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El edificio del antiguo Banco Mercantil, ubicado en la calle Hernán Cortés, ya tiene colocados tres de los cuatro torreones que vigilan Santander desde lo ... alto. Es decir, ya solo falta uno. En concreto en la parte trasera, el que da a la esquina donde corta la calle Del Medio con Marcelino Sanz de Sautuola. No obstante, la cuenta atrás para subirlo terminará pronto, este mismo domingo. A lo largo de la jornada volverán a estar en su sitio las cuatro piezas de 6 metros de altura y 20 toneladas cada una. Si ahora toca subirlas, es porque primero se bajaron. La actuación contraria se llevó a cabo en agosto del año pasado, de madrugada. A grandes rasgos consistió en asegurar la pieza, desmontarla y apoyarla en el suelo. Pero debido a su peso y su gran valor, los operarios tuvieron que avanzar con pies de plomo para garantizar que el desmontaje se produjera sin incidentes.
Estas operaciones de ida y vuelta forman parte de la reforma del edificio, incluida en el Proyecto Pereda, el plan que contempla la remodelación de la sede central de Banco Santander para trasladar allí con carácter permanente la Colección de Arte de la entidad y que incluye también la remodelación integral de la antigua sede de Banesto. Una ambiciosa actuación, que conllevará una inversión de 85 millones de euros y generará alrededor de 2.000 puestos de trabajo. La intervención, a cargo de Cruz y Ortiz Arquitectos, prioriza la recuperación de aquellos elementos de interés arquitectónico del edificio, tomando como referencia el diseño original, que data de 1900. De ahí el descenso con sumo cuidado de los elementos más singulares de la fachada.
El resto de las actuaciones avanzan al ritmo marcado, aunque la estampa en esas vías de la capital cántabra se mantenga como hasta ahora. En concreto son los andamios los encargados de delatar la presencia de las obras. Hay que caminar esquivándolos desde la calle Ataúlfo Argenta. Hay otro detalle. También los negocios que se vieron obligados a cambiar su ubicación debido a las actuaciones, continúan a día de hoy en ese nuevo emplazamiento. Son tres. Por un lado, el puesto de la ONCE, que sigue en la plaza de Pombo, frente a Fotografía Zubieta. También se encuentran en otra zona las mesas de la terraza del bar Luzmela, que ocupan parte de la calle Hernán Cortés, ahora cortada al tráfico en ese tramo. El último establecimiento que fue necesario trasladar fue el quiosco de Estefanía Moreno. Antes estaba ubicado en la plaza que daba entrada al antiguo Banco Mercantil, pero desde hace más de un año atiende a sus clientes en la plaza del Príncipe, junto a la Porticada.
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