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Más de cuatro meses después de que se paralizara la construcción de las polémicas escolleras para estabilizar el sistema de playas de La Magdalena, Los Peligros y Bikini, el pasado jueves el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, apuntó dos salidas para terminar con la incertidumbre ... que rodea el proyecto, sustentadas ambas en el informe técnico del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex).
La primera consiste en seguir adelante con la construcción de los dos muros, en ningún caso dejar uno solo, como sucede en la actualidad, porque esto deja a las playas en situación de «inestabilidad». Actuar para que se garantice el futuro del sistema de playas que «está ciertamente en riesgo» y habilitar un segundo espigón en Los Peligros. Una opción que abre la puerta a retomar las obras, que se pusieron en marcha en enero de 2018 y se paralizaron en septiembre tras la presión de la plataforma Salvar La Magdalena -que ha reclamado que se declare la ensenada 'paisaje cultural'- y una petición expresa del Parlamento de Cantabria, que respaldaron todos los partidos políticos salvo el PP y que fue atendida por el Ministerio para la Transición Ecológica.
La segunda solución sería desmantelar el dique ya construido en La Magdalena. Pero en este caso, si se quieren mantener los anchos de los arenales de las últimas décadas, se deberían retomar las aportaciones de arena que realizaba anualmente la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar. Un rellenado que, según explicita el informe del Cedex, «no es sostenible en el tiempo», tanto por motivos medioambientales como económicos. De hecho, las escolleras se planificaron para acabar con los aportes anuales de arena que se veía obligada a hacer la Demarcación de Costas, dependiente del citado ministerio.
Morán invitó al Ayuntamiento de Santander (PP) y al Gobierno de Cantabria (PRC-PSOE) a ponerse de acuerdo y los emplazó a dar una respuesta en el plazo de diez días para tomar una decisión. El Consistorio se mantiene firme en su idea de que los diques se acaben. No contempla otra posibilidad. Y más después del informe del Cedex. Por su parte, el Ejecutivo no ha expresado aún su opinión. No lo hará hasta que todos los departamentos implicados estudien el informe y saquen sus conclusiones.
En este impás, Pedro Casares, secretario general del PSOE en Santander y candidato a la Alcaldía en las próximas elecciones, ha introducido una tercera opción en la polémica de los espigones de La Magdalena. Frente al debate 'diques sí-diques no', ha propuesto como alternativa la construcción de arrecifes submarinos, como bolsas de arena, que sirvan «para rellenar periódicamente las playas». Defiende que hay que buscar «una solución de futuro» y que eso pasa, «irremediablemente», «por mantener la sostenibilidad medioambiental y paisajística» de la zona que ocupan estos arenales en la Bahía santanderina.
La que propone Casares ahora puede implementarse de dos formas: con barreras naturales o artificiales que, al ir bajo el mar, no provocan en cualquier caso ningún impacto visual sobre el paisaje. La solución de las bolsas de arena que citó se basa en un sistema de tubos textiles submarinos rellenos de arena que se disponen en paralelo con el litoral. Su uso permite proteger el medio ambiente terrestre, fortalecer la barrera costera y mitigar el oleaje, lo que frena la pérdida de arena por el embiste de las olas. Allí donde están instaladas -hay ejemplos en los Países Bajos, Francia y distintas playas del Mediterráneo-, las estructuras han experimentado repetidos episodios de mal tiempo y han demostrado su eficacia y resistencia. Y una vez superados la época de temporales, se libera la arena incluida en las gigantescas bolsas submarinas para rellenar las pérdidas que hayan podido sufrir las playas. En definitiva, una solución de protección de la línea de costa eficiente y respetuosa con el medio ambiente, que tiene además una sencilla y rápida instalación y un bajo coste económico.
Casares considera una «precipitación» iniciar ahora la construcción de un segundo espigón y pide que se tome en consideración esta tercera vía. En cualquier caso, dice que la solución política que se tome debe representar «a la mayoría de la ciudadanía», por lo que estima oportuno «escuchar a los santanderinos y que participen y decidan el futuro de las playas». El también profesor de Economía de la Universidad de Cantabria asegura que el PSOE se mantiene en la misma postura que ha defendido «siempre», que es «sensata y coherente»: primero «buscar el consenso entre todos» y, después, habilitar una fórmula que «garantice la sostenibilidad de las playas y algo más importante, del entorno y del conjunto de la bahía de Santander».
Mientras se decide qué hacer con las escolleras de La Magdalena, el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IH) acogerá el martes una reunión en la que se debatirá sobre el futuro de la Bahía de Santander a la cual pertenecen. Asistirán representantes del Gobierno regional, de Demarcación de Costas, de la Autoridad Portuaria de Santander y de los ayuntamientos de Ribamontán al Mar, Marina de Cudeyo, Camargo, El Astillero y Santander. En la cita, los científicos del IH que llevan años estudiando la evolución medioambiental de la bahía, de las costas que la enmarcan y del arenal del Puntal, que sufre un paulatino y constante retroceso, presentarán un borrador sobre las actuaciones ya realizadas y las que recomiendan ejecutar a lo largo de los próximos años, documento que será la base del Plan de Gestión Integrada de la Bahía de Santander.
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