Transición Ecológica adjudica el proyecto para la retirada del espigón de La Magdalena

La ganadora del concurso público es la empresa gallega Acadar Ingeniería y Consultoría, la única que ha participado en el proceso. El Ministerio sacó los pliegos a principios de julio con un presupuesto máximo de 18.400 euros y el día 21 de ese mes tan solo esta compañía, contratista habitual del área de Costas, había mostrado interés. Ahora, tendrá un plazo de hasta nueve meses para la elaboración del plan, que también debe incluir el preceptivo estudio de impacto ambiental. Una vez que esté acabada todo esa labor previa de despacho, habrá que adjudicar los trabajos como tal -aquí todavía no hay un cálculo de los costes- y las máquinas podrán empezar a funcionar sobre el terreno.

Los tiempos de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, que supervisa el proceso, no son del todo claros. La pasada semana, su máximo responsable, Hugo Morán, explicaba durante una visita a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que la redacción del proyecto es «relativamente sencilla». Por lo tanto, el plazo para su ejecución debería ser «corto» y no «dilatarse en el tiempo», si bien no descartaba sorpresas o retrasos en el informe del estudio de impacto ambiental. «Las tramitaciones ambientales se sabe cómo empiezan pero nunca se sabe cómo acaban», matizó. Por las características de la actuación, Medio Ambiente entiende que en este caso concreto el procedimiento administrativo no tiene por qué ser «excesivamente largo».

Es decir, que prefirió no dar fechas concretas. Por ahora, la única aproximación es la que aportó el diputado nacional del PSOE, Pedro Casares: a lo largo de 2022 arrancará el desmantelamiento del espigón para devolver la playa a su estado original.

La construcción de dos diques en las playas de La Magdalena y Los Peligros -este segundo es el que no llegó a levantarse- tenía como fin conseguir la estabilización de la arena y acabar con los rellenos periódicos que hasta el comienzo de la obra venían produciéndose para mantener en condiciones dignas para el baño esta zona del litoral de Santander. Una vez confirmado que los espigones no tienen futuro, ahora la incógnita es conocer cómo se garantizará este objetivo. Lo que parece seguro es que, si vuelven los rellenos, Transición Ecológica no está dispuesta a costearlos.

Desde su inicio, la obra de las escolleras ha estado rodeada de polémica. El Gobierno central, tras la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia, paralizó en junio de 2018 la obra a raíz de las movilizaciones ciudadanas y las peticiones del Parlamento regional y del Ayuntamiento de Santander. La capital, que siempre había defendido la creación de los diques para impedir la pérdida constante de arena, cambió de postura como consecuencia del pacto de gobierno entre PP y Cs. Los detractores de los diques no son los únicos que se han manifestado para pedir su retirada. En los últimos meses también ha nacido un movimiento ciudadano de defensores del proyecto, que aboga por su reanudación con la construcción de la segunda escollera.