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Todos luchamos por ellos, por los títulos. Al fin y al cabo, son reconocimientos públicos y signos de identificación social, académica o deportiva que en general se obtienen a pulso de trabajo y constancia. Hay títulos, como el que Carmen Martínez-Bordiú requiere del Ministerio ... de Justicia, que no están relacionados con ese mérito que proporciona el esfuerzo, porque lo de ser duquesa sigue siendo un goloso lucimiento que no necesita preparación alguna. Pero el resto de títulos, los que son ajenos a la herencia, corren peligro de estar amenazados por esa picaresca tan española de burlar lo correcto por el camino del engaño y del fraude. Todos conocemos esos casos de políticos y políticas que se equivocan a la hora de redactar sus currículos o bien falsifican notas o trabajos para que en sus expedientes aparezca lo que no fueron capaces de conseguir por las buenas. Incluso descubro ahora, después de haberme devanado los sesos con mi doctorado, que existen empresas y particulares que por unos 10 ó 12 euros por página, te hacen un trabajo de máster que ni pintado. Aunque para los más remisos a soltar el céntimo, también está la opción de copiar al prójimo. Que se lo digan a Miguel Ángel Sánchez, en su día director de la UNED en Cantabria, que vio cómo gran parte de su tesis doctoral obtuvo una elevada calificación en dos ocasiones: una, con su nombre, y la otra, con el nombre de un tramposo que es mejor olvidar.

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eldiariomontanes Títulos y picaresca