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Falleció José María San Emeterio Ortega 'Josechu', el que fuera durante años y hasta su jubilación el propietario de la tienda de ultramarinos de mi barrio. Un supermercado situado en la calle Cervantes, en el centro de Santander, en el que se podía encontrar de ... todo y cuyos pedidos, que se hacían por teléfono generalmente, los llevaba hasta casa el propio Josechu, su mujer -Celia- o Fran, uno de sus hijos. Hombre cabal, de una educación exquisita y tan alto como buena persona, fue también uno de los hermanos destacados de la Cofradía del Descendimiento, en la que durante muchos años y hasta su fallecimiento el pasado viernes, día 14, a los 78 años, ocupó el cargo de tesorero.
Recuerdo a Josechu como un hombre fuerte, tanto ataviado con su hábito negro y la capa de color granate, a la entrada de la iglesia de San Francisco, antes de cada procesión de Semana Santa, como en la tienda, recogiendo y llevando pedidos, colocando estanterías o atendiendo a sus clientes. Su figura de nazareno imponía, así como la seriedad y esmero con el que se tomaba todo aquello cuanto hacía.
El padre de Josechu, Francisco, tuvo de 1932 a 1962 una tienda bar 'Casa Paco', en la esquina de la Plaza de La Leña y su madre, Mari, en Cervantes 22, una mercería. Ambos eran muy queridos en la zona.
Tras algunos cambios de ubicación, siempre en la misma calle y entre los números 22 y 24, al volver del servicio militar, Josechu, hijo único, empezó a trabajar en la tienda familiar 'Alimentación Casa Paco', en concreto de 1983 a 2006. Junto a su esposa, Celia -55 años de matrimonio-, pronto se labró una gran clientela, manteniendo en alza 75 años de historia de una saga trabajadora y apreciada por todos. En ese periodo de tiempo fue uno de los fundadores de la cooperativa Alcosant, dedicada a la distribución de detallistas. Por éste motivo se le designó la función de tesorero de la Cofradía del Descendimiento, perteneciente al gremio de la alimentación.
Entre los cofrades destacó por su apoyo moral en los momentos más difíciles, aquellos en los que faltó por fallecimiento alguno de los hermanos mayores. Fue también quien comenzó a dar protagonismo a los jóvenes del Descendimiento y el que permitió la entrada de alguno de ellos a los cargos directivos.
A Josechu nunca le oí hablar mal de nadie, ni ser expendedor esos rumores y 'cotilleos' típicos de los barrios. En el edificio de la calle La Enseñanza en el que vivió destacan su labor al frente, durante años, de la jefatura de escalera y su implicación en todo lo relacionado con el bienestar de todos.
Su mujer y sus hijos, Celia, Fran e Isabel, pueden admirar y deben presumir de una gran persona y un padre ejemplar. Descanse en Paz.
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