a ir reptando y avanzar cogidos de la mano», reproduce el agente. La maniobra era muy delicada. Al tiempo, gritaban los nombres de la mujer y el menor. Ninguna voz respondía al auxilio. «No se veía nada. Si nos separábamos corríamos el riesgo de perdernos y no poder salir», señala Lera.

De pronto, la figura de una mujer apareció al fondo del pasillo: «Estaba en estado de 'shock', inmóvil y bajo un techo de fuego». La agarraron y salieron de la casa en el momento justo. «Literalmente, en cuanto salimos el falso techo se vino abajo», rememora Mayoral. Pero los segundos más dramáticos del rescate estaban aún por llegar.

Fue al bajar las escaleras cuando la señora les dijo que el niño seguía en el interior «y el corazón nos dio un vuelco». Se adentraron de nuevo en aquel ambiente irrespirable para registrar la casa. «Llegó un momento en el que no podía respirar más», recuerda Lera, y cuando el agente se asomó a una ventana para tomar aire los vecinos le tranquilizaron con la mejor de las noticias: el niño estaba en el colegio. Los minutos más tensos habían pasado. Podían salir.

La mujer fue trasladada a Valdecilla debido a inhalación de grandes cantidades de humo. Por su parte, los colegas de la Policía Local condujeron al agente Lera, el más perjudicado por la humareda, al centro de salud. Todavía hoy los mensajes de felicitación inundan los móviles de ambos. «Estamos muy agradecidos a toda la gente que nos ha escrito». No es la única felicitación que les ha llegado en las últimas 72 horas. Los agentes también recibieron la llamada de la alcaldesa de Santander, Gema Igual: «Nos hizo ilusión, se preocupó por nosotros y nos dio la enhorabuena por el trabajo realizado».