La terraza-mirador del Palacio, lista en otoño

Las obras entraron en una nueva fase al inicio del presente año dentro de una intervención que se considera peculiar por la propia identidad arquitectónica del inmueble inaugurado en los años 90. Tanto desde los firmantes del proyecto como desde la empresa que ejecuta los trabajos se ha subrayado siempre de manera coincidente la «complejidad de la actuación en las torres del edificio, equivalente a doce pisos, y con una sección muy singular».

Hay que recordar que la actuación es doble con el fin de permitir acceder a la terraza en voladizo, en la fachada encima del escenario de la Sala Argenta y, por otro lado, a las dos torres que miran desde Gamazo a la ciudad y la bahía. En un principio el final de las obras se fijó en torno al último tramo del verano, pero la estimación apunta que no será antes de octubre cuando las dos actuaciones alcancen su final. A partir de ahí se desvelará la hoja de ruta hasta su apertura al público.

En los próximos años, Santander contará desde Gamazo hasta la zona de la Catedral con varios proyectos similares abiertos a la ciudadanía: es el caso de la terraza del futuro Faro Santander, el antiguo inmueble del Banco en el Paseo de Pereda, actualmente en obras; y de la cubierta del Banco de España en Farolas, edificio que albergará el centro asociado Reina Sofía-Archivo Lafuente. Todos ellos se sumarán al Centro Botín, que desde su apertura mantiene abierta al visitante la cubierta sobre el pachinko.

La transformación de la terraza y las torres del Palacio de Festivales responde a un proyecto del estudio de arquitectos Eduardo y Gabriel Fernández-Abascal, mientras que SIEC es la empresa adjudicataria. Los dos niveles diferentes del proyecto se centran en el trapecio de cristal situado tras el escenario concebido como un espacio multifuncional para albergar diferentes actividades. El segundo se sitúa en las dos torres desde donde se podrá contemplar una visión de 360º sobre el paisaje inmediato y el entorno de la ciudad. Esta obra completará los usos del edificio diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oiza, que en 2021 celebró su trigésimo aniversario.

En la actualidad, se abordan tareas de demolición de solados, forjados y aperturas de huecos en muros de hormigón para el paso de instalaciones de climatización en el vestíbulo oeste. Y se ha procedido a la apertura de un hueco en la fachada para comenzar a instalar la carpintería metálica. Antes del verano, se procederá a la retirada de las escaleras metálicas internas de las torres exteriores y continuarán los trabajos de demoliciones internas.

Los trabajos de análisis y ensayos sobre la estructura existente e instalación de medios auxiliares coparon los primeros pasos, seguidos por la implantación de una grúa de 45 metros de altura con el fin de alcanzar las dos torres. En paralelo, se ejecutaron las obras de acondicionamiento del acceso inferior-corredor Gamazo para tránsito del personal de las obras «con retirada y desmontaje de tabiquería, techos y divisiones de carpintería de aluminio». Además, se han efectuado unidades de retirada de las instalaciones de protección de incendios, climatización y electricidades previstas en el proyecto. Según se informa desde la empresa, otros trabajos han consistido en la ejecución de demoliciones correspondientes a la sala de maniobras de los medios de elevación del lado oeste, incluso se ha procedido «al desmontaje, despiece y traslado a vertedero de los dos ascensores internos originales del edificio, junto con los trabajos de fontanería para la nueva acometida de agua de los futuros baños y aseos que darán servicio a la terraza». La instalación de la nueva red de protección contra incendios ha dado paso a la conexión del nuevo sistema de control y puesta en funcionamiento «con resultado satisfactorio».

Las obras están sujetas a las condiciones meteorológicas, especialmente el viento, y al hecho de que en los meses de julio y agosto la actividad escénica abierta al público será intensa (el Encuentro de Música y Academia y el FIS). No obstante, desde el Gobierno se habla de una hoja de ruta afrontada con «los ritmos establecidos», aunque precisamente «marcados por la actividad y programación del Palacio de Festivales, que «en ningún momento se ha visto interrumpida por la ejecución de este proyecto».