Secciones
Servicios
Destacamos
Hay tensión entre Miguel Saro, el concejal de Unidas por Santander (UxS) en el Ayuntamiento, y el resto de su coalición. El edil se vio obligado el pasado viernes a rendir cuentas de su actividad en asamblea (él pertenece a IU, que se agregó ... en las últimas elecciones a Podemos, Santander Sí Puede y Equo para presentar una candidatura única) porque los coaligados no se sentían «lo suficientemente informados» de su gestión en estos primeros compases de la legislatura. Previamente, le habían acusado por escrito de haberse colocado «en la cúspide de una estructura vertical», lo que no encaja con la forma «más colaborativa» con la que aspiran a trabajar los demás.
Saro envió en agosto a sus socios un informe por escrito detallando sus actuaciones desde junio, pero sus compañeros de viaje le exigieron un balance ante una asamblea que, según los acuerdos a que llegaron a la hora de aliarse, es el máximo órgano decisorio, explicó Lydia Alegría, secretaria general de Podemos Santander y número dos de la lista en UxS. En el punto de mira estuvo, básicamente, el proceso impulsado por el concejal para contratar al personal que ayudará en el grupo municipal.
«No sabíamos de primera mano cómo se estaba llevando a cabo», señaló Alegría, que ayer quitó hierro al asunto. Pero lo cierto es que antes de la cita, varios miembros de la asamblea y Saro se cruzaron unos correos electrónicos repletos de quejas y acusaciones sobre la forma de proceder de unos y otros. En Podemos y Santander Sí Puede no gusta la autonomía con que se desenvuelve su único cargo electo en la ciudad, mientras que el edil reivindica su derecho a tomar decisiones. Más, si éstas tienen que ver con quienes serán sus más estrechos colaboradores, por lo que recordó a sus socios que los reglamentos municipales dictan que los concejales son quienes contratan «al personal de su confianza».
Que habría roces en el seno de la coalición era barruntable desde que, en mayo, los resultados en las urnas fueron un jarro de agua fría para Unidas por Santander, que no vio cumplida su expectativa electoral. En 2015, la izquierda más a la izquierda había conseguido sentar a tres concejales en el Ayuntamiento (uno de IU y dos más de la marca municipalista Ganemos Santander Sí Puede). Esto animó a este ala de la izquierda a hacer frente común, pero la conclusión fue justo la contraria a la perseguida: se quedaron con un único representante, Miguel Saro, cuya imagen está ligada a Izquierda Unida, partido al que representa desde hace varios años.
Esto ha llevado al resto de la confluencia (sobre todo a Podemos) a querer controlar su labor como concejal y, tras difundir él un dossier con su actividad, le respondieron con dureza. Le criticaron que sólo ha dado información de las mociones presentadas «una vez registradas», les «indignó» cómo se eligió a los representantes en las empresas públicas locales y les ha parecido «desafortunado» que las primeras mociones apoyadas por su cargo electo no fueran propuestas «que redunden en la ciudadanía».
Saro les contestó sin paños calientes: «Parece que la secretaria general de Podemos Santander aspira a decidir las prioridades de este concejal», puso por escrito. Y advirtió: «Si algún partido decide reventar el acuerdo de coalición, deberá asumir las últimas consecuencias de su decisión».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.